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Latinoamérica y EE.UU., una realidad no tan mágica

Fuentes: Rebelión

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Cuando George Bush y Tony Blair comienzan a hablar tan fuerte de defender la «libertad» y la «democracia» y de «terminar con la pobreza», más vale que la gente por todas partes comience a cuidar con aún más atención que de costumbre sus libertades y recursos económicos cada vez más escasos. El régimen de EE.UU. y sus aliados están involucrados en agresiones genocidas, en procedimientos judiciales ilegales, en chantajes debilitadores «a la ayuda» y en extorsiones con el «libre comercio» como sus principales instrumentos de política extranjera. Han demostrado que harán todo lo que sea necesario para lograr lo que se proponen.

La gente en Centroamérica en los años ochenta y en Colombia durante más de cuarenta años, han vivido ya el futuro de Irak y de otros objetivos de la codicia corporativa internacional. Irak ya fue destruido económicamente por las sanciones de la ONU y los bombardeos aéreos de EE.UU. y Gran Bretaña durante los años noventa. Pero los acontecimientos en Faluya confirman que el país enfrenta un desplazamiento masivo de la población durante los próximos años, igual como millones de personas en Colombia fueron desplazadas. El movimiento de población creará una reserva aún más desesperada de mano de obra semi-capacitada y sin capacitación, obligada a aceptar bajos salarios incapaces de asegurar una vida decente.

Además de perder los beneficios de su petróleo, las tierras cultivables de Irak serán arruinadas por pesticidas y herbicidas químicos y sembradas con cultivos de «desierto verde» genéticamente modificados para enriquecer a la agroindustria corporativa extranjera, como ocurre en toda Latinoamérica. Sus recursos acuáticos serán debilitados y privatizados tal como pasa con los recursos acuáticos desde el Río Grande a Tierra del Fuego. Junto con estas catástrofes sociales y ecológicas, las condiciones impuestas mediante las políticas de «libre comercio», por el Banco Mundial, el FMI, y por programas de «ayuda» crearán y mantendrán una crisis continua de las instituciones políticas creada para impedir reformas que beneficien a la mayoría pobre.

La constante interferencia de EE.UU. y de sus aliados en los asuntos internos de países más pobres pero ricos en recursos, crea a propósito inestabilidad para mutilar la capacidad de esos países de encarar efectivamente la pobreza generalizada. En Latinoamérica, el ejemplo de la ilegalidad de EE.UU. y su desdén hacia las normas legales básicas está creando las condiciones para más tiranía y dictaduras. Oportunistas implacables como los presidentes Uribe en Colombia, Gutiérrez en Ecuador, Toledo en Perú, y Mesa en Bolivia, y los testaferros de EE.UU. que gobiernan actualmente Centroamérica, están todos totalmente dispuestos a copiar la degeneración del régimen de Bush hacia la criminalidad, si les es posible.

Trinidad, Sonia, Granda – secuestros criminales como política de Estado

Los recientes acontecimientos en Colombia son emblemáticos de esa criminalidad. En enero de 2003, agentes de EE.UU. ayudaron a fuerzas de seguridad ecuatorianas a secuestrar a Simón Trinidad en Quito. Trinidad fue negociador de la oposición armada colombiana de las FARC durante la presidencia del predecesor de Uribe, Andrés Pastrana. Trinidad fue llevado ilegalmente a Colombia desde Ecuador y posteriormente extraditado a Estados Unidos basándose en una acusación inventada de haber contrabandeado 5 kilos de cocaína.

Al contrario, Salvatore Mancuso, cuya extradición de Colombia ha sido exigida por Estados Unidos desde 1997 en conexión con un embarque de 19 toneladas de cocaína, se mueve libremente por Colombia. En junio del año pasado, Mancuso fue invitado a dirigirse a la Asamblea Nacional de Colombia. Lo hizo en julio, con otros dos jefes de los escuadrones de la muerte paramilitares de las AUC, como parte de las espurias «negociaciones de paz» entre las AUC y el gobierno. El presidente colombiano, Alvaro Uribe, ha sido un antiguo partidario y colaborador de los escuadrones de la muerte, y también fue identificado por las autoridades como implicado en narcóticos a comienzos de los años noventa.

