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La realidad del «sueño americano»

Fuentes: Bolpress

Se estima que más de 47 millones de norteamericanos son pobres y miles sobreviven en cloacas y contenedores de basura.

Mucha gente polemiza sobre si «los dados están cargados y los ricos sólo trabajan para su propio enriquecimiento», una de las críticas que alimenta al llamado movimiento de los indignados, el cual desde el 17 de septiembre de 2011 recorre con su mensaje Estados Unidos denunciando la inequidad del sistema. Los ejemplos que ponen en duda la legitimidad del más vendido mensaje de los gobiernos estadounidenses no resisten hoy el más ligero análisis, tal como indican estadísticas de pobreza, desempleo e inmigración, ejemplos que contrarían la apología del mensaje.

Cerca de ocho millones de niños viven en áreas con altos niveles de pobreza en Estados Unidos, reveló una investigación estadística realizada por instituciones de este país norteño. La organización Children Now y la Fundación Annie E. Cassey precisan que por lo menos el 30% de los afectados con ese flagelo están por debajo del límite de la pobreza, con ingresos de unos 22 mil dólares anuales para una familia promedio de cuatro personas.

Más de un millón del total de los afectados residen en localidades del estado de California, en especial en la ciudad de Fresno, con un 43% de infantes en situación de penuria. Según la pesquisa, la cifra es superior a la registrada entre las dependencias federales de Arizona, Nueva York y Massachussets, juntas.

En otro ejemplo, el movimiento de indignados de Estados Unidos se pronunció recientemente en una acción global denominada «Ocupemos Nuestro Suministro Alimentario», para hacer frente al control corporativo sobre esos productos de primera necesidad. Los organizadores de la iniciativa coincidieron en que grandes corporaciones agroindustriales como Cargill, Monsanto, ADM y Dupont mantienen el control de los sistemas de alimentos y, para revertir esa situación, es necesario acudir a todo el poder de la colectividad mundial.

Inspirados en el tema Crea/Resiste, miles de personas de los grupos Ocupemos Oakland y Ocupemos Wall Street desafiaron al régimen que promueve ganancias sobre la salud, y que no deja de ser parte del sueño. Para estos grupos, en un país donde no hay justicia social, y donde los más ricos acaparan la riqueza, pensar en el denominado sueño es algo quimérico y cada vez menos alcanzable.

Por otra parte, las esperanzas a fin de alcanzar esos objetivos de bonanza y presumible bienestar, cada vez se sitúan más lejos para los más de 11 millones de personas indocumentadas que viven en el país, según estadísticas oficiales. Pese a la propaganda oficial, muy presente hoy en la campaña electoral a fin de elegir al presidente estadounidense en noviembre, el llamado sueño americano se encuentra para muchos distante.

El abismo entre ricos y pobres en Estados Unidos es ahora más amplio que en años anteriores, pese al mensaje anual sobre el estado de la Unión del presidente Barack Obama, en el cual pide trabajar por la justicia social. La propaganda sobre el mito del sueño americano plantea que cualquiera que trabaje duro podría alcanzar el bienestar de la clase media, con una casa y al menos un automóvil por familia pero, ahora, ese sector poblacional, vitrina del sistema, está en crisis.

Tanto es así que muchos de sus miembros integran hoy el ejército de cerca de 13 millones de desempleados existentes en el país, según informes del Departamento de Trabajo. Muchos miembros de la clase media también se encuentran ahora formando parte de los millones de personas conocidas como «homeless» o sin techos, un resultado de la crisis que afecta a los estadounidenses.

Al respecto, estudios plantean que los ingresos netos de los más pobres, un quinto de la población, aumentaron apenas un nueve por ciento entre 1979 y 2004, mientras que los ingresos de los más ricos subieron un 69%, e incluso hasta un 176% para el uno por ciento de las personas con las mayores fortunas. (1)

Estas estadísticas indican que el «sueño americano» fue creado para los ricos. Un estudio de la Brookings Institution y Pew Charitable Trust señala que entre 1978 y 2005, las ganancias de los ricos se multiplicaron por 35, para alcanzar 262 veces más que el promedio de los trabajadores. Algunos expertos señalan que las claves para llegar al éxito en la escala social -un título universitario, los ahorros y vivir en un buen barrio-, dejaron de servir de medidor para el añorado sueño.

