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Los hechos de Dimona indican que prosigue la resistencia palestina

Fuentes: Al Yasira

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

No cabe entrar en juicios morales, el acto de suicidio-bomba en Dimona del pasado lunes es una llamada de atención en el asedio impuesto contra todos los palestinos de los territorios ocupados y representa la continuidad de la rebelión palestina que la pasada semana abrió brechas en el muro levantado entre Gaza y Egipto.

El hecho de que los dos combatientes de Hamas cruzaran desde Hebrón, en Cisjordania, y alcanzaran Dimona, en el sur, es un golpe a las proclamas del gobierno israelí de que el muro de separación, que ha engullido pedazos de la tierra palestina, se construyó «para proteger a los israelíes de los ataques palestinos».

Además, las alegaciones iniciales de autoría de las Brigadas de Al Aqsa de Fatah y del Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP), apoyadas en vídeos donde aparecían dos habitantes de Gaza despidiéndose antes de comenzar una misión, pusieron de manifiesto la solidaridad con Hamas.

Los acontecimientos se desarrollaron de la forma siguiente:

  • Horas después de que estallara el suicida-bomba en Dimona, las Brigadas de Al Aqsa de Fatah y el ala militar del FPLP proclaman su autoría y presentan unos vídeos donde aparecen dos jóvenes declarando que van a emprender «una misión de martirio».

  • Al día siguiente se identifican los cuerpos de los autores del atentado en Dimona, y no son los mismos hombres que aparecían en los vídeos.

  • Hamas declara entonces su responsabilidad única en los ataques.

  • Resulta que las tres organizaciones habían enviado suicidas-bomba a Israel. El FPLP y las Brigadas de Al Aqsa enviaron dos hombres desde Gaza hacia territorio egipcio, con instrucciones de penetrar después en Israel. Hamas había enviado a dos hombres -los que llevaron a cabo los ataques- desde Hebrón.

  • Se asume que los hombres que aparecieron en los vídeos emitidos por las Brigadas de Al Aqsa y el FPLP están escondidos.

Aunque más tarde resultó que las Brigadas de Al Aqsa y el FPLP no llevaron a cabo el ataque de Dimona, su declaración inicial de autoría (véase el cuadro anterior) subraya que todos los grupos aparecen ahora implicados en la resistencia contra el asedio israelí a Gaza.

Así pues, el conflicto aparece ahora como una guerra israelí contra todos los palestinos y no como «una guerra contra Hamas».

Estrangulados por los cierres, incursiones militares y matanzas, era sólo cuestión de tiempo que los grupos palestinos reanudaran los ataques en el interior de Israel.

A pesar de las divisiones entre Fatah y Hamas, los movimientos rivales tienen en común que todos son objetivo del ejército israelí.

Las escenas emitidas en todo el mundo sobre el asedio de Gaza y, especialmente, las de sus habitantes rompiendo el muro entre la Franja y Egipto, conmovieron e inspiraron a todos los palestinos con independencia de las divisiones geográficas o políticas.

La contrariedad de Fatah

Pero lo que resulta más impactante del episodio de Dimona es que las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, pertenecientes a Fatah, están desafiando contundentemente a Mahmud Abbas, el presidente palestino, y a su política de colusión con los intereses israelíes y estadounidenses.

En su declaración, las Brigadas saludaron tanto a Yaser Arafat, el difundo presidente palestino, como al actual dirigente Abbas, pero la deferencia hacia el presidente supone, de hecho, una protesta tácita contra Salam Fayad, el actual primer ministro.

El mismo episodio es una señal de la creciente tensión dentro de Fatah y de que cada vez se piensa más que las continuadas negociaciones israelo-palestinas no son sino una futilidad, cuando no una tapadera para las actuaciones israelíes contra los palestinos.

En declaraciones emitidas hace tres semanas, las Brigadas pidieron la dimisión de Fayad, responsabilizándole por desarmar a sus miembros.

