LA BRECHA RACIAL: ANÁLISIS Estados Unidos se ha construido sobre 250 años de esclavitud y 395 de supremacía blanca Estados Unidos, la primera democracia del mundo, la república de la Ilustración, de la igualdad y la libertad, es un país construido sobre la supremacía del hombre blanco y el terrorismo de Estado contra los negros. […]
LA BRECHA RACIAL: ANÁLISIS
Estados Unidos se ha construido sobre 250 años de esclavitud y 395 de supremacía blanca
Estados Unidos, la primera democracia del mundo, la república de la Ilustración, de la igualdad y la libertad, es un país construido sobre la supremacía del hombre blanco y el terrorismo de Estado contra los negros. Esta sociedad dual, bipolar, todavía hoy, a pesar de tener un presidente afroamericano, es incapaz de afrontar su pasado, el pecado original de la esclavitud.
Uno de los rituales parlamentarios que más recuerdo de mi paso por Washington, donde fui corresponsal de este diario entre 1996 y el 2002, era ver al diputado demócrata de Detroit John Conyers presentar, al inicio de cada sesión, una proposición de ley para estudiar las consecuencias de la esclavitud y mirar cómo paliarlas. Lleva más de 25 años intentándolo sin éxito.
El Congreso se niega a ir tan atrás. Hacerlo supondría poner en peligro la inocencia de la sonrisa americana. Aún cree que el problema de la pobreza, de la desigualdad y la violencia puede resolverse sin afrontar que durante 395 años la república se ha construido a espaldas de los negros y que durante 250 años estos mismos negros esclavizados fueron la base del progreso económico,
Los esclavos construyeron el Capitolio y la Casa Blanca. Ellos fueron el mayor valor financiero de la economía estadounidense. En 1860 valían más que toda la capacidad productiva de EE.UU. No eran ciudadanos, sólo brazos recolectores de una nación agraria. En 1840, el 59% de las exportaciones eran el algodón que ellos recogían.
La guerra civil abolió la esclavitud sólo en teoría porque dio paso a la violencia institucional, a los progromos racistas, a los linchamientos y el apartheid, un terrorismo de Estado que no se prohibió hasta 1968. Ni siquiera el New Deal del presidente Roosevelt tuvo en cuenta a los negros. La ley de la Seguridad Social (1935) dejó fuera al 65% de los afroamericanos.
Huyeron entonces del sur, un gran éxodo hacia las ciudades industriales del norte, donde fueron recibidos como una plaga. La mayoría de los blancos, educados en la moralidad de la segregación, no los querían cerca.
Los ayuntamientos y los parlamentos de los estados, asociaciones vecinales y financieras diseñaron un sistema para impedir que los negros tuvieran una vivienda y pudieran cumplir con el sueño de integrarse en la clase media.
Chicago, por ejemplo, es la ciudad más segregada de EE.UU. porque durante décadas tuvo una política de vivienda que concentraba a los negros en guetos con alta densidad demográfica, sin servicios, ni escuelas apropiadas, lugares abocados a la violencia y la marginalidad. Lo mismo hicieron y han seguido haciendo otras ciudades.
Hasta 1968 los negros no tuvieron acceso al crédito hipotecario que los bancos sólo ofrecían a los blancos. Compraban casas a usureros que retenían la propiedad hasta que se efectuaba el último pago. Un mes de retraso bastaba para perderlo todo, el dinero aportado hasta entonces y la casa. Cuando, al fin, lograban tener la vivienda, los blancos abandonaban el barrio, que empezaba a perder valor y también inversiones públicas.
Ferguson, el suburbio de San Luis que se ha convertido en el nuevo vector de la lucha por la igualdad, es un ejemplo de esta degradación dirigida por el Estado. Dos de cada tres adultos tienen antecedentes y, aunque el 70% de la población es negra, el cuerpo policial lo forman 53 agentes blancos y sólo tres negros. Los negros son el 13% de la población estadounidense y el 55% de las víctimas de homicidios con armas de fuego. Los blancos son el 65% de la población y el 25% de las víctimas. El 62% de los negros y sólo el 4% de los blancos han crecido en un barrio pobre. Las familias blancas son veinte veces más ricas que las negras. A un universitario negro le cuesta más que a un blanco encontrar empleo. A los negros sin antecedentes que buscan trabajo les cuesta tanto encontrar uno como a los blancos con antecedentes, y cuando lo consiguen está peor pagado, aunque sea el mismo.
Las estadísticas aún son peores si hablamos de pobreza, mortalidad infantil y fracaso escolar.
Obama, el negro de éxito, no es la norma, es la excepción. Por cada negro, que gracias a su esfuerzo, llega a donde quiere, miles y miles, que se esfuerzan tanto o más, se quedan por el camino. A los negros les cuesta mucho más ser ciudadanos estadounidenses. La esclavitud les persigue y nadie hace caso al diputado Conyers.
Fuente original La Vanguardia.
Fuente: http://www.caffereggio.net/2015/03/15/la-republica-bipolar-de-xavier-mas-de-xaxas-en-la-vanguardia/