Gracias a los bondadosos y desinteresados «esfuerzos», que el gobierno del «presidente de la guerra» (como se autocalifica George W. Bush) hace para combatir el terrorismo, el gasto mundial en armamento aumentó el año pasado hasta 1,05 billones de dólares, como consecuencia del drástico incremento que hizo Estados Unidos. Lo anterior se desprende de un […]
Gracias a los bondadosos y desinteresados «esfuerzos», que el gobierno del «presidente de la guerra» (como se autocalifica George W. Bush) hace para combatir el terrorismo, el gasto mundial en armamento aumentó el año pasado hasta 1,05 billones de dólares, como consecuencia del drástico incremento que hizo Estados Unidos.
Lo anterior se desprende de un informe rubricado por el Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz (Sipri), según consta en una nota de prensa adjudicada a la agencia DPA, de fecha 08 de junio de 2005 y que los medios privados venezolanos pasaron por debajo de la mesa, en momentos en que Estados Unidos finaliza su participación en la XXXIV Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), con una contundente derrota en su intento de imponer un ente para «monitorear» las democracias del hemisferio y de querer aislar al gobierno bolivariano… otra iniciativa intervencionista que se le queda en el tintero a Roger Noriega.
Éste organismo internacional, en su informe anual de 2004 sobre «Armamentos, Desarme y Seguridad Internacional»; señaló a Estados Unidos de ser el responsable de casi la mitad del gasto mundial en armas.
Y no es de extrañar que el Sipri haga un señalamiento de este calibre y sea tan directo con el gobierno de Washington ya que este gasto militar, representa una amenaza para cualquiera que contraríe la voluntad de los Halcones de la Casa Blanca.
¿Razones para aumentar el gasto? Las que a Estados Unidos se le antoje. Si ve, por ejemplo, «amenazas potenciales» en la compra de pistolas para la policía de las Micronesias. Si una «guerra preventiva» los impulsa a buscar a terroristas que jamás aparecen o armas de destrucción masiva que se esfumaron bajo el humo de los incendios de una ciudad… es decir todo se vale, como en la guerra y en el amor.
Aunque suene a doble moral, a doble discurso, esto siempre será obviado por la maquinaria mediática del imperio y presentado como la razonable posición del gobierno de la nación del norte. Al fin y al cabo todo queda sellado, incluso las violaciones a las leyes internacionales, cuando «Dios bendice a los Estados Unidos»
Pero volviendo al informe los gastos militares, prácticamente, se ubican en una cifra similar a los niveles que se registraron en tiempos de la Guerra Fría.
Sólo un dato
La inversión en armamento por parte del gobierno estadounidense, contrasta diametralmente con sus constantes llamados al desarme de los países más débiles e incluso, con su fracasado intento por desmilitarizar a los países latinoamericanos como planteó la momificada propuesta de un Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA).
Aún así, una cosa no tiene nada que ver con la otra en la lógica del imperio y si ellos llaman al desarme quiere decir que, en igual proporción a lo que aspiran, se están rearmando ellos ¿Una muestra? La Sipri señala que las partidas adicionales del presupuesto estadounidense para la «guerra contra el terrorismo» superan, con 238 mil millones de dólares, toda la inversión militar -en conjunto- de África, Latinoamérica y Asia (en el período 2003 – 2005).
La desechada nota de prensa de la DPA citó a la directora del organismo internacional, Alyson J.K. Bailes, quién señaló que «Estados Unidos tiene hoy todos los aspectos posibles de un claro predominio. Sin embargo, los resultados obtenidos en Irak sin apoyo institucional son limitados y Estados Unidos sufre como consecuencia enormes costos».
Costo el de la invasión a Irak, no sólo monetario sino también humano y que la maquinaria mediática del imperio acabó como el final de la serie «friend’s». Se acabó el teatro pero la realidad indica que los invasores están muy lejos de dominar a los iraquíes.
Los pueblos de América del Sur no podemos bajar la guardia ante los «gestos amables» de los halcones de la Casa Blanca en sus intentos por conquistar los corazón de nuestros compatriotas, al fracasar el ALCA, al no poder seguir inyectando dólares al Plan Colombia, ante el debilitamiento de sus planes de expansión militar en el continente, la organización popular está llamada a fortalecer la conciencia y la integración… sólo unidos podremos hacer valer nuestra voluntad de ser países libres.