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Entrevista a Carmelo Suárez, Secretario General del PCPE

«Los objetivos del explotador y del explotado no son ni pueden ser los mismos»

Fuentes: Diario la Cámara

Arquitecto, político y sindicalista de origen canario que además de Secretario General del PCPE es el creador de la Fundación Obrera de Investigación y Cultura

Como a todos nuestros entrevistados tenemos que hacerle la pregunta obligada en estas fechas: ¿Cómo valora la situación actual en la que se encuentra el país tras las elecciones?

La situación no ha cambiado, en todo caso se agravan las manifestaciones de la crisis estructural del capitalismo en nuestra zona. Estamos viendo cómo, desde el centro europeo -Berlín-, se lanzan mensajes claros que marcan la línea política y que exigen su cumplimiento con mayor energía ante las crecientes dificultades, mientras que por parte del capital financiero también se lanzan mensajes directos a Rajoy, exigiéndole una actuación política absolutamente subordinada a sus intereses.

El inicio de tomas de decisiones, en ámbitos autonómicos, sobre la aplicación inmediata de recortes marca una línea de actuación. Ahora la oligarquía se siente algo más aliviada con un gobierno de refresco y aprovechará la coyuntura para tomar la iniciativa con fuertes medidas de ajuste contra la clase obrera y los sectores populares. La credibilidad de este gobierno -sabe la oligarquía- es de corto plazo, y por ello su actuación será muy autoritaria e inflexible, tomando medidas muy impopulares; que se tratarán de vender como un ejercicio de responsabilidad ante la grave situación.

¿Le parece positivo el cambio de gobierno?

El cambio de gobierno no resuelve ninguno de los problemas del país, ni de la crisis. El adelanto electoral tenía como único fin el sustituir a un gobierno altamente deteriorado y muy cuestionado por un nuevo gobierno que tuviera un mínimo margen de actuación. Quienes han dado su voto a esta alternativa de gobierno -que se vendió como un cambio- no tardarán muchos meses en llegar al desengaño, al ver que las medidas son contra los de siempre y que, a pesar de las promesas, la situación del pueblo no mejora. Después de un período inicial de espera se darán mejores condiciones para la movilización social y política, planteando una alternativa de carácter estructural frente a la crisis capitalista. El camino hacia la revolución social aparecerá con más claridad, y el principio de ese camino puede ser generalizar las propuestas de salida de la UE y del euro. Eso será muy fácil de comprender por sectores importantes de la mayoría social.

¿Cuáles son las políticas que aplicaría de forma inmediata su partido?

Las podríamos resumir en nuestro lema de campaña «Todo para la clase obrera» y se sustanciarían de inmediato en la anulación de todas las contrarreformas laborales y en la nacionalización de la banca y el sector financiero, junto a las telecomunicaciones, la energía y los transportes aéreo, marítimo y por ferrocarril. Al mismo tiempo, es fundamental iniciar el proceso para salir del euro y la U.E, así como la retirada inmediata de todas las tropas desplegadas internacionalmente y la comunicación a la OTAN y los EE.UU de nuestro abandono de la OTAN y el cierre de las bases de EEUU en territorio español. En otro orden de cosas, al ser derechos básicos, habría que arbitrar medidas para la garantía por el Estado del empleo, la vivienda, la salud, la cultura y la educación. Por último, iniciaríamos un proceso constituyente socialista que, dejando el futuro de España en manos de la nueva clase en el poder (la clase obrera), proclamaría de inmediato la República y expropiaría todos los bienes de la aristocracia y la oligarquía financiera, empezando por la familia Borbón.

¿Cómo crearía empleo?

Nuevamente el lema de campaña sería la guía de nuestra actuación. En España sobran explotadores y no trabajadores y trabajadoras, por eso lo primero sería decretar la jornada de 35 horas y la quinta semana de vacaciones. Habría que socializar todas las empresas en las que la patronal no permita el control obrero de la producción y las cuentas. La clase obrera, como nueva clase en el poder, será la garante del trabajo para todos los trabajadores y trabajadoras que, al margen de su lugar de nacimiento, vivan en España. El desarrollo de un plan estratégico de soberanía alimentaria y energética que conllevaría la reforma agraria integral y un programa de autosuficiencia energético serán, junto a los servicios sociales y sanitarios, el nuevo nicho de creación de empleo en esa nueva nación que conformaremos los trabajadores y trabajadores de los pueblos y naciones de España que así lo decidan tras el ejercicio del derecho a la autodeterminación de todas las naciones que en la actualidad conforman el Estado español.

