Dos nuevos informes acerca de la economía («Informe de Competitividad del Mundo Árabe 2005») y de la política («Hacia la Libertad en el Mundo Árabe», publicado en Ammán, Jordania el 5 de abril de 2005) en los estados árabes dramatizaron lo que todos los observadores astutos ya sabían: la región árabe es un desastre y […]
Dos nuevos informes acerca de la economía («Informe de Competitividad del Mundo Árabe 2005») y de la política («Hacia la Libertad en el Mundo Árabe», publicado en Ammán, Jordania el 5 de abril de 2005) en los estados árabes dramatizaron lo que todos los observadores astutos ya sabían: la región árabe es un desastre y las políticas norteamericanas han exacerbado la situación.
«El mundo árabe se enfrenta a una bomba de tiempo de población y necesita con urgencia reformar gobiernos, sistemas de educación y reglas culturales que mantienen a la mujer fuera de la fuerza de trabajo…», escribió Al Jazeera (2 de abril) al resumir las conclusiones del «Informe de Competitividad del Mundo Árabe 2005», emitido por el Foro Económico Mundial en una conferencia del 2 de abril de 2005 en Doha, Qatar.
El «Informe de Competitividad» reconocía la viabilidad de los mini estados ricos en petróleo como Qatar, pero en el curso de la próxima década otras naciones árabes tendrían «que crear 80 millones de puestos de trabajo» para enfrentar el creciente número de personas que buscarán empleo. Mustafá Nabil, economista jefe del Banco Mundial para el Medio Oriente, citó la»resistencia al cambio» de los líderes árabes como uno de los impedimentos para instituir amplias reformas. El Informe de Desarrollo Humano Árabe de 2004 (IADH), «Hacia la Libertad en el Mundo Árabe», también se hizo eco de las opiniones de Nabil acerca de la «naturaleza autoritaria» de los líderes árabes, pero provocó la ira de Washington al censurar el papel de EEUU tanto en Irak como en Israel-Palestina.
El consiguiente disgusto de Washington atrasó la fecha original de salida de los informes (octubre 2004) e hizo que el administrador de UNDP Mark Malloch Brown declarara que «En el caso del informe del presente año… algunas de las opiniones expresadas por los autores no son compartidas por UNDP o la ONU» (Prólogo, «Hacia la Libertad en el Mundo Árabe»).
Nader Fergany, autor principal, declaró que la administración Bush respondió al crítico lenguaje amenazando con recortar parte de su contribución de $100 millones para UNDP (23 de diciembre, 2004, Courier-Mail). UNDP negó tal amenaza. Pero la noticia se filtró a los medios y los intelectuales árabes comprendieron la «lección de libertad de palabra» de Washington.
Bush ya había dejado en claro su desdén por la ONU al invadir a Irak en 2003, destruyendo prácticamente la legitimidad del Consejo de Seguridad, el cual había denegado la acción militar. Nuevamente le sacó la lengua a la ONU al nominar al Subsecretario de Estado para el Control de Armamentos, John Bolton, como representante de Washington a la ONU.
«No existe una cosa tal como Naciones Unidas», declaró Bolton en la Convocatoria de Estructuras Globales de 1994 en Nueva York, y agregó: «El edificio del Secretariado en Nueva York tiene 38 pisos. Si perdiera diez pisos no tendría la menor importancia». Los círculos de Bush confían en la capacidad del público norteamericano para olvidar que en 1945 el dinero y el personal de EEUU crearon este organismo mundial.
Sin embargo, los bushistas no dudan en utilizar los documentos de la ONU que coinciden con sus políticas. Alabaron los Informes de Desarrollo Humano Árabe de 2002 y 2003, los cuales subrayaban la ausencia de libertad en los estados árabes, cosa que los funcionarios de la Casa Blanca usaban para apoyar sus propios planes «democráticos» para reconstruir el Oriente Medio.
