«La noche en la ciudad es oscura, excepto por el brillo de los misiles; silenciosa, excepto por el sonido del bombardeo; aterradora, excepto por la promesa tranquilizadora de la oración; negra, excepto por la luz de los mártires. Buenas noches». Heba Abu Nada, poeta palestina asesinada en Gaza el 19-10-2023.
El Gobierno de Israel -cuyo eje es Netanyahu- está ebrio de despotismo y odio, y eso es lo que alimenta en parte a la sociedad israelí, sedienta de sangre. “La masacre de Gaza” que sigue multiplicándose sin horizonte de solución, a pesar de la tregua parcial y del intercambio de rehenes, fue rota el 1° de diciembre por Israel reanudando los bombardeos y asesinando a 176 palestinos +… ¡van más de 20.000 muertos [Día 76] y la Franja de Gaza está destruida! El nuevo componente de la muerte en la Franja es el hambre generalizada como herramienta de guerra de Israel.
La sangre es una necesidad insaciable para el gobierno sionista y la ultraderecha israelí y a pesar de no tener una perspectiva política por fuera de la militar, siguen abonando el camino para una derrota concluyente de Israel ante esta abusiva y asombrosa masacre.
Esta situación nos obliga a preguntarnos sobre el derecho de Israel a definirse como democracia, a Netanyahu y sus aliados a continuar la masacre para “exterminar a Hamás” según la justificación de venganza, lo cual hace más difícil cualquier prospectiva y salida al conflicto.
Un régimen de ocupación no puede ser democrático; es imposible. Al fin y al cabo, la democracia surge de la honda convicción de que todos los seres humanos pueden ser “iguales” y está mal negar a una persona el derecho a determinar su propio destino, cuando se le niega además a toda la población originaria, por métodos perversos como la limpieza étnica, el apartheid y la masacre indiscriminada.
¿Como definimos y bajo que parámetros decimos que un estado es democrático? No voy a presentar argumentos académicos ni teóricos sobre la democracia en Occidente e Israel, la mas desprestigiada y manoseada de las categorías políticas que se usan a diario para clasificar un estado; donde el solo hecho de que haya sufragio electoral, lo amerita en el cuadro de honor (o de horror) de las democracias tipo occidental, según esa clasificación.
Desarrollaré algunos de los ejes más significantes e irritativos de la composición de la sociedad judía, el estado sionista con Netanyahu a la cabeza y las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI), todo enmarcado en el peso de un mundo occidental en decadencia y en el que su sombra no logra cobijar las atrocidades de su hijo putativo.
Estos elementos nos permitirán ver con mayor claridad porqué Israel está perdiendo su propia guerra atrapado en la musculosidad militar y la ausencia de política, lo que lo convierte en un adversario prepotente, fatal y necio, sin estrategia ni contexto histórico.
La mentira como instrumento de guerra
La prensa independiente acusa al Gobierno de Israel de «crear objetivos imaginarios para crear una victoria imaginaria», como las declaraciones falsas de Netanyahu sobre que sus tropas estaban rodeando la casa del líder de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar. Posteriormente fueron matizadas por las propias FDI. Y esa falsa noticia le permitió a Israel justificar la política de tierra arrasada contra la población civil de Jan Yunis, al sur de la Franja.
Anteriormente había declarado que Hamás tenía su cuartel en el Hospital Al Shifa y también en el Hospital al-Ahli para justificar sus bombardeos contra instituciones protegidas por las leyes internacionales.
Día a día conocemos más de la verdad y la mentira, en esta otra guerra en la que Israel se consideraba vencedor.
Sabemos desde siempre, pero Kapuściński, el gran corresponsal de guerra en África lo enfatizó expresando, que la primera víctima de una guerra es la verdad y a fe que Israel es especialista en mentir para justificar, pero además para adulterar la realidad a su favor. Netanyahu aprendió del rey universal de la mentira Donal Trump, que hay que mentir siempre porque algo se gana, y se crea desconfianza.
A esta altura de la pesadilla, al día 65, también han muerto 63 periodistas de diferentes nacionalidades bajo el fuego sionista en Palestina, pero no lograrán callar la verdad, no dejaremos de conocer el tipo de asesinos y asesinatos que están cometiendo los hijos de la Torá.
