Regla No. 1: Son cualquier cosa menos debates. Poner en fila a ocho candidatos en el mismo escenario y dar a cada uno 10 minutos para que suelten los más recientes temas de conversación no es un debate. Pero ya sea que se le llame convocatoria a actuar, concurso de belleza o una bronca tumultuaria, […]
Regla No. 1: Son cualquier cosa menos debates. Poner en fila a ocho candidatos en el mismo escenario y dar a cada uno 10 minutos para que suelten los más recientes temas de conversación no es un debate.
Pero ya sea que se le llame convocatoria a actuar, concurso de belleza o una bronca tumultuaria, valió la pena presenciar el espectáculo de la semana (pasada) desde la Biblioteca Reagan -aunque solo fuera por ver el lamentable hatajo de candidatos que los republicanos presentan. Al ver a todos los aspirantes presidenciales juntos en el escenario, mi primera reacción fue: Si esto es lo mejor que los republicanos pueden ofrecer… ¡Dios salve a la república!
Debido a que era su debut nacional, la mayoría de las preguntas fueron dirigidas a Rick Perry, quien resultó ser lo que esperábamos: efectista, simplista, campechano y un gallito -pero políticamente despistado. Solo alguien tan decidido a perder las elecciones podría dedicar su debut político nacional a calificar a la Seguridad Social de «estafa» y «mentira monstruosa». Hasta Dick Cheney dijo que la caracterización de la Seguridad Social hecha por Perry fue «extremista». Y cuando Dick Cheney dice que uno es extremista, créanme, uno es realmente extremista.
Pero Perry recibió las mayores críticas de parte de sus colegas republicanos por la campaña obligatoria contra el cáncer cervical a todas las féminas mayores de 12 años en Texas. Rick Santorum y Michele Bachmann lo acusaron de ignorar los derechos de los padres. Ron Paul dijo que el hecho de que lo hiciera por medio de una orden ejecutiva demostraba que Perry estaba ocultamente a favor del gran gobierno.
Perry también tropezó al responder a la pregunta acerca de los derechos de los estados. Después de aseverar varias veces que los estados pueden encargarse de todo mejor que el gobierno federal, desde los servicios de salud a la inmigración, se contradijo. ¿Por qué tantos texanos no tienen seguro de salud? No hay suficiente ayuda federal. Cuando le preguntaron cómo hacer segura la frontera, respondió: más agentes federales. En otras palabras, a diferencia de Ron Paul Rick Perry está en contra del gobierno federal -excepto cuando le conviene.
Debido a que los texanos están batallando contra los peores incendios arrasadores, el gobernador Perry se arriesgó mucho solo con presentarse. Pero nadie lo cuestionó por poner su propia carrea política por delante del manejo de una crisis en todo el estado. Y el moderado Brian Williams perdió la oportunidad de cuestionar a Perry por el hecho de que una de las razones por lo que se le hace tan difícil a Texas combatir los fuegos es porque el más reciente presupuesto de Perry recortó los fondos tanto para el Servicio Forestal del estado como para los departamentos de bomberos voluntarios. En su lugar, Perry dijo a la gente que rezara pidiendo lluvia.
Perry pudo esquivar otra bala acerca de la pena de muerte. Insistió en que no perdió el sueño por haber presidido sobre un récord de 234 ejecuciones -cuya mera mención recibió los mayores aplausos de la noche. Pero Williams no prosiguió con una pregunta acerca de Cameron Todd Willingham, ejecutado por incendiario en 2004, incluso después de que la evidencia forense adicional demostró que no era culpable.
Mientras Perry se mantenía firme, Mitt Romney tuvo su mejor desempeño hasta ahora. Estuvo mucho más cómodo, citó con eficacia su experiencia combinada en negocios y gobierno y dirigió casi todo su fuego contra Barack Obama, sin vacilar en cuestionar a Perry acerca de puntos clave. El comportamiento y las palabras de Romney tenían la clara intención de enviar un mensaje a los fieles del partido: Soy yo quien puede ganar las elecciones generales; Rick Perry no puede.
Lo irónico es que Romney sigue huyendo de su éxito con los servicios de salud. Massachusetts ocupa el número uno en cuanto al número de personas con seguro de salud; Texas es el último. Es un campo en el que demuestra que es un líder más eficaz que Perry. Sin embargo, Romney se niega a reconocer su mérito porque teme alienar al Tea Party.
En cuanto a los otros, Jon Huntsman fue el más coherente acerca de los temas. Por lo cual no tiene la menor oportunidad de obtener la nominación. Michele Bachmann luchó por permanecer en la liza, pero fracasó. Nadie está de acuerdo con su aseveración de que estaríamos mejor en Libia si Gadafi aún permaneciera en el poder. El resto – Santorum, Paul, Gingrich y Cain- parecieron tan intrascendentes como lo son en realidad.
La próxima vez pongan solo a Romney y a Perry en el escenario. Porque esa es la única pregunta: ¿Irá el Partido republicano a la extrema derecha o a la derecha extrema?
En definitiva, los que quedaron más satisfechos con el espectáculo desde Simi Valley probablemente hayan sido los demócratas, no los republicanos. Después de ver en el escenario a sus posibles oponentes, los demócratas preocupados por las posibilidades de reelección de Obama de pronto sienten mucha más confianza.