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La soberanía es a los Pueblos lo que la libertad a las personas

Fuentes: La Haine

Recientemente Askapena realizó su Asamblea nacional en la que se hizo un pequeño balance del trabajo realizado en los últimos años y las apuestas de futuro con un objetivo central: conseguir que la solidaridad internacionalista, la solidaridad entre los Pueblos consiga la centralidad política que corresponde en un Pueblo que lucha por su propia liberación […]

Recientemente Askapena realizó su Asamblea nacional en la que se hizo un pequeño balance del trabajo realizado en los últimos años y las apuestas de futuro con un objetivo central: conseguir que la solidaridad internacionalista, la solidaridad entre los Pueblos consiga la centralidad política que corresponde en un Pueblo que lucha por su propia liberación nacional y social.

En esta Asamblea nos reafirmamos en los principios básicos que impulsan nuestra actividad.

La solidaridad internacionalista no puede ser entendida únicamente como un principio ético sustentado en el voluntarismo de las gentes. La solidaridad internacionalista en este contexto de agresión imperialista global es un instrumento de lucha imprescindible para la propia supervivencia de los Pueblos que reclaman el ejercicio de su soberanía.

Precisamente para que esta solidaridad sea un instrumento útil y efectivo debe de tener como sujetos a esos Pueblos. La solidaridad no es una cuestión de «expertos» que saben y hablan de todo, que copiando actitudes ingerencistas e intervencionistas del imperialismo se creen capacitados desde sus cómodas tribunas para decidir cuales deben ser los caminos a seguir por los propios Pueblos en lucha.

Que en ese sentido el respeto de la soberanía y Autodeterminación de los Pueblos son también principios a ser respetados por la solidaridad internacionalista en relación a los Pueblos en lucha.

Reafirmamos nuestra postura de absoluto rechazo hacia quienes pretenden analizar y actuar ante los conflictos desde una equidistancia que equipara a agresores y agredidos, que desde inexistentes «teorías científicas para la resolución de conflictos buscan eludir el único diagnóstico posible para un internacionalista y que no es otro que el realizado desde las universales claves de democracia, justicia y libertad. Rechazamos posturas que desde esas bases y en nombre del pragmatismo confuden Paz con pacificación, conmvirtiendose en aliadas del agresor ya que su único objetivo es acabar con la resistencia del agredido.

Rechazamos igualmente las posturas que aprobechandose de la buena voluntad de las gentes pretenden confundir caridad con solidaridad. Encauzar la energía que está detrás de esa buena voluntad hacia posturas que lo único que provocan es alimentar el círculo vicioso de la marginación y la pobreza. No se trata de dar dinero para que vuelva de nuevo a los bolsillos de multinacionales, sino de ayudar a crear realidades de justicia que posibiliten a los Pueblos, empobrecidos por el imperialismo y el capitalismo, ser dueños de sus propios recursos.

Constatamos que la negación de la soberanía de los Pueblos es la causa de la pobreza y de la práctica totalidad de los conflictos que hoy existen en el mundo. Negación de soberanía que sufren tanto Pueblos que tienen su propio Estado como Pueblos que luchan por conseguirlo. Es indudable que tener un Estado ofrece de mecanismo de defensa frente al imperialismo, ahí están Cuba o Venezuela como claro ejemplo de ello, pero es imprescindible cambiar el modelo de relación económica, política, cultural o militar entre los Pueblos para que la soberanía sea real y para que esta sirva para crear un nuevo mundo que frente al actual modelo de imposición y agresión cree uno basado en la igualdad, el respeto y la solidaridad. Constatamos en definitiva que la lucha de liberación nacional y social son las dos caras de una misma moneta y que esta es una realidad universal a trabajar por los Pueblos tengan o no un Estado propio.

Es precisamente en ese contexto donde se entiende que la mejor aportación solidaria e internacionalista que un Pueblo en lucha puede hacer a otros Pueblos en lucha es es conseguir su propia liberación. Es precisamente en ese contexto donde se entiende la lucha de liberación nacional y el internacionalismo no sólo no son contradictorios si no que se necesitan y fortalecen mutuamente pues la soberanía es a los Pueblos lo que la libertad es a las personas.

Entedemos que en el contexto que globalización neoliberal es la forma que actualmente adopta el capitalismo, que esta es un instrumento para el avance del imperialismo y que en esa medida la llamada lucha antiglobalización es un elemento fundamental para la construcción de alternativas y que la frase que trata de centrar esa lucha -«otro mundo es posible»- debiera dar paso a esa otra que dice que «otro mundo es necesario e imprescindible». Es ahí precisamente donde el Internacionalismo solidario y la lucha antiglobalización tienen su confluencia.

Solidaridad internacionalista en pueblos y barrios

Es desde esta posición que una de las principales conclusiones de esta Asamblea fue la necesidad de fortalecer organizativamente Askapena. Conseguir que Askapena como instrumento para dinamizar este trabajo llegue a los pueblos y barrios de Euskal Herria porque en definitiva el internacionalismo no es mero discurso. El internacionalismo necesita brazos, voces, trabajo, … porque como señalábamos al principio el componente de la solidaridad internacionalista debe de ser una de las lineas centrales en la lucha de un Pueblo que lucha por su propia liberación nacional y social.

* Ortzi Idoate y Walter Wendelin, miembros de Askapena.