Demócratas y republicanos acordaron elevar el techo de la deuda pública, fijado actualmente en 16,7 billones de dólares, hasta el 7 de febrero de 2014, evitando que la potencia económica mundial entre en suspensión de pagos y cierre su gobierno -el shutdown duró 16 días e hizo tambalear los puestos de trabajo de cientos de […]
Demócratas y republicanos acordaron elevar el techo de la deuda pública, fijado actualmente en 16,7 billones de dólares, hasta el 7 de febrero de 2014, evitando que la potencia económica mundial entre en suspensión de pagos y cierre su gobierno -el shutdown duró 16 días e hizo tambalear los puestos de trabajo de cientos de miles de empleados públicos-. De este modo, Estados Unidos posterga la discusión sobre la reducción del déficit fiscal y los recortes al gasto que tanto reclaman los conservadores y los ultra del Tea Party. De acuerdo al Census Bureau (el Indec de EE.UU.) un 15 por ciento de la población norteamericana vive en la pobreza, una realidad que se percibe en las calles, tal como pude comprobar en una última visita al país del Norte.
En Nueva York, el paisaje nocturno se divide en las luces de neón de Time Square, la bohemia de Greenwich Village y la desolación de Chinatown, y no es infrecuente ver personas sin hogar que no son sólo los indigentes que están fuera del sistema desde hace un largo tiempo; son jóvenes o personas de mediana edad o padres con hijos pequeños que están sentados en la vereda con un cartel en la mano en el que dicen no tener trabajo ni familia que los auxilie. Son los rostros de la crisis de 2008-2009 causada por el estallido de la burbuja inmobiliaria y la consecuente bancarrota de la histórica entidad financiera Lehman Brothers. Otros bancos como Bear Stearns y las agencias hipotecarias Fannie y Freddie fueron rescatados, pero no al parecer estos ciudadanos.
Si al pasar por la plaza Zuccotti, epicentro de las protestas de los Occupy Wall Street en 2011, no se ven más acampantes anti-sistema, no sucede lo mismo al atravesar el puente de Brooklyn un sábado de octubre. Es cuando aparece un nutrido grupo de manifestantes en sentido contrario gritando en español «¡Sí, se puede, sí, se puede!», en referencia al «Yes we can», el eslogan de campaña de Barack Obama de 2008. «Escucha, Obama, don’t deport my mama», corean con la bandera de Ecuador unos diez jóvenes que acompañan la protesta en donde se ve una mayoría de mexicanos. Un poco más atrás viene marchando un grupo de asiáticos. «Keep my family together» señala el cartel que lleva un señor de la mano de su hijo. En Estados Unidos los once millones de inmigrantes indocumentados siguen pidiendo que se apruebe la tan demorada ley migratoria que regularice su situación y evite que sean deportados.
La reforma de la salud es una de las pocas iniciativas que Obama pudo sacar adelante en 2010 cuando tenía mayoría en ambas cámaras, que apunta a brindar cobertura a más de 50 millones de personas. Los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, vienen exigiendo que el gobierno recorte el gasto del «Obamacare» como se vio en el último debate sobre presupuesto, y los medios más conservadores dedican horas de aire para atacar la reforma y confundir a la opinión pública. La discusión no está saldada.
El nivel de desempleo se redujo del 9 por ciento en 2009 al 7,5 actual, es decir, que comparativamente con otros países Estados Unidos ostenta una mejor situación y que el grueso de ocho millones de puestos perdidos durante la recesión se pudo recuperar. Sin embargo, en varios casos se trata de trabajos mal remunerados, como en pequeños comercios o restaurantes. «Ask not what you can do for capitalism but what capitalism can do for you» (no se pregunten que pueden hacer por el capitalismo sino qué puede hacer el capitalismo por ustedes) dice un cartel en el subte del sindicato de trabajadores free lance o independientes, parafraseando la frase de Kennedy «Ask not what your country can do for you; ask what you can do for your country» (no se pregunten que puede hacer el país por ustedes sino que pueden hacer por el país»). Me quedo pensado si Obama podrá mejorar las condiciones de vida de los sin techo, los inmigrantes y los trabajadores precarizados en los próximos tres años de su segundo mandato.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-232808-2013-11-04.html