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¿Quién le teme a Gilad Atzmon?

Los artistas de la mordaza

Fuentes: CounterPunch

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Para evitar toda confusión, digamos bien claro que no existe un Movimiento Palestino de Solidaridad.

Solidaridad palestina no es lo mismo que Liberación Palestina, que significa que el pueblo palestino pueda expresar sus aspiraciones de libertad. La sociedad palestina, con su masiva y desorganizada diáspora, se pierde en la dispersión, carece de los medios para insistir en que los medios otorguen un tiempo equitativo a su tema, y tiene enormes dificultades para expresar y sostener un proyecto unificado, una visión de un Estado palestino secular o religiosamente inspirado, como sea, o la coexistencia conjunta en un solo Estado con los judíos de Israel.

El único elemento en el que están de acuerdo todos los palestinos es en su necesidad de convertirse en sujetos políticos y abandonar su estatuto apátrida. Sólo de esta manera podrán llegar por fin a poseer sus derechos humanos y cívicos, incluyendo el Derecho al Retorno.

El «Movimiento» de Solidaridad Palestino es más bien una galaxia de individuos y organizaciones que generalmente no son palestinos. La base común en la que todos están de acuerdo es que su programa es «Paz en Medio Oriente». A un extremo de la parábola tenemos a los que ven problema alguno en la idea de Israel como Estado Judío. Les gustaría ver algún tipo de solución que aplaque a los palestinos, lanzándoles un hueso virtual al apoyar la retirada israelí de Gaza (pero no de Cisjordania, que es otra cosa, considerando que es históricamente relevante para el pueblo judío). Sostienen que el único camino para garantizar un Israel seguro, que es un hecho dado, es mantener una mayoría judía, y todo lo demás debe basarse en esa premisa. La gente en este campo cubre toda la gama del espectro político, de la derecha a la izquierda. Generalmente se les dedica la mayor parte del espacio en el discurso público, ya que es un mensaje que refleja y abraza muchos elementos de la posición sionista aceptada, y se dirigen con mucho éxito a un público general, presentándose a menudo como progresistas, siendo que al observarlos más de cerca sus ideas tienen muy poco de progresista.

Al extremo opuesto de la parábola, y a menudo en conflicto con los anteriores están los que ponen en primer lugar los intereses de los palestinos, ya que están de acuerdo con el apoyo a la causa por la justicia de las víctimas de la apropiación de la tierra palestina y de los que viven bajo la ocupación o en el exilio. A menudo, pero no siempre, este grupo insiste en el pleno Derecho al Retorno para los palestinos, porque es un derecho garantizado, y por ello, legítimo y justo, aparte de la compensación y de la integración en un Estado unificado junto con los judíos. A veces, pero no siempre, está alineado con las aspiraciones de los palestinos.

Ya que a menudo no se trata de palestinos, tienden a identificarse y definirse según sus características personales. Dentro de este último grupo encontramos sobre todo a gente que se identifica como «de izquierda». Muchos son miembros de partidos políticos izquierdistas, otros son simpatizantes, casi todos se involucran en grupos de discusión dialéctica con gente progresista, en lugar de alcanzar el primer grupo o incluso al público en general. Operan en un medio limitado a otros como ellos: colectivos y grupos de discusión progresistas o marxistas. Muchos de años tienen años de experiencia política práctica, y están imbuidos de la cultura de estos grupos. Se refieren de modo muy natural a los que están en otros partidos como compañeros. Tienen, esencialmente, una formación dialéctica.

En el Reino Unido, el Partido Socialista Obrero (SWP, por sus siglas en inglés) invitó a Gilad Atzmon a presentarse en su convención anual en julio, «Marxismo 2005». Atzmon, ex israelí, es un ferviente y franco antisionista, impulsor del pleno Derecho al Retorno, y está a favor del establecimiento de un Solo Estado que incluya a toda la gente en Palestina histórica. Participa en la deconstrucción de la naturaleza supremacista inherente en una ideología como el sionismo que excluye a priori a los que no son judíos, y que otorga a los judíos derechos especiales en Palestina histórica. Es escritor y músico. Sus actuaciones incluyen el mensaje dedicado a sus creencias políticas. Aunque no está afiliado a ningún partido político, es un artista político cuya agenda es Palestina y los intereses del pueblo palestino.

Se espera que no sólo toque su música en Marxismo 2005, sino que hará algún tipo de presentación, el título publicitado es «Belleza contra sionismo». Será la tercera aparición de Atzmon en la convención del SWP, o más bien, es lo que se prevé, ya que hay algunos marxistas que no quieren que así sea.

En el Reino Unido, «Judíos contra el sionismo», no puede tolerar a Gilad Atzmon, y ha exigido que el SWP renuncie a su invitación. Tony Greenstein, junto con otros, ha hechas públicas sus exigencias en el foro de Just Peace UK [JPUK], un grupo sobre todo, pero no exclusivamente, judío. Ha publicado un edicto en el sentido de que Atzmon es antisemita (así como cualquiera que le apoye), que está asociado con antisemitas (porque él, como miles de personas, lee materiales que Tony no aprueba), y que es un Negacionista del Holocausto, o por lo menos un apologista de los que sostienen esa posición.