¿Qué puntos fuertes y débiles cree que tiene España?

Si me pregunta sobre puntos fuertes y débiles que permitan salir de la crisis capitalista en sentido de mantener el sistema capitalista, no seré yo quien le tenga que dar esa respuesta. Entiendo que ésta es una pregunta que se hace desde las categorías económicas o sociales dominantes. Nosotros no entramos a valorar cuáles son esos puntos débiles o fuertes en función de lograr que España supere la crisis estructural del capitalismo en clave de mantener o reforzar el sistema capitalista. Lo que sí le puedo decir es que en estos momentos la clase obrera y los sectores populares de nuestro país se encuentran en una situación muy grave debido a las políticas de ajuste que han sido aplicadas por el gobierno del PSOE, y que serán continuadas y profundizadas por el futuro gobierno del PP. El momento actual de desarrollo de la crisis está haciendo que surjan voces desde la patronal

pidiendo una flexibilización total de las relaciones laborales, el despido libre, un modelo único de contrato laboral, incluso un salario mínimo de importe menor para los trabajadores y trabajadoras más jóvenes. Esto es intolerable, y demuestra que la apuesta de los representantes del capital es por tratar de remontar la crisis, tratar de remontar la caída en la tasa de beneficio, por medio de una mayor explotación a la clase obrera. En este estado de cosas no cabe hablar de fortalezas o debilidades «generales», puesto que los objetivos del explotador y del explotado no son ni pueden ser los mismos, ¿cómo van a tener los mismos intereses el joven recién titulado que se va a ir nueve meses a unas prácticas sin cotización y con un salario de miseria y el empresario que se beneficia económicamente de esa situación? El mayor punto débil que hoy tiene España es que el poder está en manos de los genuinos representantes de los intereses de la oligarquía. La mayor fortaleza, una clase obrera que comienza a despertar y a movilizarse ante los constantes ataques de esa oligarquía, y que se empieza a dar cuenta de que mientras dure este sistema no habrá posibilidad de una vida digna.

¿Opina que ha habido algún periodo de la historia española o mundial mejor, y que deberíamos orientarnos hacia él?

A pesar de que en la Historia haya habido algunos ejemplos de sociedades en las que eran los intereses de la mayoría los que dominaban, cuando las necesidades básicas estaban cubiertas y no se conocían ni el paro ni el hambre, y estoy pensando por ejemplo en la Unión Soviética, los y las comunistas del PCPE no luchamos por dar marcha atrás en la historia. Eso es ajeno a nuestra concepción de la realidad, a una concepción materialista del desarrollo de la sociedad. Nosotros hemos aprendido enormemente de los procesos de construcción socialista que se dieron en Europa central y oriental en el siglo XX, así como de los que hoy se siguen construyendo en Cuba o en Corea, y vamos siendo capaces de aplicar esas experiencias a nuestra lucha diaria en el presente. Al mismo tiempo, aprendemos de las experiencias del movimiento comunista internacional, de las luchas y los desafíos a los que se enfrentan nuestros camaradas en otros países del mundo, y todo ello nos es de gran utilidad para la tarea que los y las comunistas españoles tenemos ante nosotros hoy, que no es otra que acabar con un sistema socioeconómico, el capitalista, que se está demostrando en la práctica como un auténtico peligro para la propia existencia de la humanidad.

En un momento de capitalismo salvaje como el que vivimos, en el que incluso empieza a haber cierta aceptación o resignación hacia el mismo¿Cómo cambiarían el sistema?

Ciertamente no pienso que exista una aceptación popular generalizada a las medidas bárbaras que los diferentes gobiernos de la oligarquía imponen a la clase obrera y los sectores populares al dictado de los monopolios y las transnacionales. Pienso más bien que lo que se está produciendo es una situación que en psicología se denomina Síndrome de Indefensión Aprendida o de Desesperanza Inducida. Ello es, una condición psicológica en la que un sujeto aprende a creer que está indefenso, que no tiene ningún control sobre la situación en la que se encuentra y que cualquier cosa que haga es inútil. Es por ello que el

