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Manifiesto de las coordinadoras de comunistas sirios

Fuentes: Facebook

La izquierda siria se ha dividido como el resto de fuerzas políticas, sociales, religiosas y nacionalistas en dos corrientes: una corriente oportunista interesada que apoya al régimen y otra revolucionaria y democrática partidaria de la revolución. La mayoría de las bases y cuadros de los partidos comunistas tradicionaes conocidos (el Partido Comunista Sirio, el Partido […]

La izquierda siria se ha dividido como el resto de fuerzas políticas, sociales, religiosas y nacionalistas en dos corrientes: una corriente oportunista interesada que apoya al régimen y otra revolucionaria y democrática partidaria de la revolución.

La mayoría de las bases y cuadros de los partidos comunistas tradicionaes conocidos (el Partido Comunista Sirio, el Partido Comunista Sirio Unido o el Grupo Unión de Comunistas) se han desligado de sus líderes y han anunciado que se unían a la revolución, entrando de lleno en la actividad revolucionaria del lado de las masas y aferrándose a la unidad de Siria como tierra y pueblo, y rechazando el arrastrar al país al estancamiento de una guerra civil y sectaria hacia la que busca encaminarlo el régimen. Además, rechazan cualquier intervención militar extranjera y se aferran a la voluntad y fuerza del gran pueblo sirio que ha demostrado que no se debilita.

La realidad ha demostrado la incapacidad del régimen de extinguir una revolución que se extiende día tras día para incorporar a nuevos sectores, siendo el último acontecimiento la entrada de Alepo y Damasco, manifestada por medio de la huelga que ha tenido lugar en todo la zona comercial del centro de la ciudad de Damasco.

Nosotros, como comunistas, pertenecemos a la revolución de nuestro pueblo desde su primera chispa y pagamos el precio que paga nuestro pueblo en el enfrentamiento contra el despotismo en la revolución de la libertad y la dignidad… Miramos a aquellos amigos del ayer que aún se mantienen neutrales y esperamos que se aparten de esos líderes miserables, que viven en sus ilusiones, deseando que anuncien que se ponen de parte de la revolución del gran pueblo sirio en su intento de detener a la dictadura y construir un Estado civil democrático y un Estado de la ciudadanía. También nos dirigmos a todos los silenciosos y miedosos para que a todos nos sea fácil trabajar legítimamente por la realización de nuestro programa por medio del cual aspiramos a lograr la justicia y el bienestar para nuestro pueblo, que no se doblega y que es lo que merece. Ello será en el marco de un Estado gobernado por la Constitución y la Ley y no por una banda.

La misión nacional que hoy se propone exige que se garanticen las relaciones con todas las fuerzas políticas y todas las partes de la sociedad siria, lejos del principio que permite considerar traidor a quien sea y de apuntar con dedos acusadores a todos los que tienen una opinión distinta de la nuestra. Hoy el pertenecer a una secta o el haber apostado por el exterior se ha convertido en una acusación fácil y un perchero del que colgar nuestras diferencias. Nadie puede decir que las fuerzas de izquierdas que apoyan la revolución tienen tendencias sectarias, confesionales, nacionalistas xenófobas o que tienen relaciones con el exterior.

Esta izquierda revolucionaria que ha rechazado la dictadura del déspota no aceptará de ninguna manera la exclusión o el sectarismo. Es decir, que rechazamos toda lógica que nos devuelva a la lucha pre-política y que trabajamos para devolver la lucha a la competencia íntegra, de naturaleza nacional social y democrática.

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