Pero los autores del IDHA de 2004 violaron tabúes al criticar a Israel, el cual ha continuado sus violaciones de las libertades individuales y colectivas de los palestinos» (pág. 6) y la decisión de Bush de invadir y ocupar a Irak, donde «… el pueblo iraquí ha emergido del yugo de un régimen despótico… sólo para caer bajo una ocupación extranjera que incrementó el sufrimiento humano» (pág. 7). Ambas políticas han «influido adversamente en el desarrollo humano árabe» (pág. 6), dijeron los autores. Tales juicios por parte de estudiosos árabes independientes que redactaron el último informe reflejan un profundo pesimismo. La ausencia de libertad permea la región, en particular en los estados ricos en petróleo del Golfo, como Arabia Saudí y Kuwait, señalaron ellos.
El IDHA de 2004 también enfoca la hipocresía de Washington al calificar a sus aliados como Egipto, Jordania, Marruecos y Túnez como «democráticos». Esos gobiernos no aprobarían pruebas democráticas rudimentarias, argumentaron los autores.
Sin embargo, los que apoyan a Bush niegan la realidad en varios frentes. Segundo, y más dañino para el indicador de libertad de Bush, las elecciones, es que los árabes entrevistados por el equipo de IDHA desean ser «liberados de la ocupación extranjera y libertad de opinión, expresión y movimiento» (pág. 97). Tales hechos no preocupan a los «promotores de la democracia».
«Estamos en la aurora de un momento glorioso, delicado y revolucionario en el Medio Oriente», escribió el columnista Charles Krauthammer. «Se desató por la invasión de Irak, el derrocamiento de Saddam Hussein y las imágenes televisadas de 8 millones de iraquíes que votaron en una elección libre…» (4 de marzo de 2005, The Washington Post).
Awada Dakil, un chií iraquí, brinda un brusco contraste con el espumoso entusiasmo de Krauthammer. «Nada ha cambiado», dijo. «La única diferencia es que antes nos gobernaba un dictador y ahora nos gobiernan payasos». (Telegraph, 30 de marzo de 2005).
Dakil tomó más certeramente el pulso en las calles árabes, donde el desempleo promedio está alrededor de 15% (Al Jazeera, «Expertos: Las Economías Árabes se Quedan Atrás», 3 de abril de 2005). «32 Millones de Personas Sufren de Desnutrición», señaló el más reciente IDHA, después de estudiar 15 países árabes (pág. 10).
La devastación diaria recorre a Irak y Afganistán, mientras que Líbano se enfrenta a una posible guerra civil, desatada por el asesinato en febrero del ex Primer Ministro libanés Rafik Hariri.
Sin embargo, el dogma religioso de Bush niega una discusión razonable acerca de los hechos en la región. Poco después de que las tropas norteamericanas invadieran Irak, el Secretario de Comercio Don Evans dijo que «Bush cree que fue escogido por Dios para liderar la nación en estos tiempos». (Judy Keen, USA Today, 12 de abril de 2003.)
El 2 de marzo de 2005, el Presidente dijo a una audiencia en el Colegio Comunitario Anne Arundel de Maryland: «Espero continuar trabajando con amigos y aliados para promover la libertad -no la libertad de Estados Unidos, sino la libertad universal, la libertad dada por un Ser Supremo». (5 de marzo de 2005, Arab News.) «La Semilla de Chucky en la Casa Blanca», como lo calificó un árabe-norteamericano, no muestra ningún interés en los asuntos subyacentes de la región».
Desde el 11/9, reporta Al Jazeera (2 de abril de 2005), ricos inversionistas árabes han retirado sus inversiones de EEUU y en su lugar han dedicado su dinero a los bienes raíces regionales. Esta actividad crea empleos temporales en la construcción, pero no levanta una economía basada en la exportación ni atrae capital extranjero a gran escala. Es más, los verdaderos reformadores económicos tendrían que circunvalar a las actuales burocracias infladas, las cuales existen sin tener que rendir cuentas, transparencia o el imperio de la ley, lo que hace imposible que se institucionalicen las reformas a largo plazo.
