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La venganza sin fin

Fuentes: Haaretz

El próximo domingo se debería levar a cabo en Berlín la ceremonia de entrega del premio Karl Fon Husietzky a Mordechai Vanunu. Se trata de un premio importante que se entrega a quienes trabajan por los derechos humanos. El premio lleva el nombre de quien recibiera el Nóbel de la paz en el año 1935 […]


El próximo domingo se debería levar a cabo en Berlín la ceremonia de entrega del premio Karl Fon Husietzky a Mordechai Vanunu. Se trata de un premio importante que se entrega a quienes trabajan por los derechos humanos. El premio lleva el nombre de quien recibiera el Nóbel de la paz en el año 1935 y que el régimen nazi prohibió su concurrencia a la ceremonia de entrega en Oslo; a cambio, el ganador fue enviado a un campo de concentración donde fue asesinado.

En vez de la ceremonia, los organizadores harán una conferencia de prensa en la cual presentarán a Israel en toda su vergüenza moral. Con su negación de permitir a Vanunu salir del país para estar presente, Israel se agrega a la lista de dictaduras -China comunista, Polonia comunista y la Unión Soviética – que prohibieron a sus ciudadanos llegar a ceremonias parecidas. Vanunu, por medio de su abogado defensor Mijael Sfarad, estuvo dispuesto a comprometerse a regresa a Israel al cabo de la ceremonia.

La pregunta de si Vanunu merece este premio y si es un luchador por los derechos humanos, es irrelevante. Aquí se trata de un castigo perverso hacia él que ya dura demasiado tiempo. Vanunu, que trabajó como técnico en el reactor de Dimona, reveló secretos de Israel sobre sus armas atómicas e incumplió su compromiso de asunto secreto. Sobre esto era merecedor de un castigo. Fue sentenciado a 18 años de prisión, la mayoría de los cuales los cumplió en soledad y condiciones infrahumanas que lo llevaron al límite de la locura. Desde el fin de su prisión, el año 2004, todos los gobiernos que se sucedieron siguen empeñados en castigarlo por el mismo delito. Se le prohibió dejar el país, se le prohíbe conversar con extranjeros, tan siquiera sobre las condiciones climáticas.

Esta es su situación kafkiana, hasta el punto que su página de facebook donde contó que está a favor del desarme mundial y de Israel de armamento atómico, fue presentada al Tribunal Supremo por el servicio de inteligencia interior como muestra de que no cumple con la prohibición de tener contactos con el exterior. El cargo del estado es que Vanunu acumuló en su memoria muchos otros secretos y si se le remueven las prohibiciones, causarán daño peligroso a Israel. Son excusas vacías, detrás de las cuales hay solo una razón y es la venganza. Los secretos del desarrollo atómico de Israel son sabidos hace años. Es sabido el funcionamiento del reactor atómico y varias veces se difundieron la cantidad de ojivas atómicas atribuidas a Israel.

Desde el inicio de todo esto, pasó un cuarto de siglo. Hasta a los más bajos criminales Israel les permite vivir sus vidas, después de haber cumplido sus condenas. El gobierno debe permitirle a Vanunu viajar a la ceremonia en Berlín, y darle el derecho básico de todo ser humano: libertad de movimiento que le permita abandonar el país para siempre.

http://www.haaretz.co.il/hasite/spages/1203224.html