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Busca poner de rodillas a países no sumisos a sus intereses

La nueva política de defensa antimisiles de EEUU

Fuentes: Rebelión

Pretenden crear, desde y fuera de su escritorio (desde los FOL), un «paraguas antimisil», para prevenir ataques terroristas y buscar desplazar «gobiernos tiranos». Basados en la política de «ataque preventivo», la adopción de este nuevo sistema de defensa, facilitaría a EEUU, poder bombardear y destruir unilateralmente y en forma más inmediata y efectiva, a quienes -según su propio juicio- amenacen sus intereses nacionales.

Con toda seguridad, esta nueva política de defensa puede considerarse como una forma de «terrorismo de estado». Aplicando como siempre los doble estándares en su política exterior, George Bush aspira utilizar las fuerzas armadas como el instrumento de negociación más persuasivo y así imponer su voluntad a la comunidad internacional. Acusando a países y gobiernos no entregados a sus deseos imperialistas, señalándolos de apoyar al terrorismo, de conducir programas nucleares peligrosos, de ausencia de democracia y libertad, e incluyéndolos en «ejes del mal», buscan persuadir a sus «aliados» para que sirvan de plataforma de ataque a amenazas imaginarias.

EEUU buscó una salida legítima del Tratado de 1972, de «no proliferación del sistema de defensa antimisil». Esta nueva situación supone la apertura de emergentes accesos a la defensa estratégica: sistemas ofensivos, sistemas activos y pasivos defensivos, y una tercera vía, el sistema de defensa antimisil.

La amenaza de ataques con armas de exterminio masivo y el lanzamiento de agresiones misilísticas contra los EEUU, sus aliados y enemigos, es el razonamiento expuesto por sus autoridades para ala ampliación de su sistema defensivo galáctico. Pero para muchos analistas, el nuevo sistema americano de defensa antimisil es injustificable, pues resulta muy costoso, no existe amenaza real, y sus ventajas son dudosas. Por tanto el nuevo sistema no estaría dirigido a la defensa de supuestos ataques misilísticos de Corea del Norte o Irán, (vistos por los EEUU como sus peores enemigos), puesto que no tienen y no tendrán en el futuro inmediato la posibilidad técnica y tecnológica de crear los misiles balísticos intercontinentales, aptos para alcanzar el territorio americano. Ni siquiera Corea del Norte con su potente del misil «Taipodong-2», podría alcanzar tierra estadounidense, y de ser así, sería destruido por cohetes-interceptores del sistema ICBM, Greele, (GBI), GMD (Ground-based Midcourse Defense), (Ground Based Radar), y IFICS (In-Flight Interceptor Communication System).

Desde el punto de vista técnico, solamente Rusia y China poseen misiles balísticos intercontinentales, capacitados para alcanzar suelo Estadounidense y con la exactitud necesaria para destruir los objetos designados. Además, estos países han desarrollado armas con tecnología habilitadas para superar la intercepción de los sistemas Norteamericanos. Esto nos haría deducir, que el sistema defensivo en cuestión estaría destinado a estos dos países. Note sin embargo que, en el futuro mediato, es muy poco probable un enfrentamiento entre estos países, (EEUU, Rusia, China), aunque puede repararse una tenue «especie» parecida a la «guerra fría». Dicho todo esto, entonces nos preguntamos, ¿ sí ningún país en el mundo está en capacidad bélica de atacar a los EEUU, para que tener un sistema de defensa antimisil tan ofensivo y poderoso?

Han salido a trasluz algunas desavenencias en las conversaciones que al respecto vienen llevando a cabo EEUU y Rusia, conducidas en la ciudad de Ferbanks, Estado de Alaska, (27 de Agosto de 2006). Uno de los participantes Sergey Ivanov, ministro de la defensa de Rusia, ha hecho saber a su par estadounidense Donald Rumsfeld, la indisposición de su país por la reiniciación inconsulta por parte de EEUU de este programa de «guerra de las galaxias», que tenía muchos años detenido, y la preocupación sobre los peligros que este proyecto representa para la estabilidad de la comunidad internacional.

Rumsfeld, por su parte ha informado a su homólogo ruso la intención de los EEUU de eliminarle a un grupo pequeño de misiles balísticos intercontinentales, las cabezas de combate nucleares y sustituirlos por convencionales, y ha invitado a Rusia a hacer lo mismo. El fundamento es la necesidad de destinarlos a la prevención de la amenaza terrorista y la presencia de regimenes dictatoriales antidemocráticos, que puedan surgi en los próximos 5-10 años. Se planteó que los misiles balísticos con las cabezas de combate no nucleares, serían instaladas también sobre submarinos. Sin embargo, El General Sergey Ivanov, no se ha mostrado muy convencido de la propuesta, puesto que no hay garantías de nada, y además ¿cuáles serían esos países tiránicos y no democráticos susceptibles de ser afectados por tan letales misiles?

