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Los espectros de octubre y la necesidad de una memoria estratégica

Fuentes: Viento Sur

Como no podía ser de otra forma, el proceso independentista en Catalunya ha proporcionado una ingente literatura en forma de crónicas más o menos palaciegas, de ensayos periodísticos o de reflexiones (casi siempre de parte, naturalmente) de mayor o menos alcance. La editorial Sylone acaba de publicar un ensayo (más) sobre el proceso independentista catalán. […]

Como no podía ser de otra forma, el proceso independentista en Catalunya ha proporcionado una ingente literatura en forma de crónicas más o menos palaciegas, de ensayos periodísticos o de reflexiones (casi siempre de parte, naturalmente) de mayor o menos alcance. La editorial Sylone acaba de publicar un ensayo (más) sobre el proceso independentista catalán. Un ensayo que frente a otras visiones nos ofrece no un simple relato, más o menos destemplado, ni una apología desproblematizada del proceso catalán, si no un intento honesto y valiente por intervenir en los dilemas y contradicciones del complejo proceso independentista. Este Espectros de Octubre trata de formular, sin tapujos ni ambages, los límites y potencialidades del proceso catalán, así como sus bifurcaciones estratégicas a modo de lecciones y balances que permitan articular una memoria estratégica (sic). Una memoria (auto)crítica que permita (a la izquierda en general y a la catalana muy en particular) rearticular las hipótesis para que el acontecimiento del octubre catalán sirva de estímulo para nuevas posibilidades en el combate contra el Régimen del ´78.

De esta forma, el objetivo del libro firmado por el profesor y militante de la diversa y compleja izquierda anticapitalista catalana Josep María Antentas es trazar una visión que persigue definir toda una política estratégica a través del conjunto de los dilemas que ha ido ofreciendo el proceso catalán en los últimos años y, muy particularmente, tras los acontecimientos del 1 al 3 de octubre de 2017. Una política estratégica aplicada al caso concreto de los espectros y dilemas heredados del proceso catalán, pero que trasciende también la experiencia concreta de Catalunya y que puede servir, por tanto, para alumbrar (con todas las diferencias y las especificidades particularísimas del caso catalán y lo que allí había en juego) la necesaria reactualización de las hipótesis estratégicas para cualquier proyecto de emancipación y cambio real en otros contextos. Reivindicación pertinente del retorno de la política y la razón estratégica ante el espejo de un acontecimiento capaz de dislocar los tiempos, los espacios y las hipótesis preestablecidas.

Pero, en base a qué el caso catalán y la experiencia que se concretan de forma densa, desordenada y contradictoria entre septiembre y diciembre de 2017 nos puede ofrecer pistas útiles para una política estratégica más allá y más acá de Catalunya. Antono Gramsci, retomando el hilo abierto por Maquiavelo, distinguía entre la «gran política y la pequeña política» señalando que la primera comprendía aquellos conflictos vinculados a la función de nuevos Estados, con la lucha por la destrucción, la defensa, la conservación de determinadas estructuras económico-sociales. Una gran política que nos remite, en los últimos años y frente a los apóstoles de la post-política gestionaria, a dos acontecimientos que han condensado buena parte de los dilemas estratégicos a partir de sendos momentum democráticos: el caso griego y las bifurcaciones posibles que generó el gobierno Syriza y, en concreto, la experiencia del OXI; y por otro lado, el caso catalán como paradigma de un conflicto capaz de hacer aflorar los límites y fracasos de un Régimen político particular y condensar una dinámica política en la que se enfrentaban posiciones tácticas, estratégicas y de proyecto bien diferentes. Retorno, por tanto, de la política con mayúsculas. Aunque no exenta, ni mucho menos, de esa «pequeña política» que apuntaba Gramsci y que se produce «en torno a las luchas de preeminencia entre las diversas fracciones de una misma clase política».