En febrero de 2004, otra miembro de las FARC, Nayibe Rojas Valderrama, conocida por su «nom de guerre», Sonia, fue capturada en Cartagena del Chairá. En una flagrante violación de las normas legales más elementales fue llevada secretamente a un barco en alta mar, donde fue interrogada por agentes de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos [DEA] (1). Luego, en diciembre del año pasado, en la capital de Venezuela, Caracas, Ricardo Granda otro alto representante de las FARC durante las fracasadas negociaciones de paz con Andrés Pastrana, fue secuestrado y llevado a través de la frontera a Colombia.

El gobierno colombiano admitió que había pagado secretamente a miembros de las fuerzas de seguridad colombianas para que ayudaran a realizar el crimen, apoyando a miembros de las fuerzas de seguridad colombianas que actuaron ilegalmente dentro de Venezuela. El secuestro condujo a una grave crisis diplomática con el gobierno venezolano. Estos casos prominentes sólo subrayan la violación rutinaria de los derechos básicos por las autoridades colombianas contra sindicalistas ordinarios, organizadores de los trabajadores rurales, defensores de los derechos humanos, organizaciones de los pueblos indígenas – cualquiera que trabaje por defender los derechos básicos de la gente.

El salón de los espejos de EE.UU. – Colombia e Irak

A pesar de más de 3.000 millones de dólares en ayuda militar, utilizando dinero del contribuyente estadounidense, a pesar del apoyo a los escuadrones de la muerte paramilitares narcotraficantes, y a pesar del continuo recurso a una descarada ilegalidad, el presidente Uribe pierde la guerra contra las FARC, tal como EE.UU. pierde la guerra contra la resistencia iraquí. El Alto Comando de la región oriental de las FARC afirma que en 2004 mató a más de 1.300 soldados colombianos y que perdió 245 de sus propios combatientes. (2) Igual como en Irak, abundantes fondos de EE.UU., abusos generalizados de los derechos humanos y la militarización de amplias áreas del país no han logrado derrotar la resistencia popular.

Combates en esa escala indican claramente que las FARC controlan grandes partes del territorio nacional colombiano. Representan una fuerza beligerante altamente organizada, con un comando central reconocido por el gobierno en varias negociaciones. El régimen de Bush apoya la guerra porque lo que menos le importa es cuántos mueren en Colombia, si sus patrocinadores corporativos logran extraer los recursos naturales del país y explotar a su fuerza laboral reprimida. La «guerra contra la droga» y la «guerra contra el terror» sirven de máscaras al imperialismo corporativo que lleva miles de millones de dólares del dinero del contribuyente de EE.UU. para subvencionar los beneficios de unas pocas corporaciones multinacionales. Poco ha cambiado en cien años, sólo ha empeorado.

La Corte Suprema de Ecuador – Ahora lo ves, ahora no lo ves. …

Mientras tanto, en Ecuador, el presidente Gutiérrez maniobra para centralizar el poder en la presidencia. En diciembre, antes del receso de las vacaciones, sus aliados políticos utilizaron su pequeña minoría en el congreso ecuatoriano para destituir a todos los jueces de la Corte Suprema de Ecuador. Pudieron hacerlo sólo porque anteriormente se habían apoderado inconstitucionalmente del Consejo Ejecutivo del Congreso en una elección en la que no estuvo presente ni un solo diputado de la oposición, una circunstancia a la que contribuyó la policía impidiendo físicamente que participaran los diputados opositores.

Actualmente, amplios sectores de la opinión dentro de Ecuador protestan contra las acciones de los aliados parlamentarios de Gutiérrez, exigiendo que el presidente y sus compinches respeten la constitución. La crisis resulta de intentos de los oponentes de Gutiérrez, en noviembre de 2004, de censurarlo por la malversación de fondos públicos para financiar su campaña en la elección presidencial. A pesar de que perdió abrumadoramente en las elecciones municipales del año pasado, Gutiérrez está determinado a utilizar la mayoría de sus aliados en el congreso para impedir el debate sobre medidas que probablemente serán rechazadas por la mayoría del pueblo ecuatoriano. Entre las medidas en disputa, están un tratado de «libre comercio» bilateral con EE.UU., la inmunidad legal para militares de EE.UU. que operen en Ecuador y una participación mayor en las operaciones militares de EE.UU. y Colombia a lo largo de la frontera entre Ecuador y Colombia, contra las FARC.

