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Los judeo-nazis en la legislatura de Israel

Fuentes: Haaretz

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

El racismo es siempre ofensivo y es importante luchar contra él. Pero incluso el racismo tiene sus matices contra los cuales también hay que luchar. El lenguaje del diputado de la Knesset Bezalel Smotrich es el de la raza superior.

Bezalel Smotrich habla en la Knesset, 16 de noviembre de 2015

Muchas cosas verdaderas e informativas se han dicho y escrito, incluso en estas páginas, sobre el espectáculo racista del diputado Bezalel Smotrich -del partido político HogarJudío- y su esposa. Pero un punto no se ha aclarado lo suficiente y es importante que se aclare a pesar de la incomodidad y las implicancias en su abordaje. Este punto eclipsa todos los argumentos políticos y sociales por los cuales los Smotrich fueron criticados por sus comentarios. Es imposible continuar huyendo de lo que está delante de nosotros.

Los Smotrich hablaron del momento sagrado y puro del nacimiento de un niño judío. De la demanda de no interferencia de manos árabes que contaminan esta santidad y pureza. De la negativa a compartir el espacio físico con los árabes [demandando no compartir una habitación de hospital con una madre árabe que da a luz] porque los árabes son los enemigos por necesidad. La separación del bebé que nace de una madre árabe y dentro de 20 años matará al bebé de la madre judía.

Esto no es sólo racismo común. El racismo es siempre ofensivo y es importante luchar contra él. Pero también el racismo tiene sus grados. Este es el lenguaje de la raza superior. De la pureza racial y su santidad. De razas de calidad inferior que podrían contaminar la raza superior. Del espacio vital limpio de impurezas del enemigo. De los niños que crecerán para ser enemigos asesinos porque pertenecen a la raza enemiga. Esta es una manera de pensar nazi. Los Smotrich y sus seguidores son judeo-nazis.

Existe un movimiento judeo nazi en los márgenes de la sociedad israelí. Es difícil estimar su tamaño. No es muy amplio en su alcance, pero existe. Hace varias apariciones en público en Israel. Por ejemplo, la organización Lehava dirigida por Benzion Gopstein («siquiera piense en salir con una chica judía»); parte de las actividades del club de fans de fútbol de La Familia («Beitar Jerusalén será puro para siempre»); quemar vivo a Mohammed Abu Khdeir; el fatal ataque incendiario contra la casa de la familia Dawabsheh y la celebración de la muerte de su hijo Ali de 18 meses en una boda.

Ha llegado el momento de reconocer este fenómeno. Neonazis existen en casi todos los países occidentales. Para algunos israelíes el Holocausto fue más que un lamentable error hacia donde estaba dirigido. En las manifestaciones neonazis en Alemania contra los musulmanes participan judíos agitando banderas israelíes. En las elecciones del año pasado la concepción judeo-nazi también ganó el derecho de entrar en la Knesset. Quedó corto para ganar más de un escaño. Estadísticamente es lógico. La democracia representativa refleja los segmentos de su sociedad.

Lo que no es comprensible, y lo que es imperdonable, es la actitud hacia Smotrich. Este es el verdadero espejo que se creó para la sociedad israelí esta semana. No todos son como él, pero todos aceptan su existencia como algo legítimo. Lo único que había que hacer era boicotearle. Ignorar su existencia. No compartir siquiera una palabra con él. Desde luego, tampoco una sonrisa o un apretón de manos. Incluso los medios de comunicación no dejaron de entrevistar a Smotrich y su esposa con una cortesía fría. En el siglo anterior el Likud trató de impedir a Meir Kahane como candidato a la Knesset y después de ser elegido la mayoría de los diputados le boicoteó. Después su movimiento fue proscrito.

Mirad lo que le pasó en Israel durante el año pasado. La facción Tekuma eligió a Smotrich para el segundo lugar en su lista en las primarias. El partido que se llama Habait Hayehudi (Hogar Judío) reconoció los resultados y lo aprobó. Después llegó Benjamin Netanyahu y prometió a los votantes que eran un socio natural. Prometió y cumplió su promesa. El resultado es que la facción judeo-nazi está representada en un partido que recibió las carteras de Justicia y Educación.

Pero esto no termina aquí. Netanyahu tiene una coalición de 61 miembros de la Knesset. El voto de Smotrich la mantiene viva. También fue nombrado portavoz adjunto de la Knesset y conduce algunas de sus sesiones. La facción judeo-nazi sostiene el Gobierno de Israel y sirve como jefe adjunto de su Parlamento. Sería interesante ver qué habríamos dicho si esto hubiera ocurrido en un país civilizado diferente, digamos Alemania.

Fuente: http://www.haaretz.com/opinion/.premium-1.713924