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Reconocen que no puede "verificar" la cifra de muertes "concretas" atribuidas a las fuerzas aliadas

La OTAN dice que sólo atacó objetivos militares legítimos durante la guerra en Libia

Fuentes: Agencias

La Organización del Tratado para el Atlántico Norte (OTAN) justificó los masivos bombardeos contra Libia efectuados el año pasado, basada en un informe presentado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde se afirma que la alianza militar cumplió con la legalidad internacional. El secretario general de la alianza, Anders Fogh Rasmussen, declaró que […]

La Organización del Tratado para el Atlántico Norte (OTAN) justificó los masivos bombardeos contra Libia efectuados el año pasado, basada en un informe presentado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde se afirma que la alianza militar cumplió con la legalidad internacional.

El secretario general de la alianza, Anders Fogh Rasmussen, declaró que en base a la investigación efectuada por la comisión de la ONU se puede señalar que se «desarrolló una campaña muy precisa y demostró determinación para evitar las bajas civiles».

«En una campaña militar el riesgo para los civiles nunca puede ser cero, pero hicimos todo para minimizarlo», subrayó el funcionario.

Según informes de prensa, los bombardeos de la OTAN contra Libia, que tuvieron una duración de ocho meses, dejaron como saldo más de tres mil civiles muertos.

La comisión de la ONU señaló el pasado viernes que luego de analizar veinte incursiones armadas de la alianza, solamente murieron 60 civiles y 55 fueron heridos.

El informe de Naciones Unidas aseguró que las fuerzas militares extranjeras, que apoyaron a los grupos armados procoloniales, fueron responsables de muertes de pobladores, pero «no lo hicieron de forma deliberada».

La ONU indicó que en los caso que ocurrió «no se puede determinar si, al atacar, la organización tuvo en cuenta el objetivo de evitar muertes de civiles y si tomó todas las precauciones a este propósito».

La comisión de Naciones Unidas estuvo integrada por el egipcio Cherif Bassiouni, la abogada jordano-palestina Asma Khader y el canadiense Philippe Kirsch, ex juez de la Corte Penal Internacional (CPI).