Lincoln Díaz Balart está histérico. Por primera vez ha visto peligrar el escaño que ocupa en la Cámara de Representante de Estados Unidos porque el también cubanoamericano y ex alcalde de Hialeah, Raúl Martínez, se ha postulado para competir contra él, por el distrito 21 del Condado Dade, en las próximas elecciones. Raúl Martínez cuenta […]
Lincoln Díaz Balart está histérico. Por primera vez ha visto peligrar el escaño que ocupa en la Cámara de Representante de Estados Unidos porque el también cubanoamericano y ex alcalde de Hialeah, Raúl Martínez, se ha postulado para competir contra él, por el distrito 21 del Condado Dade, en las próximas elecciones.
Raúl Martínez cuenta con apoyo popular en la zona de Hialeah donde fue alcalde por más de 15 años y también tiene soporte dentro del Partido Demócrata.
Díaz Balart, durante toda su permanencia en el Congreso, ha utilizado su puesto para presionar o sobornar a políticos, comisionados y empresarios en su afán por imponer leyes o medidas contra el gobierno cubano. Su accionar contra Cuba, indican sus adversarios, se puede calificar de enfermizo.
Tras Martínez anunciar su candidatura para el escaño en el Congreso por el mismo distrito, el equipo de campaña de Díaz-Balart cuestionó su integridad y lo acusó de estar dispuesto a hacer concesiones unilaterales al gobierno de Cuba.
Como el dinero resulta lo fundamental para triunfar en las elecciones norteamericanas, el Comité de Recaudación del congresista develó que ya tiene recolectado 900 000 dólares para iniciar su campaña.
Lincoln es un político que conoce bien todas las artimañas dentro del entramado electoral de Estados Unidos y sabe librar batallas aunque para lograr sus victorias tenga que cometer cualquier delito.
Uno de esos ejemplos más relevantes ocurrió el 30 de octubre del 2000, cuando el diario Miami Daily Business Review indicó que miles de dólares en pagos excesivo; contribuciones prohibidas para las campañas, y aproximadamente 114,000 dólares en efectivo perdidos, están entre los hallazgos de los interventores de la Comisión de Elecciones Federales (FEC) que examinaron las finanzas del comité para la reelección del representante Lincoln Díaz-Balart.
El artículo del periodista Dan Christensen decía que la información había pasado inadvertida por los medios masivos de comunicación, pues perjudicaba al representante republicano, quien contaba con una poderosa ascendencia política dentro y fuera de la emigración cubanoamericana y podía destruir a cualquier persona o entidad que se le interpusiera en el camino.
La auditoría, que cubrió 1997 y 1998, también encontró que el comité político del republicano en su cuarto término no registró públicamente 100,637 dólares en desembolsos de la campaña; 35,720 dólares por ingreso de interés y 9,500 en contribuciones de «los comités de la fiesta, los de acciones políticas y otros.» (1)
Más allá de los números y análisis, sin embargo, el informe de 13 páginas describía que su oficina del Congreso estuvo renuente a cooperar con los interventores de FEC y, en el peor de los casos, los engañó.
Resulta raro que el FEC intervenga en las campañas del Congreso. De hecho, desde 1998, esa Comisión informó su intervención en solo cinco comités políticos de miembros del Congreso, entre ellos, el de Díaz-Balart.
Este representante tuvo otros problemas con el FEC, pues la Revisión informó en octubre del 2000 que él era el primer diputado cuya campaña estaba enfrentando miles de dólares en multas por no archivar informes de gastos bajo las nuevas reglas sancionadas por el Congreso.
El FEC añadió que la campaña de Díaz-Balart había sido citada nueve veces en los últimos cuatro años para revisar los informes no archivados, incluyendo tres veces ese año (2001). El informe, inadvertido por los medios de comunicación desde que se hizo público en abril, contenía estos hallazgos financieros importantes:
l.- Que el comité de la campaña de los Díaz-Balart recibió 24 contribuciones aparentemente excesivas de 15 individuos no identificados en el informe y que ascendían a 20,700 dólares. La mayoría de esas contribuciones excesivas fueron después motivo para la recomendación de interventores.
2.- Que la campaña recibió 23 contribuciones de las corporaciones de Florida que tampoco se identifican en el informe, y ascienden a 10,630 dólares. Por ley, las corporaciones no pueden contribuir a los candidatos políticos. Más tarde, después de no hallarse evidencia de que las contribuciones eran legales, el Comité informó que reintegró todo el dinero.
3.- El Comité de Díaz-Balart informó un equilibrio de dinero en efectivo de 475,460 dólares en Enero 1 de 1997. La proporción del dinero en efectivo correcto fue determinada en 361,384 dólares. Esta cantidad fue exagerada en 114,076 dólares, una diferencia que no se ha explicado.
El informe al que se refiere al Comité político de Díaz-Balart por las iniciales LDC dice que esas aserciones falsas se discutieron con un miembro no identificado del personal del político cuando los interventores de FEC estaban trabajando en Miami en mayo de 1999. (2).
La importancia de esa información es que da la medida de la forma en que los medios de comunicación masiva no destacan una noticia cuando les puede crear problemas. Solo dos o tres semanarios con poca circulación reportaron pormenorizadamente los «errores» cometidos por el Comité de campaña de Lincoln Díaz Balart al no archivar documentos claves del dinero recogido y los gastos realizados durante la campaña.
Así las cosas, el 16 de febrero otro material de Dan Christansen comunicaba que la Comisión de Elección Federal anunció que la campaña para la reelección del representante Díaz-Balart se multó por la risible cifra de 5,500 dólares por no archivar informes financieros.
Diaz-Balart, agregó, está entre los primeros miembros del Congreso en ser multado por violar la ley de la elección que informa sobre los requisitos bajo un programa administrativo autorizado por el Congreso en 1999.
La campaña de Díaz-Balart, aseguró el periódico, está enfrentando una posible acción legal adicional. Interventores de FEC han citado a la campaña por otros documentos sin archivar antes de julio, y por violaciones más serias de la ley, como aceptar contribuciones excesivas que están prohibidas.(3)
Como era de esperar, el poderoso Don Dinero y la influencia de Lincoln entre la ultraderecha estadounidense y cubanoamericana le permitieron continuar ocupando un escaño en la Cámara de Representantes en Washington.
A estas y otras argucias y presiones deberá enfrentarse en su camino al escaño en la Cámara, el ex alcalde de Hialeah, Raúl Martínez.
1.- Las penas de la auditoría de Díaz Balart. Dan Christensen. Miami Daily Business Review, 6 de noviembre del 2000.
2.- La penas de la auditoría…Artículo citado.
3.- Multado Díaz Balart por hacer informes tardíos de su campaña. Dan Christensen. Miami Daily Business Review, 16 de febrero del 2001.
* Estos y otros datos se pueden encontrar en el libro Miami, Dinero Sucio, del autor de este artículo.