Greenstein y varios de sus amigos en JPUK, UK Left Network y JAZ han determinado que Atzmon constituye un obstáculo para el Movimiento de Solidaridad Palestino (un título enarbolado contra los seguidores de Atzmon así como contra otros con opiniones aún más ofensivas), que su voz conduce hacia un camino peligroso, y que no tiene un lugar en el movimiento. Ha puesto condiciones a Atzmon, y ha presentado exigencias al SWP, a pesar de que no está afiliado a este partido.

Emprende estas acciones, que parecen representar la punta del iceberg que han estado construyendo durante mucho tiempo para purificar el movimiento, y dividirlo en favorables a Tony o no, sobre todo por el motivo indicado: que Atzmon distribuyó en su lista de correos un documento, «Las guerras del Holocausto», escrito por Paul Eisen. Greenstein, después de decidir que está clasificado como «Negación del Holocausto», pero sin haber podido justificar su posición, excepto dentro de su pequeño grupo de compañeros, («No es una opinión, es un hecho», dice), en realidad asigna una voz de tercera persona al autor, como representante de los puntos de vista de Atzmon. Acusa a Atzmon de haber leído el trabajo y de pensar que otros también querrían leerlo. Sin tener en cuenta el contenido del documento, que habría que discutir debidamente, si alguien se interesara realmente, su presentación en sí es incomprensible para Greenstein y aquellos que comparten su opinión. Los responsables de haberlo hecho no deberían tener voz el movimiento de solidaridad palestino, porque lo contaminarían.

Greenstein ha escrito al SWP exigiendo, no solicitando, que también anulen la aparición de Atzmon en un debate en la librería del SWP en Londres, que si no es anulado, será piqueteado. En otras palabras, Greenstein decide quién le gusta o no, quién tiene derecho a hablar o no, y si habla, dictamina sobre qué debe hablar. Quiere ser el amo del discurso; la voz más vociferante, más pura y oficial del Movimiento de Solidaridad Palestino. Los que están en desacuerdo con él y su agenda se encuentran, desde su punto de vista, al «otro lado del campo» y después de un giro completo, han caído en el antisemitismo. No son buenos para el pueblo palestino.

Atzmon escribió un artículo en el que describe los intentos de los miembros de este grupo de debilitar a un importante grupo de solidaridad palestina, Deir Yassin Remembered (DYR) [En Recuerdo de Deir Yassin], que cometió el crimen de tener en su directorio a personas que no son del gusto de Greenstein y sus próximos aliados y no por algún mérito o demérito de la organización en sí. Greenstein criticó el contenido del artículo, pero ya que se basó sobre todo en citas directas de gente en el consejo de JPUK, no pudo ser cuestionado o rechazado en cuanto a su exactitud. En un reciente intercambio epistolar entre Atzmon y Greenstein, vemos que este último dice:

«Ciertamente quisiera ver un rápido fin de Deir Yassin Remembered. Sólo puede hacer gran daño a la causa palestina porque es dirigido por un negacionista del holocausto y asociado con otro virulento antisemita.»

Greenstein parece saber lo que es mejor para el pueblo palestino, pero de quién proviene exactamente esa información es un verdadero misterio. ¿Es su portavoz autoproclamado o sólo establece la agenda porque sus ideas son las más importantes, significativas y verdaderas? Atzmon afirma que los activistas no-palestinos son soldados por el pueblo palestino, que hay que escucharlos y estar a su servicio, y declara: «En lugar de hacer eso (discutir el documento al que se opone) usted prefiere actuar bajo su bandera judía sea cual sea su significado (algo que usted hace constantemente). Usted debería realizar campañas sólo junto a sus compañeros judíos (en lugar de la vanguardia de la clase obrera mundial). En lugar de apoyar o incluso formar un discurso humanista abierto, usted trata de impedir que el mundo siga adelante. Usted insiste en ubicar su visión del mundo al centro de todo discurso posible. ¿Por qué lo hace? Porque usted es un judío supremacista. Usted tiene que creer que lo sabe todo mejor. Usted tiene que creer que sabe mejor que el SWP lo que es importante para la clase obrera británica. Usted tiene que pensar que sabe mejor que los palestinos lo que es bueno para el pueblo palestino. ¿Conoce la noción de modestia? Bastaría con que considerara la remota posibilidad de que usted no sabe más que el resto.»

Uno puede leer a Atzmon y no estar de acuerdo con él, desaprobar sus ideas o su estilo, y especialmente cuando critica el modo de pensar del sionismo y de la Identificación Judía así como los mecanismo que protegen a Israel contra un comportamiento decente como el que se espera de cualquiera otra nación en el mundo, pero no se debería permitir a nadie que se le niegue la posibilidad de ejercer su derecho de libre expresión. Puede ser que a uno no le guste lo que dice un crítico, sionista o antisionista, pero amordazarlo parece ser la vieja escuela, salida directamente del estalinismo.

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Mary Rizzo vive en Italia. Contacto: [email protected]
http://www.counterpunch.org/atzmon06172005.html