Recomiendo:
0

Los pobres siempre los tendrán con ustedes

Fuentes: Progreso Semanal

Puede que John Edwards haya resultado ser un pillo. Pero por allá cuando era candidato a la vice presidencia descubrió mejor que nadie el problema más serio a que se enfrentaba este país. «Lo cierto es que aún vivimos en un país donde hay dos Estados Unidos diferentes», dijo Edwards a la Convención Nacional Demócrata […]

Puede que John Edwards haya resultado ser un pillo. Pero por allá cuando era candidato a la vice presidencia descubrió mejor que nadie el problema más serio a que se enfrentaba este país.

«Lo cierto es que aún vivimos en un país donde hay dos Estados Unidos diferentes», dijo Edwards a la Convención Nacional Demócrata de 2004,»uno en el que toda esa gente que ha vivido el Sueño Norteamericano no tiene que preocuparse, y otro para la mayoría de los norteamericanos, todos los demás, que tienen que esforzarse por sobrevivir día tras día».

Desde entonces, como supimos la semana pasada, la brecha entre los que se encuentran en la cima y los que están en el fondo se ha ampliado. Según el Buró del Censo de EE.UU., 46,2 millones de norteamericanos vivían en la pobreza en 2010 -43,6 millones en 2009. Es el mayor número de norteamericanos en la pobreza en los 52 años en que el Buró del Censo ha estado llevando la cuenta de los pobres.

Piensen en eso. Aquí, en la nación más rica del planeta, 15,1 por ciento de nosotros -casi uno de cada seis norteamericanos- vive con menos de $22 314 al año para una familia de cuatro. Eso significa $429 dólares a la semana para alimentos, gasolina, alquiler, servicios públicos, ropa y cualesquier otros gastos necesarios. Pruebe a hacerlo.

La tasa de pobreza es aún más severa entre las minorías y los niños: 27,4 por ciento para los negros, 26,6 para los hispanos; 22 por ciento entre los niños; y un apabullante 40 por ciento para los niños negros.

Ahora bien, para una visión fugaz del crecimiento actual de la brecha en los ingresos, comparen estas escandalosas estadísticas con los resultados de una encuesta publicada el mes pasado acerca de la compensación a ejecutivos.

Según el Instituto para Estudios de Políticas, 25 de los principales directores generales norteamericanos se llevaron a casa el pasado año un promedio de $16,7 millones de dólares, un incremento de 27.8 por ciento sobre 2009. En general, como señala el senador Bernie Sanders, actualmente los 400 norteamericanos más ricos poseen más riqueza que el conjunto de los 150 millones de norteamericanos que menos tienen. Y tal como reportó el IRS, el 1 por ciento de los contribuyentes que más ganan recibe más ingresos que el 50 por ciento que menos gana.

Ciertamente somos dos Estados Unidos: los muy ricos y los muy pobres, con una clase media en el centro que cada día se encoge más. Es más, los salarios de la clase media han estado estancados al menos durante una generación.  En 1988, según datos del IRS, el ingreso de un contribuyente norteamericano promedio era de $33 400, ajustado para la inflación». En 2008, era de $33 000. Mientras tanto, el 1 por ciento superior de los contribuyentes vio cómo sus ingresos subían 33 por ciento.

¿Escandaloso? Sí. Y lo que me parece más escandaloso es lo siguiente: a pesar de que 15 por ciento de los norteamericanos ya viven en la pobreza, nadie habla del tema. ¿Cuándo fue la última vez que ustedes oyeron a un político hablar del escandaloso nivel de la pobreza en este país? ¿Desde Bobby Kennedy? ¿Cuándo fue la última vez que se realizaron audiencias congresionales acerca de cómo ayudar a las familias a que salieran de la pobreza?

Lo cierto es que, excepto los muy pocos como Bernie Sanders, los políticos ignoran a los pobres. Por una razón muy sencilla. No votan. Por lo tanto, no cuentan. Y si los pobres votaran, según temen los republicanos, probablemente votarían por los demócratas. Entonces, ¿para qué preocuparse?  En la actualidad, los pobres no están en los planes políticos de nadie.

Pero es peor todavía. El actual liderazgo republicano no solo ignora a los pobres. Sus políticas pudieran empeorar la situación. Harían aumentar el número de pobres al destruir las mismas redes gubernamentales de seguridad que impide que los norteamericanos caigan por debajo del nivel de pobreza.  Otros 14 millones de ancianos estarían en la pobreza en la actualidad, según el Buró del Censo, si no tuvieran la protección de la Seguridad Social.

Pero el plan republicano actual es el de destruir la Seguridad Social, Medicare y Medicaid, y revocar el servicio universal de salud -lo que dificultaría que las familias pobres sobrevivieran, mientras haría la vida más cómoda para los directores generales, administradores de fondos de capital de riesgo, compañías petroleras, millonarios y billonarios. Lo entienden al revés. Debieran estar buscando la manera de ayudar a los norteamericanos pobres y de clase media que aún están tratando de sobrevivir, no cómo malcriar a los que viven a todo tren.

Por supuesto, hay una dimensión  mucho más importante en este asunto: el imperativo moral. ¿No está claro? Lean los Evangelios. Si hay algo que nos enseñó Jesús, tanto por su obra como por sus palabras, es nuestra obligación especial de ayudar a los pobres.

Y hay una cosa cierta. Cuando Él nos dijo: «Los pobres siempre los tendrán con ustedes», no estaba sugiriendo que ayudáramos a crear muchos más de su condición.