El supuesto plan de seguridad de Fayad implicaba convencer a las Brigadas para que devolvieran sus armas y se unieran a las fuerzas de seguridad oficiales para así «privar de un pretexto a Israel bombardear las ciudades cisjordanas».

El plan se vino abajo a principios de enero, cuando las fuerzas israelíes lanzaron una operación militar de tres días de duración en Nablus, matando e hiriendo a civiles y a miembros de las Brigadas y llevando a cabo redadas de antiguos combatientes de Fatah.

En ese momento, un portavoz de las Brigadas en Gaza criticó a Fayad y lanzó amenazas contra su vida.

Liderazgo minado

No es un secreto que los dirigentes de Fatah habían decidido parar los suicidios-bomba y los ataques en el interior de Israel. Pero la capacidad de ese liderazgo para imponer esas directivas se vio socavada por los continuos ataques israelíes y el estrangulamiento y estado de sitio contra Gaza.

Además, las Brigadas de Al Aqsa de Fatah no responden a un mando unificado, lo que indica divisiones internas, caos y desacuerdo con la política de sus dirigentes.

Según fuentes bien informadas de Fatah, las Brigadas se sintieron impotentes y descorazonadas por las reticencias de la Autoridad Palestina a emprender alguna acción o, como mínimo, suspender las conversaciones con Israel por el estrangulamiento impuesto contra la Franja de Gaza.

Las Brigadas se han sentido engañadas en parte por Fayad, que confió en las promesas israelíes de que su ejército detendría la caza y captura contra ellos.

También sienten que se han roto las promesas de llevar a cabo pasos concretos hacia la paz y el alivio de los sufrimientos palestinos.

Todo esto ha contribuido a que vaya aumentando el resentimiento dentro de Fatah. Sus partidarios observan cómo sus dirigentes políticos sonríen junto a sus homólogos israelíes en todas las ocasiones de foto mientras aumenta la cifra de víctimas palestinas.

Por eso, con ocasión de las declaraciones de Israel y de las autoridades palestinas condenando el ataque de Dimona y manifestando su preocupación por las «negociaciones de paz» -supuestamente recuperadas por la conferencia de Annapolis-, la mayoría de los palestinos manifiestan que no han visto prueba alguna de paz o seguridad.

Mientras tanto, Hamas ha venido reafirmándose a sí misma -incluso entre sus críticos y oponentes- por estar al lado del pueblo de Gaza, participando en todos sus actos, encabezando abiertamente las brechas abiertas en la frontera de Rafah la pasada semana.

Ese fue un acto por el que los palestinos se sintieron profundamente conmovidos y orgullosos.

Annapolis: La Fachada

Muchos en los territorios ocupados ven ahora la conferencia de Annapolis como una fachada internacional que no ha hecho sino anunciar una nueva y más feroz etapa -y con reforzada impunidad- de agresión e intento de sometimiento por parte de Israel con el apoyo estadounidense de siempre.

Desde el encuentro de Annapolis, las «incursiones» y bombardeos israelíes tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania han servido para asesinar a más de 141 palestinos.

Israel ha estado llevando a cabo también una media de 20 a 30 incursiones semanales en Cisjordania, acorralando y asesinando a miembros de los grupos palestinos, incluido Fatah.

Dado lo anterior, no resulta sorprendente que un miembro de Fatah hubiera podido llegar a ejecutar el ataque suicida de Dimona.

Además, como manifestación de la rabia palestina, Fatah ha reafirmado en parte ahora sus credenciales como movimiento de resistencia.

El mismo ataque podría ser aún un hecho aislado, pero no es aislado en su expresión de que se está incubando una rebelión palestina, en semejanza con las acciones que llevaron a los levantamientos -intifadas- de 1987 y 2000.

La diferencia hoy es que los palestinos no tienen sólo que lidiar con el muro de separación sino también desafiar los muros internos que los dividen.

Esto podría transformar la conmoción de un levantamiento popular en un estallido de ira sin visión ni liderazgo político.

Enlace con el texto en inglés:

http://english.aljazeera.net/NR/exeres/D5F74457-6849-4FB3-8E44-0F54A68FA891.htm