Esto es mucho peor aún para las minorías, en especial para los latinos que ven en el norte el paraíso, la tierra del ensueño y otros calificativos, los cuales no son más que cantos de sirenas. Eso lo pueden afirmar todos aquellos que son afectados por las leyes estatales antiinmigrantes, creadoras de un ambiente hostil contra los hispanos, a los cuales muchos políticos le endilgan los calificativos más peyorativos, que reafirman que el «sueño americano» no es más que un mito.

La otra historia de Estados Unidos

Aunque a Estados Unidos le han construido una aureola de prosperidad y bonanza, existe un lado oscuro, a veces ignorado por grandes medios de prensa, que revela la marginalidad y la pobreza que padecen millones de sus ciudadanos. Páginas digitales y medios alternativos se hicieron eco de un hecho insólito: Cientos de personas pobres esperaban adquirir comida en buen estado de un supermercado que sería cerrado en Laney Walker, Augusta, sede del condado de Richmond, en el sureño estado de Georgia, pero los dueños prefirieron botarla antes entregarla a los necesitados.

Los residentes del lugar colmaron el estacionamiento con bolsas y cestas con la esperanza de conseguir algunos de los alimentos para bebés, productos enlatados y no perecederos, y que el banco SunTrust, dueño de la propiedad, ordenó cargar en contenedores para tirarlos en un vertedero en vez de distribuirlos. El incidente se sitúa lejos de la edulcorada imagen del llamado sueño americano.

«La gente tiene niños aquí con hambre y sed», dijo Robertstine Lambert, quien vive en Augusta. Por qué tirar esto a la basura, se preguntó en tono de lamento, según se describió en un reportaje divulgado en la página digital de Global Research. En Richmond hay cerca de 20 desalojos por día, y la zona que rodea ese supermercado es una de las más pobres del estado. Datos actualizados calculan la tasa de pobreza en 41% en esa área. Por lo cual muchas personas que estaban en el estacionamiento del Laney Walker probablemente habían sufrido en carne propia un desalojo y estaban en necesidad desesperada de la ayuda alimentaria. En una sociedad capitalista, el motivo detrás de la producción de alimentos no es para satisfacer este derecho, la vivienda no está hecha para dar cobija ni la ropa para mantener el calor, y el cuidado de la salud no se ofrece principalmente para que haya personas sanas, destacó el reportaje.

«Todas estas cosas, que son y deben considerarse como derechos básicos, no son más que productos básicos -que se compran y se venden, para obtener un beneficio. Si el beneficio no se logra, por lo general debido a la sobreproducción en relación con el mercado, el producto es considerado inútil por el capitalista y lo destruye», enfatizó Global Research. Para estas instituciones, las cuales han hecho sus ganancias a través de los desalojos y las ejecuciones hipotecarias, no es sorprendente dejar a la gente mirando con incredulidad con las bolsas vacías, mientras la comida que podría alimentar a múltiples familias era arrojada a un vertedero. Y esta historia no es una excepción. La vida en los barrios más pobres de Estados Unidos es sumamente difícil y tiende a empeorar, expresan defensores de los derechos humanos.

Debajo de Kansas City, la Policía descubrió en abril unos profundos túneles donde vivía en carpas un grupo de personas sin techo, a quienes desalojó debido al «entorno inseguro». En 2010 salió a la luz que unas mil personas sobrevivían a lo largo de 321 kilómetros de túneles, ubicados debajo de las calles de Las Vegas. Por su parte, las autoridades de Nueva York intentan expulsar de manera periódica a las personas (conocidas como la gente topo) que buscan cobija en los pasadizos debajo de la ciudad.

Por otro lado, los contenedores de embarque u otros tipos de unidades modulares fueron utilizados como viviendas temporales en Nueva York para tratar de dar respuesta a las miles de familias que quedaron sin hogar tras el paso del huracán Sandy. Según funcionarios estatales y federales este tipo de línea de vivienda podría desplegarse rápidamente en caso de futuros desastres, advirtió un artículo de la edición en línea del diario The New York Times. Pese a ejemplos como esos, el gobierno de Estados Unidos sostiene que la recesión en el país terminó y las cosas mejoran, aunque no con la celeridad esperada. La página digital Prensa Internacional Alternativa subrayó que los nuevos índices de pobreza en la norteña nación se elevaron de forma abrupta en los últimos cinco años.