En esta línea, la aportación fundamental de este libro es ofrecer un estímulo original para el esbozo parcial de una estrategia política capaz de enfrentar los límites, los fracasos y las crisis heredadas del régimen del ´78 y que han venido a explotar en la combinación de episodios que arranca el 15 de mayo de 2011 y que siguen en curso aunque, lamentablemente, hoy en pleno contraataque reaccionario. Una estrategia que, insertada en todo proceso vivo como ha sido el catalán, no está exenta de paradojas y contradicciones para la izquierda. Una estrategia que diseñada como prueba de laboratorio sería tan ingenua como arrogante y paralizante, expuesta a la complejidad de la dinámica de los contienda política. Una estrategia que, como señala Antentas (retomando a Bensaïd), no es otra cosa más que un «horizonte regulador» que sirve de guía en la áspera realidad de las tensiones, incertidumbres y bifurcaciones posibles en los procesos de cambio que ofrecen las crisis.

Y es que aunque el libro se escribe, fundamentalmente, de y desde para Catalunya (esto es: las lecciones y balances que en él se ofrecen se enuncian desde una posición de parte de la izquierda radical catalana) no deja de ser una contribución útil para el debate para la izquierda estatal. Una izquierda que tiene pendiente también su balance particular sobre la cuestión catalana y la incomodidad patológica que le genera la cuestión nacional, y que, mayoritariamente, le ha abocado a la tentación de «una política pasiva e inerte» (sic). Una política que ha terminado en la práctica por reforzar, al modo de profecía auto-cumplida, las tendencias a la auto-reproducción y la relegitimación de determinados sectores de la clase política catalana. A la espera del acontecimiento inmaculado para desplegar algún tipo de razón estratégica pura (sic), la izquierda española ha sido incapaz (cierto es que no era fácil y que tampoco la izquierda catalana escapa a esta responsabilidad común) aprovechar la grieta abierta por la crisis catalana para desplazarla en un doble movimiento: deslizar a sectores no independentistas hacia una participación activa en el movimiento soberanista disputando con ello la hegemonía y la dirección del propio movimiento y, por otro lado, apuntalando una propuesta estratégica capaz de integrar la cuestión nacional en un proyecto anti-Régimen [1]. Y es que para una gran parte de la izquierda española, el estallido del conflicto catalán ha operado como un obstáculo inoportuno y molesto en el marco de una apuesta estratégica que (como la del mainstream independentista catalán) ha resultado, a la postre, tan falaz como vacilante.

Pero, como decíamos, este libro es una contribución que debería ser útil para el amplio movimiento soberanista/independentista de izquierdas en Catalunya, para sus debates, aprendizajes y lecciones de lo vivido en los últimos años. Y es que el libro de Antentas proporciona una disección casi quirúrgica del Proces, de sus antecedentes y de sus otras vidas posibles. Sin indulgencias ni contemplaciones, es una crítica mordaz pero siempre razonada, bien atemperada y acompañada siempre de los necesarios y oportunos matices. Una visión crítica que no casa bien con ninguna de las estrategias mayoritarias que han circundado el Proces. Tampoco las de las izquierdas, claro. Es por ello que, probablemente, no sea una aportación bien recibida por ningunas de las grandes izquierdas organizadas catalanas. Pero ello no debería ser un obstáculo para que el libro (escrito en forma de tesis breves y tan sintéticas como polémicas y sugerentes) pueda ser discutido entre diferentes opciones de la izquierda catalana para avanzar en los necesarios aprendizajes estratégicos (sic).

Así, el libro constituye una guía para entender y transitar, sin melancolía ni auto-complacencias, por el desarrollo histórico del Proces y sus principales actores, a través de una visión periférica pero comprometida con un tipo de salida democrática, rupturista y de clase al problema catalán. Incluso, el libro aborda la cuestión catalana (no de forma extensa, eso sí) por las raíces históricas, culturales y de formación social que explican su propio desarrollo en la actualidad. Es, por tanto, un libro sobre el Proces, pero también sobre la cuestión nacional catalana históricamente y en el que se transluce la herencia directa de la fecunda y original aportación de los sectores de la izquierda marxista catalana ligada a la experiencia poumista.

