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Los «martes del terror» del Presidente Obama

Fuentes: Sin Permiso

Traducción para www.sinpermiso.info: Àngel Ferrero

En Los Soprano, la serie de culto estadounidense, Tony Soprano debate con su Consigliere Silvio «Sil» Dante y sus cómplices en el Bada Bing Strip Club sus próximos ataques contra traidores y rivales. Allí deciden quien será el próximo en acompañar a los peces en el fondo del mar. Hace unos días el New York Times describió cómo el Presidente Barack Obama se reúne con su asesor en materia de contraterrorismo John Brennan y otros expertos para evaluar qué miembros de Al Qaeda entrarán en su lista como próximos objetivos de los ataques con vehículos aéreos no tripulados (drones). La cuestión no es otra que quién resultará asesinado por los aviones no tripulados equipados con hasta 16 misiles Hellfire. Obama decide personalmente «cada ataque en Yemen y Somalia y en el más complejo y peligroso Pakistán», como se afirma en el notable artículo de los reporteros Jo Becker y Scout Shane.

Como en la ficción Tony Soprano, Barack Obama se siente totalmente justificado en su tarea. En la Casa Blanca, donde se planean con detalle los ataques según el artículo, se el asesinato se hace legal, legítimo y aún ético. El Times también describe el proceso: al menos una vez por semana, coordinados por el Departamento de Defensa y la CIA, unos cien funcionarios del Consejo de Seguridad se reúnen por videoconferencia y debaten sobre los últimos escenarios de amenaza y discuten sobre los combatientes de Al Qaeda más destacados. Los sospechosos se convierten en potenciales candidatos a la lista de la muerte, que se destina entonces a la Casa Blanca.

Entonces el Presidente entra en juego, consulta con Brennan y sus colegas y finalmente decide sobre la vida y la muerte. Se trata de personas que viven en países que no están en guerra con los EE.UU. En septiembre de 2011 Obama eliminó al propagandista de Al Qaeda Anwar al-Alwaki, un ciudadano estadounidense que residía en Yemen. El Departamento de Justicia entregó a la Casa Blanca un memorando preguntando si el Presidente puede asesinar de manera unilateral a ciudadanos estadounidenses a pesar de que la Constitución garantiza un proceso judicial a todos los acusados. El Departamento respondió simplemente: «sí». «Las deliberaciones internas» del ejecutivo son suficientes.

Un líder fuerte

El artículo del New York Times también responde a las dudas de los activistas de los derechos humanos de si los ataques con drones, como sostiene el gobierno, apenas causan daños a la población civil. Para el Presidente Obama, se dice, es importante evitar que se produzcan víctimas civiles. Pero al mismo tiempo ha determinado que «todos los hombres en edad militar» en una zona bajo fuego «sean clasificados como un riesgo.» Porque, según dicen los expertos en la guerra contra el terrorismo, quienes se encuentran en un entorno «conocido por sus actividades terroristas» no hacen sospechar «nada bueno» de él. En otros términos: si alguien no sobrevive al ataque de un drone Predator o Reaper, entonces a la fuerza ha de ser un terrorista.

El artículo del New York Times, en el que se recogen las declaraciones de más de una docena de funcionarios de gobierno de alto rango, ha generado en los Estados Unidos muy poca polémica en torno al procedimiento de estos asesinatos selectivos. El país se encuentra en plena campaña electoral y los partidarios de Obama, aún si les molesta la actuación de su candidato favorito, son reservados en su crítica. Según el Times, también el asesor de campaña de Obama David Axelrod, se encuentra entre quienes asiste a las reuniones del «martes de terror» y participa en la confección de listas de candidatos a la muerte.

En el mundo post-11-S, como se lo conoce, dudar del asesinato selectivo a un terrorista está fuera de discusión. Obama aparece como un dirigente fuerte y con personalidad que asume su responsabilidad, toma las decisiones personalmente y observa las fotografías de los hombres que después hace perseguir desde los cielos. Con estos ataques ningún soldado estadounidense tiene que poner en riesgo su vida. Las decisiones sobre la guerra resultan más sencillas El problema de Guantánamo desaparece del horizonte: en esta guerra no se capturan prisioneros. Y todo el proceso es compatible de una manera u otra con las normas jurídicas, recordando al predecesor de Obama, George W. Bush, quien, cuando le preguntaron en una entrevista en televisión en el 2010 si la técnica de tortura conocida como «submarino» (waterboarding) era «legal», contestó que sí sólo porque su asesor legal le había dicho lo mismo.

Sin embargo, en los medios de comunicación estadounidenses se discute si estos asesinatos selectivos son efectivos a largo plazo o si en realidad no se empuja con ellos a la población de Yemen, Afganistán y Pakistán a los brazos de Al Qaeda. El ejército estadounidense tiene desplegados 7.000 drones en tareas de vigilancia y militares.

Konrad Ege escribe para el Freitag sobre temas estadounidenses.

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5021