Traducido por Silvia Arana para Rebelión
Barack Obama, ex presidente de Harvard Law Review y conferencista de derecho constitucional, debería repasar la bibliografía de sus cursos. Parece que ha abandonado la idea de situar su mandato presidencial dentro de la ley.
Analicemos su decisión de expandir la guerra de drones, en abierto desafío de las leyes internacionales, del derecho escrito y de la Constitución. Los drones de Obama se desplazan sobre varias naciones de Asia y África y hacen blanco en sospechosos, conocidos y desconocidos, a quienes el presidente, a su antojo, desea evaporar del mundo en nombre de la seguridad nacional de EE.UU.
Más de 2.500 personas han sido asesinadas por los drones de Obama, muchas de ellas civiles y víctimas inocentes, incluyendo ciudadanos de EE.UU., sin que existiera ninguna «amenaza inminente» contra EE.UU.
Como escribió Justin Elliott en ProPublica : «Con Obama… solo el 13% de los asesinados podrían ser considerados líderes de los militantes -de los talibanes de Pakistán o de Afganistán o de Al Qaeda». El resto de los muertos, además de los numerosos civiles inocentes incluyendo niños, son gente oprimida por sus propios gobiernos crueles o dominados por la ocupación estadounidense de sus países. Además de ser importante desde el punto de vista de los derechos humanos y de las leyes de guerra, la distinción entre civiles y combatientes es importante porque muestra que los drones de Obama se están conviertiendo en lo que Elliot llama «una fuerza aérea de contrainsurgencia» para los regímenes colaboracionistas de EE.UU.
Las «listas de condenados a muerte» son elaboradas por Obama y sus consejeros, liderados por John O. Brennan, y provienen directamente desde la Casa Blanca, según The New York Times . Aparentemente, el Presidente Obama pasa una buena parte del tiempo haciendo de fiscal, juez, jurado, verdugo y ocultador. Pero lo hace con mucha discreción; no es un emperador ostentoso.
Hace aproximadamente un año, el Sr. Brennan dijo en un discurso en la Escuela de Leyes de Harvard, ante una audiencia notablemente apática, que sus acciones y las del presidente eran perfectamente legales bajo la ley de auto-defensa. Por supuesto que su concepto de auto-defensa es el definido por el propio presidente.
Parece ser, según declaraciones recientes en The Daily Show, que el Presidente Obama no comparte la absoluta certeza del Sr. Brennan. El 18 de octubre, Obama le dijo a John Stewart y a la audiencia que «una de las cosas que tenemos que hacer es establecer una estructura legal, y necesitamos la ayuda del Congreso para hacerlo, para asegurarnos de que no solamente yo sea controlado sino también que cualquier otro presidente sea controlado en sus decisiones».
Entonces en la ausencia de una «estructura legal» ante la cual rendir cuentas, ¿los presidentes derriban a quienes se les ocurre atacar (junto con sus familiares o transeúntes), independientemente de que la persona que ha sido blanco del ataque esté o no complotando un atentado contra EE.UU.? Pareciera ser así, a pesar de que los estatutos legales, llamados Constitución, establezcan la separación de poderes y el debido proceso. ¿Qué otra estructura legal necesita el Sr. Obama?
Es obvio que desea una «Oficina de Asesinatos del Drone Depredador Presidencial» -usando la nomenclatura del autor, académico y abogado litigante Bruce Fein- que sea permanente y autosuficiente, y esté alojada en la Casa Blanca. Según The New York Times , el Presidente Obama quiere «reglas explícitas para los asesinatos selectivos… para que los próximos presidentes hereden estándares y procedimientos claros». Fein señala que estos «estándares y procedimientos claros, y libres de rendir cuentas ante el poder judicial, el legislativo y el pueblo» atentan contra el orden legal y la democracia.
En efecto, todo el proceso deliberativo interno del gobierno de Obama ha estado rodeado de un secreto total, un proceso continuo de un mórbido exceso de documentos clasificados, que incluso hoy contiene opiniones legales internas secretas sobre los asesinatos selectivos. El gobierno se niega a reconocer que una fuerza aérea de drones opera en Pakistán -un hecho que todo el mundo conoce, sobretodo los cientos de pakistaníes heridos y desplazados. La fuerza aérea de drones usa «ataques firmados» como los llamó The New York Times «contra grupos de militantes desconocidos y sospechosos».
Como es lógico, la campaña con drones aterroriza, de manera constante, a miles de familias que temen un ataque a cualquier hora del día o de la noche y tiene un efecto contraproducente al incrementar la cantidad de simpatizantes de Al Qaeda y sus afiliados en Pakistán y Yemen. Los «ataques firmados», según The New York Times, han generado el conflicto interno más agudo del gobierno de Obama». Michael V. Hayden, ex Director de la CIA durante el gobierno de George W. Bush, se preguntó públicamente hasta que punto el aumento del uso de drones es contraproducente y crea más enemigos al agudizar el deseo de venganza contra EE.UU.
Los críticos señalan las numerosas ocasiones en las que los departamentos y agencias de seguridad han dado datos de inteligencia falsos o equivocados, desde la Guerra de Vietnam hasta las justificaciones para invadir Irak, o fallaron en predecir sucesos tales como la caída de la Unión Soviética. Este legado de errores y falsedad debe servir para controlar a los presidentes que deciden la muerte de personas dando órdenes a operadores de drones que presionan botones sobre blancos ubicados a miles de millas de distancia, basándose en lo que llaman inteligencia, que se mantiene secreta.
Según la perspectiva de Fein, el Presidente Obama quiere que «sus asesinatos con drones depredadores secretos y al margen de cualquier control, se conviertan en un modus operandi del complejo de seguridad nacional». Si Obama recordara el derecho constitucional, tales acciones, dentro del marco constitucional, deberían contar con la autorización del Congreso y estar sujetas a revisión del poder judicial.
Con un Fiscal General de la Nación, Eric Holder, que sostiene que puede existir el debido proceso en el interior del poder ejecutivo sin control del Congreso ni revisión del poder judicial, solo se puede apostar por una presidencia más imperial, violenta y secreta que haga jirones la separación de poderes y el control entre ellos establecido por la Constitución.
Y yo no apostaría a que otros países con similares tendencias invasoras vayan a olvidar esta luz verde al unilateralismo ilegal cuando alcancen un desarrollo de drones similar al de EE.UU.
Nota de la traductora: Ralph Nader es un legendario activista por los derechos del consumidor, abogado y autor. Su activismo se ha enfocado en pos del compromiso social, de denuncia de las corporaciones, de la corrupción del sistema político bipartidista de EE.UU. y de la defensa del medio ambiente. Fue candidato presidencial por el Partido Verde en 1996 y 2000 y candidato independiente en las elecciones presidenciales de 2004 y 2008. Su activismo incluye entre otros logros haber contribuido a mejorar la seguridad de los automóviles, la sanción del Acta de Libertad de Información, la creación de la Agencia de Protección del Medioambiente, la Comisión de Seguridad de Productos de Consumo.