Hipocresía de EE.UU. – el sonido ensordecedor del silencio

Como de costumbre, EE.UU. ha mantenido un silencio total frente a las travesuras inconstitucionales de Gutiérrez. El doble rasero de siempre, que caracteriza la política global de EE.UU., se aplica de verdad en Latinoamérica. Las fuerzas antidemocráticas en todo el continente reciben un gesto benévolo de aprobación del gobierno de EE.UU. y de sus pro-cónsules en las embajadas locales. Así, por ejemplo en Colombia, donde terroristas narcotraficantes como Mancuso y sus compañeros asesinos en masa, «terroristas» según EE.UU., se vanaglorian abiertamente sobre sus crímenes con total impunidad. Los representantes de EE.UU. no dicen nada.

Al mismo tiempo, opositores al gobierno son asesinados al por mayor por los seguidores de Mancuso y por sus compañeros paramilitares. EE.UU. financia y entrena a los asesinos, sea directamente a través de «sub-contratistas» o indirectamente a través del ejército colombiano. De la misma manera, cuando el congreso venezolano aprueba cambios en la Corte Suprema, funcionarios de EE.UU. vociferan abiertamente sobre una «amenaza a la democracia». Cuando toda una Corte Suprema desaparece en Ecuador, los representantes de EE.UU. piden que no se les nombre para decir sin convicción: «Refleja lo débiles que son las instituciones democráticas en este país.» (3)

Nicaragua – La embajada de EE.UU. ensilló el caballo equivocado – cabalga hacia atrás.

Puede ser que la agitación que ha sacude los países andinos no sea tan pronunciada en Centroamérica, pero Nicaragua está sufriendo un caos político similar que resulta de la grosera intervención de EE.UU. La embajadora de EE.UU., Barbara Moore, parece no haber leído su propio Plan de País USAID/Nicaragua de 2003 de la embajada que dice: «A fin de lograr el objetivo estratégico regional de gobierno mas receptivo y con mayor transparencia, USAID/Nicaragua concentrará sus esfuerzos en el fortalecimiento del estado de derecho…» Moore parece interpretarlo como si significara que se reúna con el presidente Bolaños y con políticos opositores tras puertas cerradas para organizar una estrategia contra una posible victoria de los Sandinistas en la elección presidencial de 2006 y para apoyar las exigencias del FMI de que se privatice el agua.

Ahora mismo, el partido Sandinista – el FSLN – controla casi todas las autoridades municipales de Nicaragua, incluyendo la capital, Managua, que conservó ampliamente en las recientes elecciones municipales. No hay nada de transparente o legal en que la embajada de EE.UU. organice directamente la vida política de Nicaragua o de cualquier otro país. El hecho de que lo haga como algo normal sólo refleja la obstinada hipocresía del Departamento de Estado de EE.UU. El problema fundamental de Moore es que su predecesor, Oliver Garza, agregó un perdedor más a la larga lista de perdedores incapaces de EE.UU. en Latinoamérica cuando ayudó a que ganara Enrique Bolaños en 2001.

Bolaños es probablemente el dirigente más aislado de toda Latinoamérica. Un puñado de diputados lo apoya en la Asamblea Nacional. Su amenaza de declarar un estado de emergencia provocó una reacción desalentadora tanto de la policía como del ejército. Desesperado por conseguir apoyo, se volvió hacia la Organización de Estados Americanos que declara solemnemente que está «considerando» la situación. El único apoyo sólido como una roca se encuentra en la embajada de EE.UU. Después de su fracaso como presidente, es probable que se haya resignado a tener que mantenerse compuesto hasta las elecciones en 2006.

