El presidente Obama escribió su epitafio en el discurso del Estado de la Unión del pasado miércoles. Ahora es el momento para que los inmigrantes y sus defensores se quiten la venda de los ojos y enfrenten la dura realidad. Es casi incomprensible -y francamente un tanto absurdo- que después del discurso de Obama ante […]
El presidente Obama escribió su epitafio en el discurso del Estado de la Unión del pasado miércoles. Ahora es el momento para que los inmigrantes y sus defensores se quiten la venda de los ojos y enfrenten la dura realidad.
Es casi incomprensible -y francamente un tanto absurdo- que después del discurso de Obama ante el Congreso y la nación algunos grupos pro-reforma de inmigración continúen engañándose a sí mismos y brindando a los inmigrantes la papilla de las falsas esperanzas.
«En el discurso del Estado de la Unión de esta tarde, el presidente Obama dejó en claro su continuo compromiso con la reforma de inmigración» dijo después del evento televisado en el Centro de Política de Inmigración con sede en Washington.
Como prueba, el grupo citó la somera mención del presidente de lo que es un asunto de vida o muerte para millones de personas: «Debemos continuar la labor de arreglar nuestro roto sistema de inmigración -para asegurar nuestras fronteras, hacer cumplir nuestras leyes y garantizar de que todos los que funcionen según las reglas puedan contribuir a nuestra economía y a enriquecer nuestra nación».
Eso fue todo, 36 palabras dichas de paso cerca del fin del discurso de Obama, en el mejor de los casos algo que se le ocurrió, un hueso lanzado a la comunidad de inmigrantes para que siga moviendo la cola y esperanzada en vano.
Es bastante exagerado sacar en conclusión de estas palabras de que Obama está comprometido con la reforma migratoria.
En realidad, sus palabras están en armonía con la mentalidad represiva que pretende ser una política migratoria en EE.UU.: mayor represión, pero no siquiera un intento de abrir un camino hacia la legalización de los 12 millones de personas indocumentadas que a duras penas se ganan la vida al margen de la sociedad.
La verdad es que las palabras del presidente solo apuntan a un clima de mayor represión de los trabajadores migratorios.
«Cuando las comunidades son aterrorizadas por asaltos de inmigración de ICE, cuando las madres son separadas de sus bebes, cuando los niños llegan a casa de la escuela y sus padres han desaparecido, cuando se detiene a las personas y no se les da acceso a un abogado, cuando todo eso sucede, el sistema no está funcionando y necesitamos cambiarlo», dijo emocionadamente el candidato Barack Obama al Consejo Nacional de La Raza durante su campaña presidencial.
Su promesa de cambiar lo que se había convertido en un escándalo de derechos humanos le dio un fuerte apoyo de los hispanos. Obama ganó en parte las elecciones debido al apoyo que ellos dieron a su compromiso de enfrentar la reforma migratoria -un tema que afecta directamente a las familias de los electores latinos. Pero eso fue entonces y esto es ahora. Bajo la administración Obama, ha habido un incremento de las políticas que aterrorizaron a las comunidades de inmigrantes durante los años de Bush.
Evidentemente, no es el aspecto moral de la reforma lo que impulsará a nuestros líderes a la acción. Pero Mary Giobagnoli, la directora del Centro de Política de Inmigración, tenía razón cuando señaló que comprender los beneficios concretos, medibles y económicos de los inmigrantes sí pudiera hacerlo.
«Tenemos una oportunidad de oro para incrementar el producto interno bruto, crear y mantener nuevos empleos y negocios, y mantener nuestra ventaja competitiva en el mundo si creamos un sistema que legalice a los actuales trabajadores indocumentados, brinde canales legales mejores para las familias y nuevos trabajadores cuando se necesiten en el futuro, y adopte políticas inteligentes para proteger nuestras fronteras», Dijo Giovagnoli. «Tales medidas ayudarán a brindar el marco para una recuperación económica que nos permitiría a todos alcanzar el sueño norteamericano».
Bien. Ahora solo necesitamos resucitar al cadáver de la reforma migratoria. ¿Alguien tiene alguna idea?