Desde 1947, numerosos jefes militares y dirigentes políticos estadounidenses, entre ellos los Bush, pertenecen a un grupo evangélico secreto, llamado «La familia», cuya sede se encuentra cerca del Pentágono, en la propiedad de los cedros. Esa organización, luego de aliarse al Vaticano en América Latina en contra de la teología de la liberación, dirige hoy […]
Desde 1947, numerosos jefes militares y dirigentes políticos estadounidenses, entre ellos los Bush, pertenecen a un grupo evangélico secreto, llamado «La familia», cuya sede se encuentra cerca del Pentágono, en la propiedad de los cedros. Esa organización, luego de aliarse al Vaticano en América Latina en contra de la teología de la liberación, dirige hoy una doble ofensiva contra católicos y musulmanes. De ella provienen también los principales personajes de la dirección política de Estados Unidos y extiende su influencia por el mundo mediante sus misioneros. El politólogo Charles Saint-Prot, quien participó en el coloquio Axis for Peace, analiza, en el trabajo que hoy les presentamos, la estrategia de ese grupo evangélico en el mundo árabe.
Hace varios años que el extremismo religioso, o sea la utilización de la religión en función de objetivos políticos, se convirtió en elemento esencial de la geopolítica del Cercano Oriente. En momentos en que ciertos sectores y medios de difusión atribuyen constantemente todos los problemas al Islam, los comentaristas no mencionan sin embargo la responsabilidad de las iglesias protestantes que contribuyen a la agravación del conflicto.
Ya se conoce la importante que la iglesia evangélica conocida como «revivalista» adquirió en Estados Unidos, donde ejerce considerable influencia sobre la política de la administración Bush. Se sabe también que los miembros de esa iglesia son los más fervientes defensores de Israel y que rechazan toda concesión territorial a los palestinos.
Los evangélicos, quienes se inscriben en la vertiente de los cristianos sionistas –grupo fundamentalista protestante aparecido a fines del siglo XIX y que pretende que la institución de un Estado israelí constituye la realización de la profecía bíblica [1]-, no se limitan a prestar a Israel un apoyo moral. Su dinero contribuye a financiar la partida de los judíos de Rusia y de Ucrania hacia Israel.
Según el rabino Yechiel Eckstein, quien dirige una de las principales agencias de recolecta de fondos destinados a Israel entre los evangélicos estadounidenses, su asociación recogió, en siete años, más de 100 millones de dólares estadounidenses [2].
En octubre de 2003, extremistas sionistas y evangélicos se reúnen en el hotel Rey David de Jerusalén en presencia de Richard Perle -a la sazón presidente del Consejo para la Política de Defensa del Pentágono e influyente consejero de George Bush II- y de varios ministros del gobierno de Sharon para celebrar «el surgimiento de la Jerusalén celeste que tendrá lugar después de la destrucción del Islam « [3].
También se sabe que la corriente evangélica, que dice contar con más de 70 millones de fieles en Estados Unidos y que dispone al parecer de cientos de miles de «pastores-propagandistas « pagados, se expande ampliamente por América Latina (Evangelical Union of South America, principalmente en Brasil donde esa iglesia podría tener más de 30 millones de adeptos [4]), Japon, África (ver, por ejemplo, el papel que desempeñaron los evangélicos, favorables al presidente Gbagbo, en los sucesos de Costa Marfil (Côte d’Ivoire)), Europa y hasta en la India (Indian Missions Association -IMA) o en China… Menos conocido es el papel de los evangélicos en la política de Estados Unidos hacia el mundo árabe.
Es notorio que la Casa Blanca, el Congreso y la CIA siguen y favorecen con gran interés la expansión de las iglesias evangélicas. El odio que estas profesan al Islam, al igual que su desprecio por los cristianos árabes, hacen de ellas el instrumento favorito de la política estadounidense tendiente a ocasionar la ruptura en el seno del mundo árabe para lograr organizar un «Gran Medio Oriente» enteramente sometido a la influencia de Washington y de sus aliados israelíes.