Bolaños sólo logró evitar la acusación por malversación de fondos en 2004 invocando su inmunidad presidencial. En diciembre renunció su ministro de Hacienda, Luis Eduardo Montiel, afirmando que es imposible trabajar con un presidente en cuyo gobierno «un 40 por ciento del presupuesto se negocia con otra entidad que no es Hacienda» (4) Hablando de la confusión de la inversión de capital con los costes operativos, Montiel dijo que trató «de resolverlo con el presidente (Bolaños) y el Secretario Técnico (de Coordinación y Estrategias, Mario De Franco), pero nunca fue posible una reunión para hablar del tema». Probablemente es una victoria más de la transparencia al estilo de la embajadora Moore.

Ha habido muchas vueltas de tuerca en la interminable novela policíaca de por qué Nicaragua sigue siendo el segundo país más pobre de Latinoamérica después de Haití. El último intento de encontrar una salida, inspirado por un acuerdo entre el FSLN Sandinista y el liberal PLC, el otro bloque mayor en la legislatura, significa una dramática transferencia del poder de la presidencia a la Asamblea Nacional. La medida es probablemente única en Latinoamérica.

La embajadora Moore trata brutalmente de impedir la iniciativa, pero por ahora su actor preferido, Bolaños, se muestra impotente. Las usuales amenazas económicas de EE.UU. y sus auxiliares prostéticos, el FMI y el Banco Mundial, podrían tener menos efecto que de costumbre en los políticos del país que deben tener una profunda conciencia de los acontecimientos en otros sitios de Latinoamérica. La mayoría empobrecida del país se encuentra en un estado tan miserable, que ya no se les puede hacer gran cosa que no se les haya hecho todavía.

Toledo pierde la sonrisa – caras largas en Lima

Ese modelo se repite en Perú y Bolivia. Los títeres de EE.UU. en esos países siguen los mismos patrones disfuncionales como sus patrones en Washington. Aunque las instituciones de sus países tal vez tienden a funcionar mejor que aquellas en Estados Unidos. Este mes, el presidente Toledo de Perú aceptó una investigación de fraude electoral de su partido. Su hermana está bajo arresto domiciliario. Su Ministro de Defensa está siendo investigado por malversación de fondos públicos. Su Ministro del Interior ha renunciado.

Igual como en Ecuador, la oposición pública es general contra un tratado de «libre comercio» con EE.UU. apoyado por el gobierno. Para subrayar la resistencia contra la política de Toledo, durante los días de Año Nuevo, el ex oficial del ejército Antauro Humala capturó con 150 seguidores una comisaría en Andahuaylas, a unos 450km al sur de la capital, Lima. Aplastada rápidamente, la revuelta simbolizó el resentimiento nacionalista contra el fracaso de Toledo en la solución de las necesidades de la mayoría pobre de Perú y su imagen de sumisión a la influencia extranjera, sobre todo chilena.

Hombres de hojalata, hombres de papel, Oz en La Paz – «Quisiera tener un cerebro… «

En Bolivia, las consecuencias ampliamente previstas del intento del presidente Mesa de manipular los resultados del referéndum de julio pasado sobre el uso de los recursos de gas del país se han convertido en realidad. Mesa no puede conseguir que su legislación sobre la energía pase por el Congreso, porque políticos de oposición dirigidos por Evo Morales y su partido MAS, han impuesto su propia interpretación del resultado del referéndum en la asamblea legislativa del país. Mesa está apretado entre el FMI y las multinacionales gigantes de la energía por un lado y por el otro una nueva ola de manifestaciones de masa, bloques de ruta, y huelgas de hambre, organizadas por los sindicatos bolivianos y otras organizaciones el movimiento popular.

Después de tratar de aumentar los precios del combustible a fines de diciembre para satisfacer las demandas del FMI, el presidente Mesa se esfuerza por mantener su equipo de gobierno. Cuatro ministros renunciaron después de una moción de censura en el congreso boliviano. Mesa tuvo que retractarse respecto a los aumentos del combustible. Esa debacle viene después de su decisión de anular un contrato con la multinacional francesa de aguas Suez Lyonnaise des Eaux como resultado de una huelga civil altamente efectiva organizada por la federación de organizaciones comunitarias locales en la ciudad de El Alto, a sólo 14km de la capital La Paz. Ahora, en la provincia oriental de Santa Cruz, rica en recursos naturales, Mesa enfrenta un intento de políticos locales de declarar la autonomía.

