Los indecisos decidirán en Iowa. Según los últimos sondeos, casi la mitad (41%) de los simpatizantes republicanos que acudirán esta noche a los centros de voto no tiene una idea muy clara de a quién elegirán. Y en un formato tan peculiar como el de los caucus (asambleas), no se descartan sorpresas. Entre 100.000 y […]
Los indecisos decidirán en Iowa. Según los últimos sondeos, casi la mitad (41%) de los simpatizantes republicanos que acudirán esta noche a los centros de voto no tiene una idea muy clara de a quién elegirán. Y en un formato tan peculiar como el de los caucus (asambleas), no se descartan sorpresas.
Entre 100.000 y 120.000 votantes darán una primera idea de por dónde se encauza el año electoral que culminará en las presidenciales de noviembre. Es la tradición. Todo el mundo sabe que el electorado del pequeño estado no es especialmente representativo (demasiado rural, demasiado blanco), pero así empieza la temporada electoral.
Los caucus son un sistema entrañable y totalmente anticuado. Son «reuniones de vecinos» divididos por distrito electoral (hay algo más de 1.700), que se reúnen en pequeños grupos, normalmente en las escuelas locales, para elegir a mano alzada y con mucha discusión, a los candidatos. Suele ganar el que tiene más entusiasmo a la hora de convencer a los indecisos. Es un proceso algo caótico que dura parte de la noche y es posible que hoy visto que nadie sabe muy bien a quién elegir los resultados no se conozcan hasta bastante tarde.
Iowa nunca ha sido el baremo para determinar al ganador. En 2008 eligió al muy simpático pero totalmente inelegible Mike Huckabee. Mitt Romney quedó en segunda posición, Fred Thompson, otro candidato imposible, quedó en tercer lugar y John McCain, quien finalmente se llevó la nominación, se conformó con el cuarto puesto.
Los últimos sondeos dan casi empatados a Romney (21%), el favorito que no consigue convencer; al representante de Texas, Ron Paul (20,6%), el más veterano de la contienda; y al exsenador de Filadelfia Rick Santorum (19,3%), quien ha conseguido despuntar gracias al apoyo del Tea Party y de los evangelistas.
Los candidatos han surcado el estado hasta el último minuto, en la gélida campiña de Iowa, para tratar de motivar a los simpatizantes conservadores. No hay parada demasiado modesta: cafés, tiendas, iglesias, casas particulares… Todo sirve para recaudar votos.
La representante de Minne-sota, Michele Bachmann, que este verano lideraba los sondeos en el estado y está ahora en último lugar, cumplió su promesa de visitar los 99 condados. Bachmann, que necesita un milagro para remontar las encuestas, pedía el domingo el apoyo de sus fieles en una pequeña iglesia de Oskaloosa, en un discurso salpicado de referencias bíblicas.
Voto reñido, palabras duras
Rick Santorum resumía el panorama en una cafetería de Sioux City. «Estas elecciones van a ser muy reñidas», decía ante 200 personas en un restaurante del centro, «y queda mucho trabajo por hacer».
Los ataques entre candidatos se han endurecido en los últimos días. Y el discurso se ha vuelto más conservador. Perry, en un anuncio televisivo, criticaba recientemente el hecho de que los homosexuales puedan ahora ingresar abiertamente en el Ejército. Mitt Romney se ha comprometido, si llega a la presidencia, a vetar el Dream Act, una ley que permite la legalización de estudiantes indocumentados, y ha prometido construir una valla más alta en la frontera.
En política exterior, los candidatos también han radicalizado su mensaje. Santorum aseguró el domingo que estaría dispuesto a bombardear Irán si el país se negara a permitir la inspección de sus instalaciones nucleares. «Les diría a los iraníes: o abren esas instalaciones, comienzan a desmantelarlas y las ponen a disposición de los inspectores, o las degradaremos mediante ataques aéreos», dijo Santorum al programa Meet The Press, de la cadena NBC.
Newt Gingrich, que parecía tener un clara ventaja hace un mes, ha visto su candidatura desmoronarse en las últimas semanas. Pero el expresidente de la Cámara de Representantes ya ha asegurado que aunque pierda en Iowa e incluso en la próxima etapa de las primarias, New Hampshire, no abandonará la contienda hasta saber qué piensan los votantes más conservadores de Carolina del Sur (21 de enero) y Florida (31), donde ahora lidera los sondeos. Hace poco los nervios le jugaron una mala pasada. Gingrich rompió a llorar en un mitin en Des Moines al recordar a su madre, fallecida en 2003 tras sufrir un trastorno bipolar y depresión.
Ausencias notables
Iowa cuenta con dos ausencias notables. La de Herman Cain, el padrino de la pizza, que se retiró de la carrera el pasado diciembre tras varias acusaciones por acoso sexual; y la de John Hunstman, el exgobernador de Utah y exembajador de Barack Obama en China, que ha preferido saltarse esta primera etapa y concentrarse en New Hampshire, aunque sus posibilidades son nulas.
Los votantes de Iowa no pierden de vista, sin embargo, que el enemigo es un presidente demócrata en sus horas más bajas de popularidad (23% según el último sondeo de Rasmussen), al que acusan de haber agravado la crisis económica. Obama, que ayer terminó sus vacaciones en Hawai, se lo toma con calma. Mañana viajará a un estado clave en las presidenciales, Ohio, donde seguirá la estrategia que la Casa Blanca lleva ya meses machacando: culpar de la crisis al obstruccionismo del Congreso republicano.
Los aspirantes a la candidatura conservadora para la Casa Blanca
MITT ROMNEY. El favorito
Si el exgobernador de Massachusetts gana en Iowa, donde no parecía tener posibilidades, y sella su victoria una semana después en New Hampshire, tendrá prácticamente asegurada la nominación, pese al escaso entusiasmo de los votantes republicanos. Al ser el más moderado de la contienda, no tiene la simpatía del Tea Party.
RON PAUL. El veterano
El representante de Texas es el más viejo (76 años) y es la tercera vez que se presenta a las presidenciales. Su ideología antigubernamental le ha granjeado la popularidad de un sector conservador radical.
RICK SANTORUM. La sorpresa
El exsenador de Pensilvania ha sido la sorpresa de estos ‘caucus’ donde, gracias al electorado evangelista, ha logrado situarse entre los tres favoritos. Es uno de los candidatos del Tea Party pero no tiene posibilidades.
NEWT GINGRICH. El líder caído
Si las primarias de Iowa se hubieran celebrado en diciembre, el exlíder de la revolución conservadora de los noventa habría ganado sin duda. Pero no ha sabido mantenerse ante los ataques de Romney.
RICK PERRY. Tarde y mal
El gobernador de Texas achaca su mal resultado en Iowa al hecho de haber entrado tarde (este verano) en la contienda, pero lo cierto es que no ha estado a la altura y su candidatura se da por muerta.
MICHELE BACHMANN. La última en los sondeos
La congresista por Minnesota es la prueba de la volatilidad de estas primarias. En agosto ganó un sondeo informal en Iowa. Ahora, pese a su popularidad entre los evangelistas, es la última.