Ayat al Khadoura ha sido una de las caras visibles de los periodistas palestinos que viven y cubren la franja de Gaza. En el primer mes de bombardeos estuvo denunciando el uso de bombas de fósforo y termobáricas por parte de Israel en Beit Lahia, al norte de la franja. En su última grabación, informó que el ejército israelí había intensificado el bombardeo sobre su ciudad. Al Khadoura relató conmocionada: «La situación es extremadamente aterradora y lo que está pasando es muy difícil». A los 20 minutos su casa y ella quedaron piedrizadas por un bombazo israelí. También la periodista Alaa Taher al Hasanat murió de igual manera en la ciudad de Gaza. Son solo dos casos de las mujeres y hombres periodistas víctimas del asedio israelí.
Las imágenes tan contrastantes del periodismo en Gaza nos exigen una verificación más refinada de los hechos. Dos ejemplos nos tiñen el paisaje de la prensa en la guerra israelí contra los palestinos:
Por un lado, se vio al periodista de la televisión palestina Salman al-Bashir, profundamente afligido por la noticia de la muerte de su colega Mohammad Abu Hatab, quien había estado al aire hacía 30 minutos. Cuando regresó a casa, Hatab y once miembros de su familia habían muerto en un ataque aéreo israelí.
Al-Bashir expresó llorando: “Ya no podemos más. Estamos agotados, somos aquí víctimas y mártires esperando nuestra muerte, estamos uno tras otro y a nadie le importamos nosotros, ni la catástrofe a gran escala y el crimen en Gaza”. Además, el Sindicato de Periodistas Palestinos informó que hasta 50 medios de comunicación de Gaza han sido parcial o totalmente destruidos por ataques aéreos israelíes desde el 7 de octubre.
Paralelamente se han visto imágenes de CNN, cuidadosamente coreografiadas y seleccionadas, siguiendo la operación terrestre del ejército israelí en Gaza. Nos dijeron que CNN estaba “integrada” con ellos. Como condición para ingresar a Gaza con apoyo aéreo israelí, los medios de comunicación deben «presentar todos los materiales y filmaciones al ejército israelí para su revisión antes de su publicación». CNN y la NBC habían aceptado esos términos. (https://www.aljazeera.com/opinions/2023/12/8/the-newsroom-has-become-a-battleground-in-israels-war-on-gaza).
Ningún israelí ha conocido a través de sus medios de comunicación -altamente censurados y controlados- ni una parte mínima de los bombardeos y la destrucción de Gaza, por lo tanto, no son conocedores directos del infernal genocidio llevado a cabo por su gobierno y su ejército.
Ante ese panorama es lógico preguntarnos ¿Y la libertad de expresión y la verdad de los hechos? Pues esa verificación refinada es la que debemos realizar meticulosamente pues así trabaja la gran mayoría de la maquinaria mediática de Occidente que nos llega, acompañados por la trivialidad, la posibilidad o la confusión de las redes sociales. Abyectos a sus gobiernos y lame glúteos de las multinacionales de la opinión, ese es el común denominador de los medios occidentales. CNN y NBC no son una excepción, son la regla.
Si mueren los periodistas que cubren desde adentro del conflicto ¿quién podrá decirnos lo que está pasando?, es la pregunta. Pues habrá mas periodistas, luchadores y personas valientes que nos seguirán mostrando la inmundicia de guerra que padecen los palestinos por fuera del complejo comunicacional-militar occidental. Debemos apoyarnos y apoyar a los periodistas y analistas que ponen en primer lugar el punto de vista de los pueblos oprimidos y vejados como el palestino, y señalan y desenmascaran a los Estados y los ejércitos que ocupan y masacran.
En toda Asia hay una necesidad real de ver la realidad de los acontecimientos en esta ofensiva occidental por exterminar a los palestinos y robar el reducido territorio que aun mantienen con su presencia. Hasta en el propio Israel tenemos fuentes e información de judíos antisionistas que enfrentan la difícil condición de luchar al interior del monstruo. Y en todo Oriente Medio, EEUU y Europa hay quienes luchan por un periodismo independiente y la responsabilidad de todos estos periodistas es permitir y asegurar una información veraz, desde el terreno: Al Jazeera, Middle East Eye, Al Liwaa, Al Mayadeen, Rebelión, Globetrotter, The Cradle, The Conversation, Counterpunch, medios de comunicación en Ramala: Palestine Broadcasting Corporation (PBC), Al Arabia TV, Nisaa FM, Ajyal Radio Network y la redacción del diario Al-Ayyam. Y cientos más.