No obstante, la fórmula simplista de reforma del Presidente Bush quiere que la «privatización» solucione todas las calamidades económicas del Medio Oriente, lo cual parece una broma en una región donde las enormes ganancias provenientes del petróleo no han llegado a los bolsillos del ciudadano promedio. Para gran parte del mundi árabe, la privatización significa realmente el robo de la propiedad pública.
Adicionalmente Bush relaciona la solución de la pobreza del Medio Oriente con el libre comercio. «En todo el mundo, los mercados y el comercio libres han ayudado a derrotar la pobreza, y han enseñado a los hombres y mujeres los hábitos de libertad», declaró. «Así que propongo el establecimiento de un área de libre comercio EEUU-Medio Oriente en el plazo de una década, para llevar al Medio Oriente hacia un círculo en expansión de oportunidad, para brindar esperanza para el pueblo que vive en la región». (9 de mayo de 2003.)
Los imperialistas más ilustrados del siglo 21 pudieran ofrecer al Medio Oriente una versión renacida del Plan Marshall, combinado con una revitalizada Alianza para el Progreso, un plan masivo de inversiones para la industria y la infraestructura, junto con reformas educacionales para llevar la alfabetización y el desarrollo socioeconómico a las masas árabes -los trabajos preliminares para la democracia. El «Informe de Competitividad» llega a la conclusión de que el mundo árabe necesita de tal empuje, no lemas vacíos como «democracia», que se traduce en Irak y Afganistán como un grupo exclusivo de candidatos aprobados por EEUU participando en elecciones organizadas por EEUU.
Por el contrario el Presidente, quien tiene un apetito por la lectura como el de una supermodelo, no tiene un reconocimiento de la historia como el que posee la mayoría de los árabes. En las mezquitas y en las calles, el pasado se intersecta con el presente como un ancla dinámica de la vida diaria. Los antiguos lugares religiosos y las tradiciones seculares coexisten con los ubicuos teléfonos celulares y los vehículos tragadores de combustible. En Ma’aloula, cerca de Damasco, la gente aún habla arameo, el idioma de Cristo.
En última instancia, los árabes tienen sólidas razones para sospechar de la renovada cantaleta de Occidente con la democracia. Francia e Inglaterra colonizaron y saquearon la región después de la Primera Guerra Mundial. Es más, los iraquíes recuerdan que cuando se rebelaron contra la ocupación británica en los primeros años de la década del 20, Londres les arrojó gas venenoso. La memoria siria no olvida la cruel represión por Francia de su resistencia a la ocupación en 1925-1927 y nuevamente en 1945. La ferviente defensa por Washington de la ocupación de Palestina por parte de Israel durante treinta y ocho también les informa de esta estrecha interpretación de la «democracia».
Cuando brillantes académicos escriben informes acerca de regiones críticas, los gobiernos debieran usarlos como documentos primarios de inteligencia de los cuales se pueden derivar políticas apropiadas. Pero Bush ha sacado su «visión» exclusivamente de aduladores y oportunistas que están de acuerdo con sus suposiciones etéreas. En vez de depender de los simuladores y de los que siempre dicen que sí, los analistas de la CIA harían bien en leer a los poetas.
«Como mejillones nos sentamos en los cafés,
uno busca una oportunidad de negocio
uno busca otros mil millones
una cuarta esposa
pechos pulido por la civilización.
Uno merodea por Londres en busca de una gran mansión
Uno trafica en armas
uno busca venganza en los nightclubs
uno conspira por un trono, un ejército privado,
un principado.
Ah, generación de traición,
de hombres sustitutos, indecentes,
generación de sobras, seremos arrasados-
no importa el lento paso de la historia-
por niños que llevan rocas.»
—Nizar Qabbani (1923-1998), «Niños que Llevan Rocas«
Saul Landau es miembro del Instituto para Estudios de Política y dirige los estudios digitales en el Colegio de Letras, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Cal Poly Pomona.
Farrah Hassen fue la Productora Asociada del filme Siria: entre Irak y un lugar difícil, conjuntamente con Landau. Trabajó en la oficina del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en el otoño de 2004.