Estadísticas publicadas en The Wall Street Journal muestran que la pobreza se extiende a todo el territorio nacional; el número de personas que reciben cupones de alimentos se ha elevado a un récord de casi 50 millones de estadounidenses. En septiembre de 2011, la Oficina del Censo reveló en su informe anual de la pobreza que 46,2 millones de personas, o lo que es lo mismo, aproximadamente uno de cada siete estadounidenses, era pobre en 2010. Los números se dispararon de forma brusca en comparación con el año precedente, que era de 43,6 millones.

Aunque debido a la recesión (de 2008 a la fecha) ha aumentado el número de pobres, los altos índices de este sensible indicador son anteriores a esa coyuntura económica. Los expertos aseguran que más que alarmantes, estas son cifras esperadas pues la pobreza siempre aumenta en tiempos de recesión, y esta ha sido la más profunda y extensa desde la Gran Depresión de 1929.

Mientras, el número de habitantes sin seguro médico supera los 50 millones de personas. Entretanto, la tasa de desempleo está en 7,5, la cual no obstante haber descendido 0,4 punto porcentual desde el principio del año, sigue en niveles altos. Ello significa que aún 11,7 millones de ciudadanos están sin un puesto laboral.

Más pobreza en Estados Unidos

Publicar en Internet y otros medios de prensa que la pobreza en Estados Unidos no ha mejorado desde 1973 y que existen tantos pobres como en 1965 llama la atención del más simple ciudadano, porque se trata de la mayor economía mundial. Pero ello demuestra que quienes generaron la actual crisis económica global también provocan un creciente número de injusticias y mayores desigualdades.

El profesor de Derecho en Georgetown University Law Center Peter Edelman, especializado en temas sobre pobreza, bienestar y derecho constitucional, aseguró que su país volvió a donde estaba en los años sesentas. En su análisis considera que la miseria está muy relacionada con el desempleo y la reducción de ambas es probable que se convierta en un proceso lento y frustrante, de ahí la idea de un país arrastrado aún más hacia el abismo por un problema que no va a desaparecer pronto.

Según sus apreciaciones hay cuatro razones que generan esa situación: empleos de bajos salarios, hogares monoparentales, la casi desaparición de la asistencia en efectivo para madres de bajos ingresos y niños, y la discriminación por raza y género. Datos oficiales indican que en la década de los noventas más de dos tercios de los niños de familias pobres recibieron asistencia social, pero ahora llegan al 27%, mientras que seis millones de personas no tienen ingresos que no sean los cupones para alimentos.

Para Edelman la pobreza está aumentando rápidamente, por lo que la sexta parte de la población de EE.UU., es decir unos 47 millones de personas, vivía ya el año pasado por debajo del umbral de esa condición. Sobre esa base los demógrafos predicen como mínimo los mismos niveles hasta por lo menos en 2014. El nivel más alto de pobreza registrado fue del 22,4% en 1959, y en estos momentos se calcula que bastaría un incremento del 0,1 para superar la tasa de pobreza del 1965, ascendente ese año al 15,1%, y sin perspectivas nada optimistas. Sin embargo, la Casa Blanca trata de tapar esa realidad y saca a luz un informe de inteligencia en el que predice un descenso drástico del número de pobres en el mundo para 2030, cuando en su propio patio 100 millones de personas son pobres o casi pobres, afirma el sitio web theeconomiccollapseblog.com.

El actual estancamiento y debilidad de la economía estadounidense supone un agravamiento de esa situación, pues según los analistas de esa página en Internet el Producto Interno Bruto (PIB) real de EE.UU. ha sido continuamente negativo desde 2005. Fuentes nada despreciables, como The Wall Street Jorunal, exponen fundamentos que lo confirman: hoy uno de cada cuatro trabajadores en el país tiene salarios en o por debajo del nivel de pobreza y el 49,1% de los estadounidenses viven en un hogar donde al menos una persona recibe subsidios económicos del gobierno.

