Aunque parezca increíble un estudio epidemiológico ha demostrado que en Estados Unidos los hombres negros viven más tiempo si están presos que estando en libertad. Los prisioneros afroamericanos parecen estar especialmente protegidos en prisión de las muertes causadas por abuso de alcohol y drogas así como enfermedades crónicas y accidentes fatales. Sin embargo, este patrón […]
Aunque parezca increíble un estudio epidemiológico ha demostrado que en Estados Unidos los hombres negros viven más tiempo si están presos que estando en libertad.
Los prisioneros afroamericanos parecen estar especialmente protegidos en prisión de las muertes causadas por abuso de alcohol y drogas así como enfermedades crónicas y accidentes fatales.
Sin embargo, este patrón no aplica en el caso de los hombres blancos quienes, en términos generales, tenían mayor probabilidad de morir dentro de la prisión que en la libre comunidad.
El estudio, publicado por la revista especializada en epidemiología «Annals of Epidemiology» incluyó a cerca de 100,000 hombres entre las edades de 20 a 79 años los cuales estuvieron en el sistema carcelario de Carolina del Norte en algún momento entre los años 1995 hasta el 2005. El sesenta por ciento de esos hombres eran afroamericanos.
Los investigadores correlacionaron los records médicos de la prisión y los del estado para determinar cuál de los prisioneros murió y de qué causas. Después compararon esas estadísticas con las muertes que se supone que ocurran en hombres de esa edad y raza en la población en general. Menos del uno por ciento de los hombres murieron durante su encarcelamiento y no hubo diferencia entre prisioneros blancos y negros.
Pero fuera de la prisión los afroamericanos tuvieron un índice mayor de mortalidad sin importar la edad.
Los investigadores dicen que no es la primera vez que un estudio encuentra menores tasas de mortalidad entre ciertos grupos de presos, particularmente las personas marginadas que podrían recibir allí protección contra las heridas violentas y los asesinatos.
«Irónicamente, las cárceles a menudo son el único lugar de servicio médico accesible para los estadounidenses carentes y vulnerables», dijo Hung-En Sung, del John Jay College of Criminal Justice, en Nueva York.
«Habitualmente el servicio basado en la cárcel es más amplio que el que los presos han recibido antes de su ingreso», explicó Sung, que no participó en el estudio, a Reuters Health.
(Con información de Impre y The Atlantic)