En la acusación que busca la proscripción política del expresidente republicano, los demócratas lo apuestan todo al material audiovisual. A falta de los dos tercios de votos condenatorios del Senado, esperan obtener la condena del público en el espectacular juicio mediático que empezó el martes.
La letal invasión del Capitolio por partidarios de Donald Trump, que está en el corazón del segundo impeachment al expresidente, ocurrió hace más de un mes. Sin embargo, los demócratas que lideran el juicio político contra Trump apostaron a un elemento sorpresa para este martes.
Los fiscales de la acusación calibraron la magnitud del efecto sorpresivo del material filmado que ofrecen, porque si bien la mayoría de los estadounidenses conocen en líneas generales lo que sucedió durante el ataque del 6 de enero en el Capitolio, relativamente pocos se han familiarizado con las impactantes imágenes de audio y video de ese día, que retratan un caldero de violencia, vandalismo, sed de sangre y miedo.
Y en el que se perfila en la historia de los impeachment como el primero hecho para TV, los demócratas planean que algunas de las escenas surrealistas capturadas durante el hecho acaben por ser la pieza central de su caso contra el único titular del Ejecutivo de los EEUU en haber sido reo de dos juicios políticos del Congreso.
Un policía aplastado contra una puerta. Una mujer envuelta con una bandera de Trump que recibe un disparo en el cuello. Las turbas de Trump rompiendo las puertas y los cristales, y caminando por los pasillos de la legislatura para “cazar” a los representantes y romperlos “en pedacitos”. Los empleados de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que se acurrucan debajo de una mesa de conferencias y envían mensajes de texto pidiendo ayuda mientras los alborotadores golpeaban las puertas. Una mujer pisoteada hasta la muerte mientras su amiga suplica por aire. Y los cánticos: «¡El fraude es real! ¡Cuelguen a Mike Pence!».
Un Senado dividido 50-50 actuará como juez y jurado en el juicio político, y se espera que Trump retenga el suficiente apoyo republicano para evitar la condena y la prohibición de ocupar un cargo político en el futuro. Pero el caso preparado por los fiscales no está dirigido principalmente a los legisladores. En cambio, es un espectáculo claramente dirigido al público.
Se espera que los congresistas designados por la Cámara de Representantes y llamados “gerentes” del impeachment, liderados por un miembro de la Cámara, el profesor en Derecho Constitucional Jamie Raskin de Maryland, aprovechen las horas de filmación nunca antes vistas de imágenes de las cámaras corporales usadas por la policía, de los medios de comunicación y de transmisiones en vivo capturadas por los propios insurrectos para lograr lo que se perfila como un relato interno de alto impacto del ataque al Capitolio.
Gracias al acceso único al material de casi 140 casos relacionados con el asalto al Capitolio recopilado hasta el momento por los agentes del orden, los fiscales intentarán romper con las versiones calcificadas a ambos lados del pasillo político sobre lo que sucedió y provocar un nuevo ajuste de cuentas sobre qué tan cerca estuvo el país de un acto de violencia masiva dentro de los mismos pasillos del gobierno.
Esas imágenes, creen, podrían provocar una reconsideración de la culpabilidad de Trump por el artículo de impeachment que se le acusa: incitación a la insurrección.
El reportero de política del Huffington Post Igor Bobic estaba dentro del Capitolio ese día – pero afuera de cualquiera de las dos cámaras legislativas-, y capturó algunas de las imágenes más llamativas de la invasión.
“Ya pasó un mes desde el ataque y todavía estoy enterándome de detalles desgarradores sobre ese día”, tuiteó el fin de semana. “Empleados que no he visto desde entonces recordando cómo se atrincheraron en las oficinas aterrorizados. Miembros (del personal) me dijeron cómo siguieron incrédulos mi transmisión en su teléfono mientras estaban en la cámara. Periodistas que todavía intentan darle sentido a todo. Todos seguimos lidiando con el pasado”.
El mes pasado, la representante Alexandria Ocasio-Cortez, quien se vio obligada a esconderse durante la invasión, describió haber escuchado amenazas de los insurrectos y en un vivo de Instagram les dijo a miles de seguidores: “Pensé que iba a morir”.
El equipo de defensa de Trump parece haber percibido el peligro para su caso que representaban las escenas de video, y expuso múltiples respuestas preventivasen un escrito presentado el lunes.
La defensa condenó enérgicamente el ataque al Capitolio y negó la complicidad de Trump, y a la vez acusó a los demócratas de intento descarado de glorificar aún más la violencia al presentar los hechos del caso. En una nota a pie de página, los abogados llegaron a sugerir que la multitud que asaltó el Capitolio era una mezcla de grupos pro-Trump y anti-Trump.
El material filmado de archivo busca pasar en limpio la relación de causa y efecto, de modo tal que no pueda ser refutada la acusación por ningún argumento jurídico. Las masas partieron de un mitin en el que Trump había sido el único orador y llegaron al Capitolio con sombreros rojos -el color republicano- y banderas con la leyenda Trump 2020, junto con atuendos de milicias derechistas, insignias de grupos supremacistas blancos, banderas de la Confederación -el Sur esclavista derrotado en la Guerra de Secesión- y cuchillos y armas de fuego ilegales.
En un primer memo presentado la semana pasada, los encargados de acusar a Trump en el juicio político caracterizaban a la conducta del ex presidente como de una “singular responsabilidad” en “el asalto al Capitolio”, y ofrecían una cuidada antología de decenas de citas textuales, en las cuales puede leerse cómo había difundido la falacia de que la elección de noviembre era un fraude y había pedido que la sociedad intervenga, y, más aún, según los demócratas, “había convocado a las multitudes a Washington, las había incitado a protestar hasta llegar a un clímax de indignación, y se había valido de ellas como de un cañón para disparar a lo largo de avenida Pennsylvania (que en Washington conecta la Casa Blanca con el Capitolio)”.
La versión multimedia de esta misma acusación, para ser vista y oída antes que leída, yuxtapone en un montaje la serie de diversos dichos registrados de Trump con las escenas del 6 de enero, un día de violencia en el Capitolio. De este modo, los acusadores buscan que se preste atención y se le dé sustento y crédito al cargo de incitar a la insurrección formulado en este juicio político contra el expresidente, y sobre el cual el Senado, constituido en tribunal, debe expedirse y condenar o absolver.
“Lo que de momento no podemos hacer es tratar el ataque del 6/1 como si lo que ocurrió fuera algo normal”, tuiteó Andy Kim, un congresista demócrata de Nueva Jersey. “Fue un día verdaderamente oscuro en la historia de nuestra nación, y merece una respuesta de una magnitud acorde”.
Es posible que este sea el primer juicio de la historia planeado como un espectáculo para la televisión. En cuanto al presidente número 46 de EEUU, tendrá los ojos puestos en asuntos de gobierno. El demócrata Joe Biden, según su secretaria de prensa Jen Psaki, “no va a dedicar mucho tiempo a mirar el show”.