La acción de las iglesias evangélicas en el mundo árabe tiene tres aspectos:
La propaganda antimusulmana, que cuenta con medios considerables y achaca a los musulmanes todos los problemas del mundo. Los evangélicos fueron así los primeros en organizar, en complicidad con los neoconservadores estadounidenses cuyos compromisos proisraelíes son harto conocidos, campañas tendientes a asociar Islam y terrorismo, o sea a asociar esa religión con el «Eje del Mal».
Uno de sus objetivos predilectos es Arabia Saudita, país contra el cual mantienen una campaña constante al tiempo que estimulan ciertas hermandades a sembrar la división religiosa dentro de ese reino.
La utilización de las comunidades cristianas árabes que actualmente desarrollan en Líbano, Palestina, Siria e Irak.
En Líbano, misionarios evangélicos recorren el país cada verano siguiendo un itinerario trazado en colaboración con la embajada de Estados Unidos. Grupos de jóvenes organizan conciertos, festivales, encuentros en las playas, antes de pasar a reuniones más precisas con vistas a convencer a los jóvenes cristianos, sobre todo a los maronitas, a sumarse a la iglesia evangélica ofreciéndoles el pago de sus estudios, visas para viajar a Estados Unidos y todo tipo de ventajas.
Esas actividades van acompañadas de un fuerte proselitismo antimusulmán que tiene mucho que ver con la agravación del confesionalismo en el país del cedro [5]. Los evangélicos usan esos mismos métodos en Siria, aunque de manera más discreta debido a la vigilancia de las autoridades.
En Irak, los misioneros de las sectas evangélicos llegaron con las tropas estadounidenses y gozan hoy de gran influencia. A golpe de dólares, se esfuerzan por conquistar a los cristianos iraquíes para que abandonen sus prácticas tradicionales, de carácter oriental y árabe, y se establezcan en comunidades separadas.
Los argumentos son siempre los mismos, se trata de incitar a los cristianos árabes al abandono de su religión tradicional a cambio de un empleo, de subvenciones para sus hijos o de una promesa de otorgamiento de visa. Al igual que el Vaticano, las iglesias tradicionales iraquíes denuncian el peligro que representan los evangélicos estadounidenses, algunos de los cuales han sido ejecutados por la resistencia.
Según el cura de la aldea cristiana de Ain-kawa, cerca de Mosul, «Durante ceremonias religiosas explicamos a los fieles que tales misioneros son en realidad agentes estadounidenses que tratan de sobornar a los iraquíes con su dinero, extranjeros que quieren acabar con nuestra historia y provocar conflictos confesionales en Irak.
Le repetimos a los fieles que no acepten a esa gente en sus casas ni en lugares donde se reúnan sus hijos». Los cristianos iraquíes afirman que esos evangélicos «no sólo pueden causar la dispersión de los fieles sino crear también un clima de enfrentamiento confesional que no existía antes en Irak. Esos extranjeros tratan de perturbar nuestras buenas relaciones con los musulmanes y [de acabar con] un clima milenario de entendimiento» [6]. Un proceso punto por punto similar se desarrolla en la Palestina ocupada, donde los evangélicos realizan esfuerzos considerables por conquistar a los fieles e incitarlos después a abandonar el país.
En tercer y último lugar, el trabajo de conversión de musulmanes constituye el aspecto más espectacular de la actividad de los evangélicos. La estrategia estadounidense de evangelización dirigida hacia los pueblos musulmanes cuenta con el apoyo de verdaderas redes así como con la elaboración de un mensaje evangélico adaptado al mensaje coránico.
Ese tipo de evangelización tiene como blanco específico ciertas comunidades musulmanas cuyos orígenes étnicos podrían ser explotados en el marco de proyectos secesionistas y antiárabes, como en el caso de las minorías kurdas de Irak y Siria, así como los kabiles y los bereberes en Maghreb.
Según el diario argelino Al Watan [7], la evangelización en Kabilia es «el resultado de un proselitismo organizado y financiado por una estrategia de evangelización de los pueblos musulmanes. En Argelia, los evangélicos se aprovechan del factor humanitario y escogen sus blancos entre la gente más desfavorecida, personas que se convierten al cristianismo por dinero (2 000 dinares, el equivalente de 20 euros), para obtener atención médica o a cambio de visas para partir al extranjero ya que las cancillerías europeas conceden más fácilmente visas de entrada a la zona Schengen a los argelinos que se presentan como cristianos «perseguidos».
