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Los mercenarios en Cuba: entre la disyuntiva de la desfachatez y el fracaso

Fuentes: Rebelión

Poco antes de que finalizara el último año, Fulton Armstrong, asesor de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU. dio a conocer una declaración en la que reafirmaba el fracaso de los programas dirigidos desde Washington para propiciar la subversión en Cuba. Según dijo Armstrong en un artículo de su autoría, bajo el […]

Poco antes de que finalizara el último año, Fulton Armstrong, asesor de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU. dio a conocer una declaración en la que reafirmaba el fracaso de los programas dirigidos desde Washington para propiciar la subversión en Cuba.

Según dijo Armstrong en un artículo de su autoría, bajo el título: «Es hora de limpiar los programas que promueven un cambio de régimen en Cuba», publicado en  The Miami Herald, los programas sufragados por la USAID contra Cuba, «tienen las señas de una operación encubierta de inteligencia» y agregaba que, «como los otros millones de dólares que hemos gastado para derrocar al gobierno cubano, estos programas han fracasado».

Como era de esperarse, las declaraciones de Armstrong no tuvieron ninguna repercusión mediática, como tampoco la han tenido, aunque se han publicado discretamente en determinados y muy escogidos medios, los homenajes que el gobierno de Estados Unidos le ha realizado recientemente a una de las «disidentes» cubanas, la finada Laura Pollán, líder de las llamadas Damas de Blanco.

Cualquier lector medianamente informado pensaría que el asesor Armstrong miente, sobre todo si tiene en cuenta las medallas y actos de reconocimiento con que en las últimas semanas -hasta en el Congreso de ese país- homenajearon a la «opositora».

Lo que quizás no se sepa es que, a diferencia de otros años, en el pasado 2011, nunca se hizo más explícita la dependencia de los llamados «disidentes» cubanos de sus amos de Washington.

Después de que en abril del 2011 el senador Jonh Kerry encabezara una comisión para determinar a dónde habían ido a parar realmente los fondos millonarios que la USAID destinara a la subversión en Cuba, informados blogueros a favor del gobierno de La Habana, dieron a conocer los recibos de pagos que las tan homenajeadas Damas de Washington recibían por sus provocadoras «marchas».

Los recibos sirvieron de confirmación de las instrucciones que, según un cable de Wikileaks firmado en la Oficina de Intereses de La Habana, había impartido el entonces jefe de la SINA, Jonhatan Farrar, sobre el modo en que debía pagársele los servicios a las Damas.

Según Farrar para proteger a las «Damas» de las implicaciones y consecuencias que pueden traer este tipo de transacciones entre los mercenarios cubanos – lo más recomendable era efectuar el pago de manera clandestina, como ya se había hecho en otras oportunidades: «Las Damas han recibido en el pasado fondos de «miembros de su familia» en los EEUU a través de la Western Union.»

De igual forma, el portal Wikileaks reveló que tanto la bloguera Yoani Sánchez como su esposo, el ex periodista oficialista cubano, Reynaldo Escobar, mantenían estrechas relaciones con la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA).

Ambos fueron descritos como personas que supuestamente habían renunciado a su exitosa carrera en Europa (Suiza) y que habían regresado a Cuba para propiciar el cambio en la Isla.

En otro despacho de la misma procedencia, el esposo de la bloguera quedó expuesto -uno de los grandes temores del Departamento de Estado en relación con las revelaciones de Wikileaks-, como un «informante» de esa oficina.

El entonces Jefe de la SINA, Michael Parmly tampoco escatimó elogios sobre las cifras sobre el proceso electoral cubano ofrecidas por su fuente, el bloguero Reynaldo Escobar.

De igual forma, también a finales del pasado año, las redes sociales cubanas dejaron al descubierto de forma gráfica, los efusivos abrazos que la actual líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, se daba con los funcionarios de la SINA, asi como la furtiva entrada de la multipremiada Yoani Sánchez en casa del actual jefe de esa oficina, John Caulfield, con motivo de otro «acto», casualmente, en honor de Pollán.

Más allá de las complacencias que la administración pueda tener con determinadas mafias que gobiernan estados electorales claves, como es el caso de la Florida, al parecer, a la soberbia imperial no le es posible reconocer el fracaso del que habla Armstrong en su prácticamente censurado artículo.

Cuba, al contrario, ha sido demasiado explícita al respecto. Como dijo el presidente cubano en la clausura del Octavo Período Ordinario de Sesiones de la Séptima Legislatura del Parlamento, el pasado diciembre: «Obama parece estar desinformado y no comprender que Cuba hizo enormes sacrificios para defender su libertad, por tanto un grupito de mercenarios no le quita el sueño a un pueblo revolucionario, armado, instruido y libre que nunca renunciará a defenderse».

Fuente original: www.cubasi

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.