elemento de lucha ideológica con el objetivo de la alienación y de la desactivación de las potencialidades de lucha del pueblo trabajador está en el primer punto del orden del día de nuestro enemigo de clase, utilizando para ello los medios de comunicación de masas y el propio sistema educativo. En la situación actual de crisis estructural del capitalismo, a la vez que se desarrolla un proceso de destrucción de fuerzas productivas, a éste no le queda más opción que dar una vuelta de tuerca en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo en su intento desesperado por recomponer la tasa de ganancia del capital. A la vez que se desarrolla todo un proceso de rapiña y control de las materias primas mediante operaciones bélicas en todo el mundo que ponen cada día más en manifiesto el recurso a la guerra para resolver las disputas en torno a las áreas de influencia de las distintas potencias. Como vemos en esta tercera fase de la crisis general del sistema capitalista se dan las mismas condicionantes que en las dos primeras fases, y un elemento común de las mismas fue la barbarie a la que se condujo a la humanidad. Pero existen dos condicionamientos diferentes que nos pueden hacer augurar que estamos ante una situación mucho más delicada, por un lado ya no existe un bloque socialista de países con un gran potencial militar disuasorio que sirva de contrapeso y por otro ya no existen mercados vírgenes donde seguir creciendo la bola de nieve del insaciable sistema de producción capitalista. Creo no exagerar si digo que hoy por hoy corremos el riesgo de desaparición como especie si no somos capaces de enviar al capitalismo al basurero de la historia. Dicho todo esto, la alternativa sólo puede ser el Socialismo como etapa previa a la sociedad comunista. Y que lógicamente no nos va a caer llovida del cielo. Nosotros, los marxistas-leninistas, sabemos que la revolución es la única forma de cambio real del sistema, y que sin una situación revolucionaria es imposible la revolución, pero además también somos conscientes que no toda situación revolucionaria desemboca necesariamente en una revolución.

Analizando la situación actual podemos decir que existen, o no están lejos de concretarse, el conjunto de cambios objetivos que Lenin denominó situación revolucionaria: la imposibilidad de las clases dominantes de mantener inmutable su dominación, un agravamiento, fuera de lo común, de la miseria y los sufrimientos de las clases oprimidas y una intensificación considerable de la actividad de las masas. Pero para que estos cambios objetivos puedan realmente desembocar en una revolución, es imprescindible sumarle un cambio subjetivo que es la capacidad de la clase revolucionaria de desarrollar acciones revolucionarias de masas lo suficientemente fuertes como para derrocar el Gobierno. Y aquí es donde es imprescindible un Partido Comunista vanguardia de la clase obrera y dirección efectiva de la misma.

¿Actualmente ve un modelo a seguir en otros países?

El momento histórico actual es el del tránsito del Capitalismo al Socialismo-Comunismo, y esto sólo es posible mediante el desarrollo de revoluciones socialistas en los marcos estatales de lucha de clases y bajo sus propias condiciones. Todo ello teniendo en cuenta que lo que define al Socialismo es la forma de producción y el control del poder por parte de la clase obrera en alianza con el resto de clases trabajadoras. Tras la victoria de la contrarrevolución en los países del este europeo que construían el socialismo fueron muy pocos los países del mundo que aguantaron la presión y mantuvieron en mayor o menor medida sistemas que podemos denominar de forma amplia como socialistas. Algunos de ellos bajo planteamientos de economías mixtas que sería muy extenso analizar aquí. El modelo no es, por tanto, un país o un determinado número de países. El modelo es el implementar mediante el poder obrero las medidas conducentes a la eliminación total de las formas de producción de la explotación capitalista. Generando todo un sistema que planifique la producción en torno a criterios de satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de la población, y no en base a la creación de mercancías destinadas a realizar en el mercado la plusvalía generada en la producción.

¿Pactaría con algún partido del panorama político actual para conseguir objetivos juntos? ¿Con quién no pactaría nunca?

Un pacto contra-natura para el reparto de migajas o de sillones con quienes representan a los enemigos de la clase obrera está por completo fuera de nuestros proyectos.

En lo que respecta a la denominada izquierda, entendemos que es llegada la hora de marcar con claridad la divisoria entre quienes creen en la posibilidad de reformar la UE y el sistema capitalista y plantear un imposible regreso al Estado del Bienestar (que, por lo demás, incluso en sus mejores momentos, ha sido el Estado del malestar y la miseria para la inmensa mayoría de la Humanidad), y quienes planteamos que cualquier reforma del sistema capitalista y de su gestión política en lo sucesivo va a ser a peor, va a significar más pérdida de derechos para nuestra clase, más miseria, más persecución de las organizaciones obreras y más guerra imperialista. La UE no es reformable porque no es una alianza de pueblos sino de oligarquías para explotar a los pueblos y anegar en sangre a los que se resistan; el capitalismo no es reformable porque se fundamenta en la búsqueda del máximo beneficio privado para unos pocos y no de la satisfacción de las necesidades sociales; pero además porque, como resultado de sus propias contradicciones, se dirige a gran velocidad hacia su definitivo ocaso histórico. Vivimos en la era de la transición del capitalismo al socialismo.