«Espectros de octubre» no es, por tanto, un relato periodístico inocuo ni una aproximación moralista ni pontificadora del proces. Por el contrario, desarrolla una serie de apuestas concretas frente al «colapso de la hipótesis estratégica del procesismo», los límites fundacionales del mismo así como de las «falacias y el autoengaño» sobre una desconexión placentera y una eventual creación de un Estado propio. Sin llegar a ser un ejercicio de historia contrafactual, el libro va proponiendo otras salidas posibles a los dilemas que el proces ha ido enfrentando. En estas líneas me referiré a dos de esa bifurcaciones a las que el propio Antentas plantea salidas alternativas a las que la dirección del proces ha desplegado.

El primer dilema hace referencia a un elemento casi constituyente y habilitador del propio proces. Esto es: atraer a la derecha nacionalista a una estrategia independentista obviando una política de alianzas con la base social del catalanismo de izquierdas no independentista. En opinión de Antentas, este cortocircuito entre el universo 15M y el despliegue del proceso independentista ha lastrado una política de agregación que permitiese habilitar una base social diferente, capaz de articular demandas y repertorios de un carácter sustancialmente diferente al que, mayoritariamente, se ha impuesto en el campo independentista.

En este punto, en el fino arte de la política de alianzas, el ciclo soberanista catalán ha tendido a priorizar un base social que definía también el contenido del propio proceso (especialmente, en la ausencia de un proyecto social antiausteritario capaz de conectar con un determinado espacio sociológico). Una apuesta que bien podría haber ensanchado el espacio activamente soberanista catalán y haber dotado al proceso democrático de un carácter socializante. Sin embargo, el dilema planteado no es fácilmente resoluble: ¿hasta qué punto es compatible articular una alianza con ese mundo al tiempo que se lanza una política ofensiva para integrar a la derecha nacionalista responsable de las políticas de austeridad en Catalunya?; ¿hasta qué punto ambas estrategias son contradictorias e incapaces por sí mismas de configurar una mayoría soberanista/independentista mayoritaria?. En definitiva: ¿en qué medida es posible materializar ese mantra de «ensanchar la base del independentismo» sin perder por un lado lo que se podía ganar por el otro? En cualquier caso, es difícilmente cuestionable que ese movimiento de atracción (más por necesidad e instinto de supervivencia que de seducción hegemónica) sobre la derecha nacionalista ha determinado gran parte de la dinámica procesista y de sus límites como proyecto. Una dinámica que sólo se suspendió temporalmente por el impulso del 20-S, que atraviesa las jornadas del 1 y 3 de octubre y fue capaz de configurar incipientemente un espacio socio-político rupturista y no estrictamente procesista. De hecho, como apunta Antentas, será precisamente la secuencia referéndum-huelga del 1 al 3 de octubre el momento culminante donde se van a condensar las diferentes posibilidades en liza. Así, frente al «frenazo» de la dinámica abierta decretada por el Govern, la idea de una aceleración de esa dinámica nos remite a esas otras vidas posibles que podría haber desencadenado la crisis catalana, tanto en el marco del conflicto con el Estado como respecto a la propia configuración del propio carácter del proces.

Es durante esas semanas que se cierran con la declaración del Parlament del 27-O donde se van a condensar todas las contradicciones y dilemas latentes del movimiento y donde se confrontarán las dinámicas más procesistas y las dinámicas más desbordantes. Así, estas jornadas suponen ya una lección histórica de indudable valor sobre asuntos estratégicos centrales hoy en día: legalidad, legitimidad, desobediencia, repertorios, política de alianzas, etc. La lectura del carácter contradictorio y en disputa del propio referéndum del 1-O que hace Antentas (un referéndum por arriba Vs un referéndum por abajo) es más que sugerente y muestra las inequívocas tensiones internas que atraviesan al movimiento independentista.

