El Gobierno de Estados Unidos retiró hoy a la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) 17,5 millones de dólares para financiar los programas de subversión contra Cuba, en medio de disputas políticas partidistas y mal manejo de los fondos. En su lugar, los fondos irán a las oficinas de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo (DRL) […]
El Gobierno de Estados Unidos retiró hoy a la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) 17,5 millones de dólares para financiar los programas de subversión contra Cuba, en medio de disputas políticas partidistas y mal manejo de los fondos.
En su lugar, los fondos irán a las oficinas de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo (DRL) y de Asuntos del Hemisferio Occidental (WHA) del Departamento de Estado, así como el National Endowment for Democracy (Dotación Nacional por la Democracia, NED), considerada una agencia pantalla de la CIA.
Ello indica que la política de financiación para lograr lo que Washington denomina como un «cambio de régimen» en La Habana permanecerá intacta por parte de la administración del presidente Barack Obama.
De acuerdo con el diario The Miami Herald, el representante Mario Díaz-Balart, miembro de la Comisión de Asignaciones de la Cámara de Representantes, aseguró que el Congreso aprobó excluir a la USAID de los fondos destinados a la isla caribeña para el año fiscal que termina el 30 de septiembre.
Según el periódico, la Casa Blanca tampoco hizo fuertes objeciones de los recortes del dinero, debido a sus propias quejas sobre el manejo de los programas de Cuba por parte de la agencia, así como por el encarcelamiento del subcontratista Alan Gross en La Habana.
Gross cumple una sentencia de 15 años de cárcel en virtud de violar leyes cubanas al tratar de introducir equipamiento para proveer de una red de alta tecnología en comunicaciones a las organizaciones contrarrevolucionarias afines a Washington en la isla.
El diario The New York Times reconoció que el trabajo de Gross se insertaba en «un programa semiclandestino de la USAID destinado a socavar al Gobierno de Cuba».
Los programas para subvertir el orden constitucional en la isla han estado rodeados por mucho tiempo de quejas de despilfarro y amiguismo político.
El actual secretario de Estado, John Kerry, trató de cortar los gastos de los programas contra Cuba cuando dirigía la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, alegando que eran inútiles e innecesariamente riesgosas.
A finales del 2006, una auditoría del General Accountability Office sobre las actividades anticubanas de la USAID reportó el uso de fondos de la entidad en compras de artículos que nada tenían que ver con el «estímulo a la democracia», como suéteres de cachemir, chocolates Godiva, juegos de Nintendo y PlayStations de Sony.
Washington, que mantiene desde hace más de medio siglo un bloqueo económico, comercial y financiero contra La Habana, condenado por la inmensa mayoría de la comunidad internacional, destinó 197 millones 270 mil para programas dirigidos a desestabilizar el sistema político cubano entre 2001 y 2008, de acuerdo con varios informes.
Durante la administración Obama, el Departamento de Estado ha entregado anualmente 20 millones de dólares para financiar grupo hostiles al sistema político cubano dentro y fuera de la isla, con el fin de promover la llamada agenda para la democratización.
(Con información de Prensa Latina)