También prevén que aproximadamente la mitad de todos los adultos estadounidenses pasen por lo menos algún tiempo viviendo por debajo del umbral de la pobreza antes de cumplir los 65 años. Agregan que desde iniciada la administración de Barack Obama, el número de estadounidenses que viven en la pobreza aumentó en seis millones y la cantidad de los que se mantienen por medio de cupones se ha incrementado en 14 millones.

La lista de argumentos precisa que una de cada seis personas de edad avanzada en ese país vive por debajo de la línea federal de la pobreza, mientras Forbes indica que los 400 estadounidenses más ricos acumulan el dinero de 150 millones de pobres juntos. (2)

Sheldon Danziger, director del National Poverty Center (Centro Nacional de la Pobreza) de la Universidad de Michigan, dijo a BBC Mundo que los índices de pobreza en Estados Unidos son mayores que en Canadá y algunos países del norte de Europa. Entre otras razones -apuntó- porque las políticas sociales hacen muy poco por aumentar los salarios de los trabajadores en épocas de bonanza económica o para ayudar a los desempleados durante las recesiones.

En marzo pasado entraron en vigor los recortes al presupuesto por 85 mil millones de dólares, lo que obligó a la Casa Blanca a podar programas sociales de ayuda en especial a personas en situación de pobreza extrema, incluyendo disposiciones relacionadas con la vivienda, la educación preescolar y los beneficios nutricionales. Por eso muchos opinan que el sistema es tan complejo y perverso que no hay manera de cambiarlo desde arriba. Las reformas de la administración demócrata de Barack Obama ni tienen la intención ni serían capaces, si la tuvieran, de reestructurar el sistema en sus bases.

Notas:
1. Un informe del Centro de Investigaciones del Congreso de Estados Unidos difundido en julio del año pasado reveló un aumento de las desigualdades sociales, significando que la mitad de la población norteamericana solo dispone del 1,1 por ciento de la riqueza nacional. El documento, publicado en Internet, destaca una drástica reducción en las condiciones de vida de los grupos poblacionales menos favorecidos, subrayando la caída de un 2,5% en 2007, a un 1,1% en 2010. En ese período la población más adinerada se enriqueció aún más, con un incremento del 32,7% de las riquezas en 2001, a 34,5% en 2010. Estos incrementos provocaron que el 10% de esa élite acumulara el 74,5% del capital.

La distribución de la riqueza entre las familias norteamericanas de 1989 a 2010, el año de menor desigualdad social fue 1995, cuando la mitad de la población llegó a tener 3,6% del patrimonio, contra 3% en 1989. La crisis económica, unida a la recesión de 2008, contribuyeron a profundizar las desigualdades sociales entre la población más pobre del país. Informes de la oficina del censo sobre pobreza y salarios en Estados Unidos indican que la tasa de personas que viven bajo la línea de pobreza se elevó en un 15,1% en 2010, su nivel más alto desde 1993, y el ingreso medio no deja de bajar desde 2007.

2. Significativamente 1,5 millones de familias estadounidenses viven con menos de dos dólares diarios, la tasa de desempleo ha sido superior al 8% durante 40 meses consecutivos y el 42% de todos los desempleados en el país han estado sin trabajo durante al menos medio año. Tal es la situación de la mayor economía mundial que ya el Departamento de Comercio confirmó que el PIB creció el 1,5% anual en el segundo trimestre de 2012, la tasa más lenta desde el tercer trimestre de 2011. De esa forma el crecimiento económico se desaceleró entre abril y junio, tal como se esperaba golpeado por el gasto del consumidor más bajo en un año, lo que refuerza la posibilidad de más estímulos por parte de la Reserva Federal.

Gran parte de la desaceleración estadounidense en ese período se debió a una moderación del gasto del consumidor, dado el débil aumento del empleo y del ingreso, las dos causas que más pobreza han generado en esa nación. El gasto del consumidor, que representa casi el 70% de la actividad económica estadounidense, creció a un ritmo del 1,5%, menos que la tasa de 2,4% registrada en el primer trimestre. Después de esas noticias, la Casa Blanca redujo su proyección de crecimiento de la economía para 2012 y el 2013, con una revisión que precisa un crecimiento del 2,3% y 2,7%, respectivamente, mucho menos que el 2,7 y el tres proyectados con antelación.

Los autores de esta nota son periodistas de la Redacción Norteamérica y de la Redacción de Economía de Prensa Latina.

Fuente: http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2013060203