La Creme de la creme – Jean Brodie se hace cargo del Departamento de Estado

Puede ser que el lío que Colin Powell deja detrás de sí en Latinoamérica es una manera de legar una blusa envenenada a su sucesora, la manipuladora maestra Condoleezza Rice. Como Jean Brodie, la maestra diva adoradora de Mussolini en la novela de Muriel Spark, Rice no siente ningún escrúpulo cuando envía a gente joven a morir por el fascismo, variedad estadounidense, en Irak o Colombia. Como su probable asistente, el antiguo Representante Comercial de EE.UU., Robert

Zoellick, es otro retrato vivo ficcional, esta vez de Asa Hawkes el falso predicador ciego de Flannery O’Connor. Pero en lugar de la falsa perorata de Hawke: «¡Si tu ojo te ofende, sácatelo!», la invitación de Zoellick a una vida económica eterna es un mordaz discurso de «¡entrega tu soberanía!», dejando amenazadoramente tácito el «o… ya verás».

Bajo Condoleezza Rice, el Departamento de Estado ayudará al Pentágono a desarrollar ininterrumpidamente la agresión planificada de largo plazo contra Venezuela y a profundizar la participación militar de EE.UU. en Colombia. Las dos cosas van inevitablemente juntas. Del número dos de Rice, Robert Zoellick, se puede esperar un renovado y aún más fanático enfoque en la imposición del progreso del Área de Libre Comercio de las Américas [ALCA].

A Zoellick, antiguo Profesor Olin de Seguridad Nacional en la Academia Naval de EE.UU., le será fácil integrar una dimensión militar más completa en su evangelismo del «libre comercio». Su trabajo principal en Latinoamérica será probablemente obtener solidaridad de los países andinos para acciones de EE.UU. contra Venezuela y agitar incentivos y amenazas ante los ojos de los presidentes Lula, Kirchner y Vázquez en Brasil, Argentina y Uruguay, respectivamente, para llevarlos a no meterse en lo que no les importa. El presidente de Chile, Lagos, ya está montado en el tren plutócrata que trata de beneficiarse con el «libre comercio».

El actual caos en tantos países latinoamericanos es el resultado de la intervención incesante, directa e indirecta, de EE.UU. y sus aliados. Los efectos catastróficos de esa intervención sobre la gente de a pie en Latinoamérica no interesan a personajes como Rice y Zoellick, ni a los implacables granujas corporativos multinacionales a los que ofrecen una fachada política. A su modo, los gobiernos venezolano y cubano, y los movimientos armados de las FARC y del ELN en Colombia, representan la principal resistencia contra esos intereses.

De manera que, en los próximos cuatro años, EE.UU. y sus aliados tratarán de destruir el gobierno del presidente Chávez en Venezuela y al mismo tiempo imponer una solución final al conflicto en Colombia. Los regímenes en Washington y Bogota no tienen que derrotar a Venezuela en un enfrentamiento definitivo. Tratarán de desangrar lentamente a la revolución venezolana hasta que muera, tal como lo hicieron en Nicaragua y como han fracasado miserablemente en su intento de hacerlo con Cuba. No es exagerado decir que el futuro de la humanidad podría depender del resultado del conflicto en desarrollo.

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Toni Solo es un activista que vive en Centroamérica – contactos a través de www.tonisolo.net.

Notas

1. El estado colombiano y los agentes gringos secuestran a «Sonia».

Dick Emanuelsson. Aporrea, 19/01/05.

2. http://www.anncol.org/side/1116 17/1/2005

3. Ecuador’s president treads swirling political waters, STEVEN DUDLEY

Miami Herald 18/1/2005

4. ¿Un Ministro de Hacienda debe tener respaldo absoluto? La Prensa, Managua, Nicaragua,

21/12/2004