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Los círculos de la Unidad Popular

Fuentes: Rebelión

«Estamos en disposición de intentar ganar las elecciones», dicen que dice Pablo Iglesias. Una pena de titular, por lo simplista, convenientemente multiplicado y sutilmente modificado según la fuente, que no exime al Secretario General de Podemos de tratar de responsabilizarse en este sentido: hay mensajes más constructivos, innovadores y llenos de significado que pueden resultar […]

«Estamos en disposición de intentar ganar las elecciones», dicen que dice Pablo Iglesias. Una pena de titular, por lo simplista, convenientemente multiplicado y sutilmente modificado según la fuente, que no exime al Secretario General de Podemos de tratar de responsabilizarse en este sentido: hay mensajes más constructivos, innovadores y llenos de significado que pueden resultar más convenientes para ganar movilizando. Y, por ello, tanto o más ilusionantes. De nuevo, en lo que no es más que una segunda vuelta sobre los errores previos, la pedagogía brilla por su ausencia en razones y contenidos en el lugar donde más falta hace, en la forja de lo que debería ser la pequeña gran coalición.

El electoralismo como fin no sugiere más que reposición. La relación de amor-odio de Podemos con los medios quita a la formación morada en lo supuesto todo lo que le da a la misma en lo contrastado y viceversa. De esta forma el sobado sorpasso, al que no deja de referirse ningún medio, tiñe de sustitución, renovación y reforma la posible «pasokización» de un PSOE que nunca fue socialista ni obrero y que manipuló en el imaginario colectivo el significado popular de la izquierda.

Pueblo (y no el de Errejón), colectivo, público, libre, Cooperación, participación y decisión directa, justicia, autogestión, respeto y apoyo mutuo, horizontal son palabras que tiene significado por sí mismas y que no precisan de lados ni de colores. Ninguna de ellas, no obstante, se puede asociar positivamente al PSOE por más que los medios manipulen significantes y significados. Sin embargo, sí han de enfrentarse a incómodas explicaciones los del alero Pedro Sánchez frente a otras palabras como capitalismo (con cualquier rostro), corporaciones, privatización, competencia, desigualdad, privilegios en justicia y legislación y vertical.

Mal asunto si Podemos e IU no marcan una diferencia desde ya con el PSOE de manera urgente, con ese PSOE con el que han pretendido gobernar hasta ayer, mientras aquel apostaba inequívocamente por la derecha. También deben marcar diferencias con el lenguaje que expresa las intenciones. ¿Cuáles son las fortalezas de esta posible coalición?, ¿qué se aportan entre sí ambas formaciones más allá de sus «techos» y «suelos» electorales?, ¿es el propósito una suma de las mejores cualidades y prácticas?, ¿y cuáles son sus oportunidades en una eventual victoria?. Esto se debe enunciar de forma obligada, bajo el riesgo de perder más de lo que se puede en caso de no hacerlo. Y crear titulares a partir de ello.

Para qué se quieren ganar las elecciones, qué se quiere cambiar y cómo, qué diferencia sustancial genera un programa conjunto, si se pretende construir y materializar de forma indefectible una transformación real y profunda son respuestas que hay que poner encima de la mesa para superar la posibilidad de que esta alianza se exprese como «una enésima vía» en la misma dirección y con el mismo destino que todas las demás que fracasaron.[1]

Se lee que la unión de ambas formaciones se guiaría por puntos programáticos comunes conservando su identidad y sus aspiraciones. Tal cosa es una simple suma directa. ¿Es suficiente?. Probablemente estas formaciones deben un bloque a sus simpatizantes, sí, pero no están creando, ni por asomo, poder popular. ¿Es posible aspirar a los círculos de la Unidad Popular? El poder no se gana con las instituciones, eso lo tiene claro cualquier delegado de clase de Primaria.

Se persiste en aquel infantilismo de estar contra algo, y por tanto a remolque, convirtiendo en subsidiario de otros el propio objeto, que es, entonces, reactivo y no proactivo. No hay actitud más transgresora y revolucionaria que la que se materializa al margen del sistema, el cual no se preocupa en absoluto de las iniciativas que discurren en su seno por aparentemente ruidosas que resulten, pues se autoimponen sus propias limitaciones, mientras que, fuera del mismo, no las hay. Por ello el sistema demoniza todo lo que sale de sí. Las transformaciones requieren procesos paralelos y complementarios de construcción de poder popular fuera de los cauces institucionales, pero también con un apoyo suficiente desde estos. Si no se asume esto, los gatos seguirán siendo pardos, tanto de día como de noche. ¿Es capaz la autoproclamada izquierda de dejar de explicarse a partir de la sórdida derecha y abanderar un auténtico cambio de paradigma?. Y, en este contexto, vuelvo a preguntar: ¿es posible aspirar a los círculos de la Unidad Popular?

Nota:

[1]  Recomiendo la lectura del borrador del documento político programático del II Encuentro Estatal «No hay tiempo que perder», celebrado el pasado 2 de Julio en Madrid donde se revisa en su punto 5 «las izquierdas desde el 15M al 20D: un balance de Podemos e Izquierda Unida-Unidad Popular«.  

https://sintiempo28n.wordpress.com/borrador-de-documento-politico-programatico/  

Este documento, que recuerda en sus contenidos al Podemos de sus primeros tiempos y a la versión de Izquierda Unidad más combativa, es sin duda una llamada de atención. Las formaciones de la «pequeña gran coalición» deben dejar muy claro dónde están y dónde van. Los desplazamientos en los espacios políticos crean vacíos, y no se puede poner vacío allí donde lo necesitan las personas, allí donde hay una posibilidad real de transformación. Así, #NHTQP hace un «llamamiento para una candidatura anticapitalista, unitaria y de clase para el26J».

https://sintiempo28n.wordpress.com/llamamiento-para-una-candidatura-anticapitalista-unitaria-y-de-clase-para-el-26j/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.