Es necesario hacer notar también el deseo de la Casa Blanca de instalar misiles interceptores en ciertos países de Europa y otros móviles (mediante plataformas navales) en Latinoamérica, con lo cual es posible avizorar el comienzo de un espiral armamentista en el mundo. Además los americanos aspiran solucionar sus «problemas» de seguridad involucrando a terceros países dóciles. Vale decir, que los enemigos de EEUU al no poder alcanzarlo en su suelo, podrían atacar a sus «aliados», pero nunca afectarían directamente al territorio estadounidense.

El sistema americano de defensa antimisil no consiste sólo en la creación del nivel estratégico, sino también del nivel táctico. Este nivel del sistema es el eslabón más importante porque podría instalarse en las estaciones o fuerzas avanzadas (FOL) norteamericanas que funcionan sobre un teatro determinado de operaciones militares. Es decir, en la política de «ataque preventivo», EEUU podría desde países amigos, bombardear y destruir unilateralmente y en forma más inmediata y efectiva a quienes -según su propio juicio- amenacen sus intereses nacionales.

Es lógico pensar entonces que, ahora, los países que se sientan amenazados por EEUU concurran a potenciar sus fuerzas de defensa y contar con los medios necesarios para evitar ser arrasados impunemente. A su vez, esta carrera armamentista distraerá importantes fondos presupuestarios, que podrían ser invertidos en la educación, salud pública, ciencia y tecnología, etc.

Globalizar la democracia eficaz

El objetivo principal de la política exterior de los EEUU en el campo del mantenimiento de la seguridad nacional, es la creación de un nuevo orden legal mundial que supone la presencia de un conjunto de Estados «democráticos», cuyos ideales coincidan con los suyos, la cual sería la mejor vía para el mantenimiento de la seguridad del pueblo norteamericano. Es por ello, que la administración Bush y sus «halcones», exaltan a cada instante los «éxitos» alcanzados desde el año 2002, ligados a los cambios «democráticos» en Afganistán e Irak y en otras regiones del mundo. Es mencionado el efecto positivo de la «revolución naranja»; en Georgia, Ucrania y Kirguizia. Se insiste también sobre la necesidad del avance global del modelo americano de la democracia con el objeto de terminar a nivel mundial con la tiranía, y globalizar la democracia eficaz. Ya se identifican puntualmente los países, que según la opinión del gobierno del norte, en donde hay una tiranía. Tal adjetivo calificativo, es endilgado a los gobiernos de la República Democrática Popular de Corea o Korea del norte, Irán, Siria, Venezuela, Cuba, Bielorrusia, Birmania, Zimbabwe, entre otros.

Provisión energética confiable

Es una tremenda preocupación para políticos y militares estadounidenses, la relación directa entre la ostensible dependencia energética y la seguridad nacional de su país. A pesar de que Norteamérica es uno de los mayores productores de petróleo en el mundo, el volumen de extracción de petróleo, es incipiente lo cual precisa importar más del 70 % del crudo, y por tanto, haciéndole vulnerable a tener que confiar en los recursos disponibles en el mercado mundial para la satisfacción de las necesidades de su socioeconomía y seguridad. Tal es el caso que ahora se ven desesperadamente buscando vías de diversificación de los suministradores de los recursos energéticos en todos sus tipos. Este escenario, por su puesto conspira y obstaculiza el crecimiento económico de la nación del Tío Sam, y afecta políticamente al «stablishment», y mucho más cuando hay ciertos países, suplidores mayoritarios, con cambios políticos inconvenientes, por ejemplo, Venezuela.

En síntesis

El deseo de los «halcones» de tener un «paraguas antimisil», es explicado en el propósito imperialista y etnocentrista de rehacer el mundo, derrocando los gobiernos no-sumisos, apoderándose del petróleo necesario, creando artificialmente conflictos sociales y militares, catástrofes humanitarias, basados en sus supremacía bélica-tecnológica. Esta es la filosofía más parecida al Terrorismo de Estado –conseguir sus objetivos estratégicos por medio de la fuerza, miedo y la intimidación-.

En fin, cualquier país acusado unilateralmente por EEUU de ser terrorista o antidemocrático, podría ser blanco de un ataque preventivo misilístico, con solo apretar un botón y sin el consentimiento de nadie. Este plan es un chantaje para el futuro del mundo. Los «halcones» quieren hacer ver a los misiles balísticos intercontinentales con cabeza no nuclear, como » palomas de la democracia», pero sin duda alguna, que si este proyecto avanza, las palomas se convertirían en la «peor pesadilla» del mundo.

Héctor Herrera Jiménez es teniente coronal, editor de la Revista Ámbito Cívico Militar y presidente del Frente Cívico Militar Bolivariano.