Pero donde se sitúa el núcleo de los dilemas estratégicos de este proceso es en la propia lectura posterior del referéndum por parte de las fuerzas en disputa dentro del independentismo. Una descarnada reactualización estratégica del qué hacer adaptada las visicitudes del proceso catalán. No en lo abstracto, sino ante una situación dada que requería de respuestas. La complejidad del arte de la política estratégica se manifiesta, así, condensada en el «octubre catalán». La ausencia de un plan consistente por parte de la dirección del procesismo tras el 1-O está perfectamente apuntada por Antentas. Sin embargo, ante la disyuntiva concreta (que no estratégica general que ofrece el autor) la propuesta de Antentas (sintetizada en las páginas 48 y 49) tampoco parece excesivamente consistente como salida viable en aquel momento. El reconocimiento internacional (ni que fuera transitorio) nunca pareció posible y, por tanto, tampoco aparecía como muy factible como punto de anclaje para una eventual República o un escenario de negociación favorable para otro referéndum.

En cualquier caso, el libro no es un mero ajuste de cuentas (aunque también es eso), sino que hace una apuesta fuerte por una necesaria reformulación estratégica del bloque soberanista/independentista. Una reformulación que, en última instancia, sirva para ampliar sus objetivos, independizándose de sus falacias estratégicas constituyentes. Retomar las tareas pendientes del soberanismo/independentismo de izquierdas para rearmar una propuesta estratégica más ambiciosa, pero paradójicamente más realista y capaz de establecer una síntesis de salida alternativa tanto a la crisis social como a la crisis territorial-nacional. En este sentido, esa reformulación estratégica requiere incorporar una variable determinante en la actual dinámica catalana: los efectos de la represión y los procesos judiciales en curso. Como el propio Antentas indica, la represión suele jugar un papel ambivalente en los procesos de cambio: bien como multiplicador de la movilización, bien como factor de inhibición de la protesta. Está por ver cómo se integra esa variable (y la dialéctica ya inevitable con el giro reaccionario en el Estado y sus posibles consecuencias en el medio plazo) para rearticular un nuevo impulso al conflicto catalán capaz de asumir las lecciones estratégicas de octubre. Una reorientación que el autor plantea en una triple dirección: hacer compatible una agenda independentista con un programa fuerte antiausteritario y de emergencia social; defender un proceso constituyente catalán que haga posible un horizonte tanto independentista como confederal y, por último, «articular el horizonte independentista con el de la caída del Régimen en todo el Estado».

Los impactos del octubre catalán van a seguir por mucho tiempo instalados en el corazón del devenir de la dinámica política catalana y española. Por eso es imprescindible atender y entender las lecciones que nos ofrece. Aunque, como determinados sectores de la izquierda, pretendan que no nombrando los «fantasmas» de ese octubre los problemas vayan a desaparecer. Pero la cuestión catalana va a seguir ahí. Resolverla en una clave democrática, republicana, constituyente y de clase será también un estímulo para procesos desiguales y combinados en otros sitios. En este sentido, el libro de Antentas puede ser un oportuno estímulo para el debate. Con una inequívoca impronta bensaidiana y bajo la influencia de las voces del marxismo heterodoxo y herético, este libro merece una atenta lectura. Incómodo y mordaz, este «Espectros de Octubre» bien puede ser un punto de partida para la reflexión y el rearme estratégico para quienes, más allá y más acá de Catalunya, siguen apostando por la ruptura con el Régimen del ´78.

Nota:

[1] Bien es verdad que más allá de sus límites y auto-contenciones evidentes, la izquierda española a la izquierda del PSOE ha mostrado compromiso con los derechos democráticos y políticos en Catalunya contribuyendo, entre otros asuntos, a una cada vez mayor comprensión de la idea de derecho a decidir, de la realización de algún tipo de referéndum o la idea (limitada e insuficiente) de plurinacionalidad entre la opinión pública española, tal y como han mostrado diferentes encuestas en los últimos años.

Joseba Fernández, militante de Anticapitalistas y miembro del Consejo Asesor de viento sur

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