Ejemplos hay miles, pero poco visibles en Occidente. El 8 de diciembre se filtró por parte de Ynet -uno de los portales de noticias más conocidos de Israel- los detalles de la reunión de los exrehenes liberados y sus familiares, que se quejaban ante Netanyahu por los ataques aéreos israelíes contra la Franja de Gaza: “Experimenté el cautiverio y entiendo sus dificultades. Cada día en cautiverio fue extremadamente desafiante. Estábamos en túneles, aterrorizados de que no fuera Hamás, sino Israel el que nos matara, y luego dirían que Hamás te mató. Por lo tanto, insto encarecidamente a que el intercambio de prisioneros comience lo antes posible y que todos regresen a sus hogares. No debería haber jerarquía. Todos son igual de importantes”. Las alegaciones en cuestión fueron también publicadas por CNN en una noticia titulada “El audio filtrado de una acalorada reunión revela la furia de los rehenes contra Netanyahu”.
El propio Israel empezó a aceptar por goteo, que lo afirmado inicialmente de que Hamás hubiese matado a 1.400 israelíes el 7 de octubre no era cierto, incluidos soldados, policías y civiles. Luego revisaron la cuenta a 1.200. El portavoz israelí Mark Regev reconoció que 200 de las presuntas víctimas eran combatientes de Hamás o palestinos cuyos cuerpos fueron quemados tan gravemente que las autoridades israelíes no pudieron identificarlos inicialmente y asumieron que eran israelíes. Fueron muertos que quedaron incinerados por los disparos de tanques israelíes, pues Hamás los tenía como rehenes. Esta comprobación de que hubo muertos israelíes por fuego amigo y por la directiva Aníbal está llevando a muchos familiares a solicitar autopsias de los cadáveres, pues así se conocerá la procedencia real de las balas asesinas.
El ejército israelí finalmente admitió que había matado a sus propios civiles el 7 de octubre «en cantidades inmensas y complejas». Dadas las grandes cifras, añadió con una evidente falta de lógica: “No sería moralmente sensato investigar estos incidentes” (sic). (Yoav Zitun) (https://www.ynetnews.com/article/rkjqoobip)
La imagen real diferente a la oficial de los hechos del 7-O se ha ido reconfigurando constantemente, impulsada por los testimonios de sobrevivientes y funcionarios israelíes, así como por los informes de los periodistas del mundo en el Levante, algunos israelíes y un vocero de Hamás.
Eso significa que la mayoría de los medios de comunicación no son reporteros profesionales, son los perros de guardia del imperialismo occidental, que en este caso han sido reclutados por Israel como sus animadores e influencers de guerra.
Acá reside uno de los grandes cambios producidos en esta detestable guerra: el Gobierno y las FDI han dejado de tener por primera vez en mucho tiempo la exclusividad del relato, el monopolio de la “verdad”. Están siendo confrontados minuto a minuto y eso les ha desajustado su “guión” habitual. Se contradicen a menudo y balbucean justificaciones cínicas cuando explican el fuego amigo o el porqué de los bombardeos masivos contra la población civil.
La brutalidad en Gaza y el fogueo de las redes sociales actuales han roto el monopolio de los medios occidentales y la narrativa israelí, permitiendo el posicionamiento de una versión palestina paralela y socavando la teoría de la invencibilidad de Israel.
Muchas estrellas en este complejo proceso está perdiendo Israel. Pero la primera guerra que ha perdido es la de la verdad, ha quedado al descubierto su máquina de mentiras y falsedades que emiten por doquier. El portavoz de prensa de las FDI, Daniel Hagari, también de Netanyahu nos hace recordar las nefastas frases de Goebbels, el ideólogo de la comunicación nazi que llevó la propaganda política y la manipulación hasta unos límites solo superados hoy por el modelo sionista y su imagen actualizada.
*Carlos García Tobón, analista internacional con énfasis en China y Asia Central. Estudia la vieja y Nueva Ruta de la Seda, y el conflicto palestino-israelí.
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