Cualquier formación política que no incluya en su proyecto la superación de este sistema senil y caduco en crisis estructural, que en su agonía agrede salvajemente a nuestra clase y a nuestros pueblos, tiene muy poco en común con nuestra propuesta.

Ni en nuestros principios, ni en nuestra estrategia, ni en el momento histórico, cabe la menor posibilidad de pacto político o pacto social con el enemigo de clase. No tenemos objetivos comunes con los partidos de la burguesía.

El pacto que nosotros proponemos es la más amplia alianza de la clase obrera con el resto de sectores populares para levantar el Frente Obrero y Popular que recogiendo todas las justas reivindicaciones y luchas de las masas, de la clase obrera, de las mujeres, de la juventud, de los pequeños productores y autónomos, las incorpore a la lucha general por el derrocamiento del sistema capitalista y por el Socialismo.

¿Podría decirnos cómo considera que deben gestionarse tres ámbitos tan importantes como la educación, la sanidad y la cultura?

La cancelación de las tarjetas sanitarias en Galicia a los parados de larga duración y la privatización a marchas forzadas del sistema público de salud; el ataque a la enseñanza pública por los gobiernos burgueses de la derecha y de la socialdemocracia liberal, son una buena muestra de cómo no deben ser gestionados servicios sociales de primera necesidad que la burguesía, en su ansiosa carrera por remontar la tasa de ganancia y salir de la crisis a costa de los trabajadores, convierte en mercancías y en espacios de acumulación de riqueza para los capitalistas.

La educación y la sanidad públicas, gratuitas, universales y de calidad son históricos derechos conquistados en duras luchas obreras y populares, son además derechos pagados a costa de los salarios de los trabajadores.

Históricamente los primeros estados que hicieron realidad esta aspiración universal a una atención sanitaria, una educación y un desarrollo cultural y científico-tecnico ampliamente desarrollados de forma duradera y puestos por entero al servicio de los pueblos y sus necesidades, fueron en el S XX los Estados socialistas. Como resultado de ese desafío, el campo capitalista no tuvo más remedio que redistribuir una parte del excedente sustraído a la clase obrera en forma de prestaciones sanitarias y educativas, entre otras; esto fue posible mantenerlo durante fases expansivas del capitalismo, hoy se han acabado las vacas gordas y el sistema para sobrevivir a su crisis estructural se ve obligado a meter la mano en la bolsa de nuestros servicios públicos, así como de nuestros salarios y pensiones.

Es anti-histórica e ilusoria una vuelta a la situación anterior. La esperanza de conquistar unos servicios públicos de calidad y satisfacer nuestras necesidades más perentorias está hoy inseparablemente ligada a la expectativa de la superación revolucionaria del capitalismo.

Sólo un Poder obrero y popular podrá devolvernos nuestros derechos y hacer que florezca una cultura digna de ese nombre, al servicio del pueblo y liberada de servidumbres a los proxenetas de la ciencia, la técnica y el arte.

Por último, ¿qué camino va a seguir ahora el PCPE?

El PCPE tiene por delante una etapa de intensificación de la lucha de masas, de trabajar intensamente por la unidad del movimiento obrero y por una movilización social sostenida frente a las políticas que tratará de aplicar el nuevo gobierno de la oligarquía. En un panorama en el que la previsión de cinco millones y medio de personas en paro a final de 2012 es bastante probable, y donde quienes llevan más tiempo sin trabajar están en una situación cada día más desesperada, las propuestas políticas y programáticas del Partido irán ganando arraigo, y con ello la movilización de masas. Como no impulsamos ninguna propuesta dentro de este sistema, lo que queremos que avance es el cuestionamiento generalizado de este sistema. Junto a otros partidos comunistas en Europa iremos coordinando acciones para levantar un amplio movimiento social que ponga en cuestión la dominación política de la UE, y el bloque oligárquico de poder que lo sostiene. La próxima etapa será de importantes avances del movimiento obrero y del proyecto emancipador de los partidos comunistas que actuamos coordinadamente.

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