Más del 74% de las personas que asisten a misa lo hacen sobre todo para obtener la ayuda financiera de los misioneros» [8]. Una de las acciones más recientes de la iglesia protestante en Constantina estuvo dirigida a los estudiantes de la enseñanza media, proponiéndoles «un apoyo escolar gratuito. Además de las clases que les proponían, los alumnos recibieron CDs, libros y otros documentos de propaganda evangélica. Ese mismo proceder (…) se utilizó en Tiaret y en otras ciudades» [9].
Según nuestras informaciones, los «diplomáticos» de la embajada estadounidense en Argelia visitan frecuentemente los territorios kabiles y estimulan el proselitismo evangélico.
Esa iglesia dispone al parecer de más de 800 agentes clandestinos, más del triple de los que contaba en 2002. Estos se presentan bajo distintos disfraces, como médicos, enfermeros, militantes humanitarios, maestros, ingenieros e incluso como empresarios [10]. En enero de 2005, durante la visita a Marruecos del predicador evangelista y presentador televisivo Josh McDowell, como representante de la Crusade for Christ International (7 000 voluntarios a través del mundo), la publicación Journal-hebdo escribió «Asaltado Marruecos por los neoprotestantes estadounidenses» [11].
Al trabajo de los evangélicos estadounidenses se suma la propaganda de numerosas estaciones de radio y televisión que gozan del apoyo de Estados Unidos, sobre todo del Congreso y la CIA, como Radio El Mahabba, que transmite las 24 horas mediante el canal de audio del satélite Eutelsat Hotbird 3, la cadena CNA-Channel North Africa, Arabvision, Life-TV, Miracle Channel, etc., sin hablar de la cadena estadounidense de propaganda en árabe Al Hurra.
La propaganda evangélica se inserta también en los proyectos de programas para el desarrollo de Internet, como el programa de desarrollo del uso de Internet (GIPI, Global Internet Policy Initiative) emprendido por el Departamento de Estado en el marco de la Iniciativa de Asociación del Medio Oriente (MEPI), que ya se extiende a Argelia, Túnez, Marruecos, Egipto, Siria, Líbano, Jordania, Irak, Arabia Saudita, Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos, Yemen y Palestina.
Por supuesto, esa acción de supuesta evangelización, estimulada, financiada y protegida por el gobierno de Washington, no responde a ningún sentimiento religioso sincero. Su objetivo es crear focos de discordia dentro de los países árabes con el fin de desestabilizarlos y debilitarlos. Su desarrollo atiza artificialmente el choque de civilizaciones y se inscribe en el marco del proyecto en marcha desde el 11 de septiembre de 2001 para demonizar el Islam.
Simplemente forma parte de la política de Estados Unidos tendiente a remodelar el «Gran Medio Oriente» y a extender la hegemonía estadounidense.
Charles Saint-Prot
Directeur de l’Observatoire d’études géopolitiques.
Los artículos de esta autora o autor
[1] Donald Wagner in Daily Star (Beirut), 8 de octubre de 2003.
[2] Fuentes: Radio-Canadá, programa «Zone libre» del 23 de enero de 2004: «Les chrétiens sionistes»…
[3] Ver nuestro artículo «Sommet historique pour sceller l’Alliance des guerriers de Dieu, Voltaire, 17 de octubre de 2003.
[4] cf. Le Monde, 7 de mayo de 2005: «L’Église brésilienne face à la montée des évangélistes».
[5] Testimonios recogidos en Líbano…
[6] Cf. Hebdomadaire Magazine, Beirut.
[7] Al Watan, 26 y 27 de julio de 2004.
[8] Argel (AP), 15 de mayo de 2004.
[9] Diario argelino le Jeune Indépendant, 16 de agosto de 2004.
[10] Diario marroquí Le Matin, 17 de marzo de 2005.
[11] Ver Le Journal-hebdo del 8 de enero de 2005.