Justo un año después de la histórica elección del primer presidente afroestadunidense, hoy se disputaron comicios estatales y locales cuyos resultados serán, en parte, analizados como si fueran algún tipo de referéndum sobre Barack Obama. Pero eso tal vez es más, porque entre las decenas de contiendas en juego este martes, no hay más que […]
Justo un año después de la histórica elección del primer presidente afroestadunidense, hoy se disputaron comicios estatales y locales cuyos resultados serán, en parte, analizados como si fueran algún tipo de referéndum sobre Barack Obama.
Pero eso tal vez es más, porque entre las decenas de contiendas en juego este martes, no hay más que cuatro de significado nacional: dos gubernaturas, una alcaldía y un asiento en la Cámara de Representantes. Sin embargo, en dos estados ganados por Obama hace un año, los republicanos conquistaron este martes ambas gubernaturas en juego. Con ello, mañana se empezará a especular en los medios y en los pasillos del poder sobre si esto indica que Obama está en apuros.
El triunfo del candidato republicano Bob McDonnell a la gubernatura de Virginia no fue sorprendente y la Casa Blanca no apostó mucho al resultado. Pero el fracaso del gobernador demócrata en lograr la reelección en Nueva Jersey después de que Obama invirtió su propio capital político enviando a sus representantes a actos de campaña y acompañando personalmente al gobernador, será interpretado como una derrota del presidente también.
En la ciudad de Nueva York hubo mucho más suspenso de lo esperado en el triunfo del alcalde Michael Bloomberg por un tercer periodo. A pesar de invertir tal vez más de 100 millones de dólares de su fortuna personal en la campaña -el hombre que más de su propio dinero ha gastado para ocupar un puesto político en la historia del país-, Bloomberg no logró un triunfo arrollador frente a su débil contrincante Bill Thompson Jr. Aún no se sabe si lo que generó una contienda contraria a la pronosticada por los expertos y las encuestas fue la apatía, o que el electorado suponía que este resultado ya estaba garantizado y no acudió a las urnas, o si los votantes repudiaron el casi obsceno gasto electoral del alcalde.
Pero lo que siempre manchará este triunfo para el ahora alcalde independiente antes republicano con una agenda social tradicionalmente demócrata (pro inmigrante, pro derechos de los gay, etcétera) es la forma en que el hombre más rico de esta ciudad logró revertir la ley, estableciendo un límite de dos periodos para los alcaldes sin recurrir a una consulta de la ciudadanía, la cual favorece esos límites.
De hecho, el principal periódico latino de esta ciudad, El Diario/La Prensa, lo acusó de ser más antidemocrático que Hugo Chávez. En un editorial en apoyo a su contrincante, el rotativo afirmó que el legado de Bloomberg se ha visto más empañado por la descarada maniobra antidemocrática con la que logró cambiar los límites a la reelección. Enfatizó que todo esto no es simplemente un esquema intrigante: es un grave abuso de poder. Incluso el presidente venezolano Hugo Chávez realizó un plebiscito sobre la extensión de su estancia en el poder. A los neoyorquinos ni siquiera se les brindó esa oportunidad.
En Nueva York ganó el dinero, pero en Nueva Jersey ni los millones ni Obama lograron rescatar a Corzine. Aunque es unas 100 veces menos rico que el alcalde de Nueva York -tiene una fortuna personal de unos 150 millones comparada con los 16 mil millones de Bloomberg-, Corzine ahora ocupa el segundo lugar entre los individuos que más han gastado de su fortuna personal para obtener un puesto político. El ex ejecutivo de Goldman Sachs gastó casi 24 millones de dólares de su dinero para buscar su reelección, casi tres veces más que su contrincante y finalmente ganador, el republicano Christopher Christie.
Lo que lo hundió al final fue un abismal índice de aprobación por la forma en que ha gobernado, y el hecho de que su estado tiene los impuestos más altos del país, al gobernador le fue negado un segundo periodo. Fue un voto de protesta, y no necesariamente uno por los republicanos en un estado que se inclina casi siempre hacia los demócratas.
A pesar de sus triunfos hoy, la división entre moderados y ultraconservadores dentro del Partido Republicano se manifestó en una elección especial para representante federal de un distrito del estado de Nueva York observada a nivel nacional. La candidata republicana Dede Scozzafava, moderada, se retiró de la contienda el sábado después de una agresiva campaña de los conservadores que atacaron su apoyo al derecho al aborto y el matrimonio gay, y ella apoyó a su contrincante demócrata.
Los conservadores -apoyados por figuras nacionales como la ex candidata a la vicepresidencia Sarah Palin- invirtieron un enorme capital político para promover a Douglas Hoffman, con el argumento de que el futuro de los republicanos depende de una línea más derechista en la política nacional. Y esta estrategia podría tener un resultado sorprendente: al cierre de la edición, el candidato demócrata Bill Owens lleva ventaja en un distrito que los demócratas no han ganado en un siglo.
Los republicanos afirmarán que sus triunfos de este martes son un referéndum sobre Obama, mientras que la Casa Blanca seguramente argumentará -y tendrá mayor razón- que estas contiendas fueron determinadas por factores locales, y no son respuesta a las políticas federales.
Mientras, estaban en juego algunas medidas que indican un cambio cultural, incluida la posibilidad de que por primera vez podrían ganar resoluciones sobre el matrimonio gay (una en Maine y otra sobre uniones civiles en el estado de Washington), y una más en el pueblo de Breckenridge, Colorado, sobre despenalizar la posesión de mariguana, lo cual podría indicar mayores posibilidades para quienes promueven la legalización de la hierba.
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