Recomiendo:
0

Lo que «Paz» significa realmente para los israelíes

Fuentes:

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Hace dos meses volví de una visita familiar de dos semanas en Israel. Aunque soy activista por los derechos palestinos, decidí que esta visita sería enteramente privada. La vida durante una quincena con mi hermano, su mujer y sus dos pequeñas hijas en su pequeño departamento en un suburbio al norte de Tel Aviv, me dio la oportunidad de observar y ver lo que es la vida diaria de los israelíes en la actualidad.

No hice nada especial. Hice largas caminatas por las calles de Tel Aviv y visité muchos sitios que conocí en el pasado. Compré en el supermercado local y tomé café en el centro comercial cercano. Miré la televisión local e incluso fui al gimnasio. Durante dos semanas viví la vida ordinaria de Tel Aviv. En lugar de hablar, escuché mucho. Hablo fluidamente hebreo, desde luego, así que me fue fácil mezclarme y la gente habló libremente en mi presencia. Los medios australianos gustan de subrayar lo dura que es la vida de los israelíes, y quería comprobarlo personalmente.

Lo más obvio en la sociedad israelí es lo profundamente inseguros que se sienten los israelíes. Están nerviosos y agitados y viven con niveles extremadamente elevados de ansiedad. No es que esto haya sido algo nuevo para mí, pero parecía haber un ángulo nuevo. Cuando estalló una bomba en el Mercado Ha’carmel en el centro de Tel Aviv, yo estaba en el gimnasio. Miré alrededor y dentro de instantes todos estaban usando sus teléfonos móviles informando a, o viendo como estaban, sus seres queridos. Una joven a mi lado en el área del levantamiento de pesas suspiró angustiada: «no de nuevo».

Desde mi adolescencia, estuve acostumbrada a que me revisaran las bolsas cada vez que entraba a un edificio público como ser un cine o un supermercado, por todas partes en Israel. A pesar de mis 13 años en Australia, el reflejo de abrir mis bolsas sigue vivo. Lo que fue diferente esta vez es que ahora los guardias de seguridad también tienen un detector electrónico para escanearte el cuerpo. En la actualidad, hasta los pequeños negocios como los restaurantes y los cafés tienen delante su propio guardia de seguridad. Hay un «coste adicional de seguridad» de 2 NIS que suman a la cuenta para ayudar a que el negocio pague por el guardia de seguridad, pero no exigen que lo pagues.

Los israelíes han hablado siempre de paz, han cantado de paz, han producido arte y poesía al respecto, como si fuera algo casi sobrenatural, una especie de paraíso que ansían pero que no tiene nada que ver con la realidad de cada día, y que no tienen idea cómo crear. Pero lo que la paz significa realmente para estos israelíes exhaustos, ansiosos, es que los dejen solos. Fue triste e inquietante ver cuán desesperadamente se adhieren los israelíes a lo que creen que es la «normalidad». Están desesperados por «ser como todos los demás» en cualquier otro país occidental, ir a trabajar, ir de compras, ir a bares y cafés con amigos. Sienten indignación y desesperación cuando ocasionalmente militantes palestinos interrumpen esa rutina de «normalidad». Hasta cierto punto puedo comprenderlo. Y después de todo, una de las principales razones por las que me fui de Israel fue que consideré insoportable ese modo de vida.

Cuando la vida es tan difícil supongo que es humano si deseas que desaparezcan tus dificultades. Pero ése es precisamente el problema real. Cuando un individuo, un grupo o toda una sociedad viven con un oscuro secreto o niegan algo importante en sus pasados, no pueden vivir en paz. Es simplemente imposible vivir una vida «normal» o pacífica basada en mentiras y secreto. La denegación de la limpieza étnica de los palestinos en 1948, el que se trate de no pensar en las consecuencias de largos años de una ocupación brutal, y desear simplemente que todo desaparezca no es otra cosa que una fantasía.

En la terapia familiar es un principio aceptado, que a menos que se estudien las injusticias graves, no puede haber una verdadera paz. Las familias que protegen secretos oscuros siempre pagan un precio elevado. Vi a intelectuales israelíes en la televisión, involucrados en una genuina discusión en la que trataban de analizar y comprender por qué las cosas van tan mal en Israel. Presentaban todas las razones posibles para la situación, fuera de la más obvia – la historia de Israel. Era espantoso presenciar, pero también era algo familiar. Nunca he visto una sociedad tan profundamente envuelta en la denegación como la sociedad israelí.

Todo el espectro de la política israelí niega la historia de Israel y por eso no tengo mucha fe en la izquierda israelí. El puñado de personas que no niegan, como el doctor Ilan Pappe que visitó Australia el año pasado, o el doctor Uri Davis, existen fuera de este espectro. Su investigación de los eventos de 1948 y de las circunstancias que rodearon el nacimiento del Estado de Israel, no es discutida en la televisión pública y no se encuentra en los libros de historia israelíes. El israelí promedio ni siquiera sabe quién es. Aunque han sido publicados por editores tan reputados como Cambridge University Press, hasta ahora se han negado a publicar los libros del Dr. Pappe en hebreo. La razón ofrecida es que carecen de mérito académico… La manera como los israelíes perciben su propia historia es como si siempre hubieran sido las víctimas débiles. El tema de si fue o no moralmente correcto, o siquiera sabio, crear un Estado a costa de otro pueblo jamás se discute. Nadie, en los medios dominantes, cuestiona la validez de la democracia en un país en el que el derecho de ciudadanía se basa en la raza (sólo se puede llegar a ser ciudadano israelí si se puede probar que su madre es judía).

Cuando los israelíes participan en «conversaciones de paz» es importante comprender su posición básica. No tienen un interés real en una solución que llegue al núcleo de su problema. Son como un individuo que quiere que sus síntomas desaparezcan pero que se niega a hacer algo respecto a sus causas reales. Un deseo de que «lo dejen solo» no es una base efectiva para una paz sostenible, por lo menos no sin otro acto de limpieza étnica. Seis millones de palestinos están allí, para recordarle a Israel su pasado, y no se irán a ninguna parte.

Si llega el día, y espero que así sea, en el que los israelíes decidan que van a dejar de vivir en la denegación, tendrán que comprender que la verdadera paz sólo llegará a través de la justicia. La justicia, en este contexto, significa una cosa: que el ideal de un Estado exclusivamente judío a costa de todo un pueblo tendrá que ser abandonado. Sólo un Estado binacional y el derecho al retorno de los refugiados palestinos se aproximará a rectificar algunas de las injusticias cometidas en 1948, y desde entonces. Por haber sido sometidos a la limpieza étnica, los palestinos también tienen derecho según el derecho internacional y la decencia humana más elemental a que así sea.

Podría significar la expiación de Israel. También sería la oportunidad de que Israel se libere del peso de esa culpa que creo que hace que sus vidas y las vidas de los palestinos sean una pesadilla. Sí, será un desafío. Pero ofrecerá la posibilidad de una paz real y sostenible tanto para los palestinos como para los israelíes, posiblemente para toda la región. La continuación de la mentalidad y la política de la denegación no llevará a ninguna parte, y continuará costando las vidas y el bienestar de muchas más personas y comunidades.

Enero de 2005
* Ex israelí y ex sargento superior del ejército israelí. Es psicoterapeuta/psicóloga con práctica privada en Canberra, Australia, y activista por los derechos palestinos. Contacto: [email protected] URL: http://avigail.customer.netspace.net.au/
http://peacepalestine.blogspot.com/2005/01/avigail-abarbanel-what-peace-really.html