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El negocio de la guerra

Las acciones de las grandes compañías de defensa de EEUU duplican su valor desde la invasión de Iraq

Fuentes: El Confidencial

El presupuesto de defensa estadounidense ha aumentado desde unos 300.000 millones en 2001 hasta casi 455.000 millones desde que Bush es presidente

La guerra de Iraq ha vertido oro sobre decenas de compañías estadounidenses. Y pese a que, según la ONU, el país árabe se dirige irremediablemente «al abismo», las acciones de los principales contratistas del Pentágono –Lockheed Martín, General Dynamics y Northrop Grumman– se han revalorizado desde la invasión de marzo de 2003 hasta alcanzar niveles inéditos.

Mientras el índice Dow Jones, el indicador más importante de Wall Street, ha subido en este período un 51%, la multinacional de armamento General Dynamics ha ganado un 170%, Lockheed Martín, el mayor contratista de defensa del mundo, se ha revalorizado un 100%, y la empresa Northrop Grumman ha subido más de un 60%.

La cuestión radica en que el progresivo aumento del presupuesto de defensa de EEUU desde que George W. Bush tomó las riendas de la Casa Blanca (desde unos 300.000 millones en 2001 hasta casi 455.000 millones en la actualidad, cifra que no incluye el presupuesto de Seguridad Interior ni el coste de las guerras en Afganistán e Iraq), beneficia enormemente a estas compañías. Entre 1998 y 2003, los diez principales contratistas del Pentágono obtuvieron un 38% de total del presupuesto, según un estudio del Centro para la Integridad Pública. Lockheed Martin, con 94.000 millones de dólares, encabeza la lista, seguida de Northrop Grumman y General Dynamics, con 34.000 millones cada una.

«Las acciones de las compañías de defensa de EEUU, que casi se han triplicado desde el comienzo de la ocupación de Iraq, no muestran señales de desaceleración… A todas las compañías de armamento -con muy pocas excepciones- les ha ido extremadamente bien, la mayoría ha tenido un crecimiento de sus beneficios de más de un 10% (…). La creencia de que los fabricantes de armas, aviones y buques acaban de iniciar su progreso ha impulsado las acciones de los principales contratistas del Pentágono a niveles nunca vistos», señalaba ya en 2006 el periodista Bill Rigby, de Reuters, en el artículo Defense stocks may jump higher with big profits.

Aún más reseñable es el caso de Halliburton, la multinacional petrolera y de armamento presidida por el vicepresidente Dick Cheney entre 1995 y el año 2000. Sus acciones alcanzaron máximos el pasado verano por encima de los 40 dólares y actualmente acumula ganancias del 185% desde el comienzo de la guerra. El pasado mes de octubre la compañía anunció que sus ingresos trimestrales habían aumentado un 19% hasta los 58.000 millones de dólares.

Incumplidas promesas de reconstrucción

La lista de compañías relacionadas con el Pentágono no sólo incluye a gigantescas multinacionales, sino a una red de más de 100.000 contratistas y subcontratistas de servicios, corporaciones de seguridad privada y, sobre todo, firmas de reconstrucción, según el diario Washington Post (Census counts 100.000 contractors in Iraq, por Reane Merle). Acerca de la prometida reconstrucción, el nuevo plan para Iraq del presidente Bush recoge, junto a un aumento de las tropas de combate en 21.000 efectivos, un fondo de 1.000 millones de dólares para reparaciones y nuevas infraestructuras en un país absolutamente devastado por un conflicto que en marzo cumplirá su cuarto aniversario. No obstante, las empresas de reconstrucción que trabajan en Iraq han sido acusadas con frecuencia de eludir sus contratos.

Un informe sobre el terreno de Southern Exposure, una publicación del Instituto de Estudios del Sur, señala que, a pesar «del gasto de millones de dólares en piezas esenciales de las plantas de infraestructura eléctrica de Iraq, centrales telefónicas y sistemas de alcantarillado y saneamiento, éstos no han sido reparados o han sido arreglados tan mal que no funcionan».

El estudio muestra que de un contrato de reconstrucción con Halliburton por valor de 2.2000 millones de dólares, la compañía gastó sólo un 10% en «necesidades comunitarias mientras que el resto fue empleado en dar servicio a soldados de EEUU y reconstruir oleoductos». «Halliburton también empleó más de 40 millones de dólares en la fracasada búsqueda de armas de destrucción masiva», concluye.

Las fuentes sobre el terreno consultadas por este diario corroboran tales supuestos. «La prometida reconstrucción no ha llegado, aquello sigue exactamente igual. De hecho, la situación es cada vez peor. Hay más muertos, cada vez hay más desplazados. Un 30% de los cristianos de Iraq han abandonado el país hacia Siria», afirma Ángel García, presidente de Mensajeros de la Paz, la única ONG española con presencia en el país, y que el próximo 14 de febrero será recibido en el Vaticano por el Papa Benedicto XVI para intentar mediar en la crisis.

El caos sobre el terreno

Mientras la crisis se agudiza, el presidente Bush se enfrenta ahora a la oposición de la mayoría demócrata del Senado y del 70% del electorado estadounidense a su plan de enviar 21.500 soldados adicionales al país árabe, en el que el pasado año murieron más de 34.000 civiles en acciones violentas, según la ONU.

«A grandes rasgos, si la situación ya era sumamente compleja, la decisión de Bush de llevar más tropas a pesar de las recomendaciones del Grupo de Estudio sobre Iraq (autor del conocido Informe Baker) sólo puede actuar en sentido negativo. El tiempo va en su contra porque la violencia no hace más que agravarse», señalan a este diario fuentes de la organización catalana Escola de Cultura de Pau .

La polémica decisión de aumentar las tropas «es un ejemplo muy claro de cómo una opción puramente militar no es una solución. En contraposición, debería fomentarse un diálogo interno que sea puramente inclusivo, que incluya todas las tendencias confesionales e incluso asociaciones civiles. Una entidad binacional (con los suníes, kurdos y chiíes de Bagdad al norte y una zona chií al sur del país) podría resolver cuestiones como el reparto de poder y el reparto de los recursos», añaden.

Lo cierto es que el país sigue sumido en el caos. Ayer, tres explosiones en Bagdad dejaron 30 muertos y 83 heridos, según fuentes policiales iraquíes. Mientras, duros combates en pleno centro de la capital provocaron la muerte de 30 iraquíes y seis soldados estadounidenses, ampliando hasta más de 3.055 la cifra de bajas de EEUU desde el comienzo de la invasión.