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El envío de tropas consolida los hechos consumados y solo será un lavado de cara destinado a tranquilizar conciencias

No a la intervención militar española en el Líbano

Fuentes: Rebelión

Resolución de la secretaría política del Psuc Viu

El PSUC Viu considera que el envío de tropas al sur del Líbano como fuerza de interposición en aplicación de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU significa la legitimación de los recientes ataques de Israel al sur del Líbano.

La agresión fue ilegal, desproporcionada en relación con el pretexto que la motivó (liberar dos soldados israelíes secuestrados por Hezbolá), se atacó premeditadamente a la población civil indefensa, se destruyeron miles de viviendas y la mayor parte de la infraestructura civil del Líbano, se utilizaron armas prohibidas como bombas de fósforo y bombas de racimo. Por consiguiente debe ser calificada como acción terrorista y su ejecutor, el gobierno de Israel, debe ser calificado como gobierno terrorista.

Obviamente las acciones militares ofensivas de Hezbolá deben ser también condenadas. Pero no olvidemos que Hezbolá es una criatura nacida del propio terrorismo israelí a raíz de su invasión del Líbano en 1978 que duró 18 años.

Israel ha demostrado reiteradamente sus ansias expansionistas y no querer la paz en la zona. Se opone tenazmente a la creación de un estado palestino. Cada vez que se ha estado a punto de conseguir una paz negociada Israel ha originado unilateralmente incidentes que la han hecho imposible.

Lo acontecido este verano es un episodio más de la larga lista de estos comportamientos agresivos: anexión de tierras que provocaron exilios masivos, matanzas deliberadas de civiles inermes como las ejecutadas en el mismo Líbano en Sabra y Chatila en1982, asesinatos selectivos por métodos militares de políticos palestinos, destrucción de viviendas y poblaciones enteras, bombardeos sobre población civil y hospitales, la tortura sistemática, la violación de treguas, la posesión de armamento nuclear, el ataque a organizaciones de ayuda humanitaria e incluso a delegados de Naciones Unidas. Todo ante el silencio del mundo y la benevolencia cómplice de los Estados Unidos. Hay que resaltar el incumplimiento sistemático y total de todas y cada una de las resoluciones de la ONU desde 1948 y en especial la 242. Wahington ha dado el apoyo a este proceder con todos los medios a su alcance: con el veto en el Consejo de Seguridad cuando se trata de poner coto a su desmesura, financieramente, permitiendo o colaborando en su armamento nuclear. Coincidiendo estos dias con las amenazas a Irán en relación al enriquecimiento de uranio queda más en evidencia el doble rasero y cinismo de los Estados Unidos en relación a ambas crisis.

La 1701 se sitúa en esta línea de cinismo. En su preámbulo dice: «Expresamos gran preocupación por la escalada de hostilidades en el Líbano y en Israel desde el ataque de Hezbolá contra Israel el 12 de julio del 2006». Es decir, responsabiliza a Hezbolá del inicio de los ataques y por lo tanto legitima la agresión Israelí. Con ello la ONU da por buena la declaración de Bush cuando éste se negó a condenar la invasión con el pretexto de que Israel «necesita defenderse».

La 1701, cerrando los ojos a lo que ha sido, describe el bombardeo masivo y la destrucción de todo un país como un «conflicto entre Israel y Hezbolá» y pide «el cese completo basado, en particular, en el fin inmediato de todos los ataques de Hezbolá y de todas las operaciones militares ofensivas de Israel» es decir, abre la puerta a otros posibles ataques que Israel pueda provocar revistiéndolos, como ha sabido hacerlo en otras ocasiones, de operaciones defensivas.

Para colmo, en el párrafo 6 «exhorta a la comunidad internacional a que tome medidas inmediatas para prestar ayuda financiera y humanitaria al pueblo del Líbano». Israel destruye impunemente, no hay condena ni exigencias de reparación de daños, y se pide que la comunidad internacional pague. Más todavía, en el párrafo 11 se pide que la comunidad internacional colabore militarmente en una fuerza de interposición. Esto recuerda demasiado lo ocurrido en Irak: invasión basada en mentiras, destrucción y caos en Irak y petición por parte de EUA de soporte financiero y militar a la comunidad internacional.

Por lo tanto creemos que el envío de tropas al interior de El Líbano es mantener una situación que viene a consolidar hechos consumados y que solo será un lavado de cara destinado a tranquilizar conciencias. Sólo podríamos aceptarlo en la medida que se camine hacia el equilibrio regional. Y esto supone:

– Creación de un estado palestino con Jerusalén del este como su capital, que convivan en igualdad de condiciones con el Estado de Israel.

– La vuelta de los refugiados palestinos basados en la resolución 194 de las NN.UU. y conforme a las demás resoluciones relacionadas del Consejo de Seguridad de la O.N.U.

– Liberación de todos los presos políticos, y demás ciudadanos civiles de todos los pueblos de la zona, palestino, líbano, e israelí, retenidos por la fuerza en la región.

– Desmantelamiento del muro en construcción que separa las dos comunidades.

– Liberación inmediata del portavoz del parlamento palestino y todos los dirigentes y miembros del gobierno palestino que han sido tomados como rehenes por Israel.

– Necesidad de un Medio Oriente sin armas nucleares empezando por la desnuclearización de Israel, ya que es una muestra de cinismo criticar el desarrollo de la energía nuclear en Irán y tolerar que Israel pasea bombas atómicas listas para ser utilizadas.

– Exigencia de la reparación por Israel de los destrozos causados por la guerra y la condena de los responsables de los crímenes de guerra y el uso de métodos ilegales que tienen que ser trasladas a un Tribunal Internacional.

– Interrupción de intercambios militares con Israel mientras mantenga territorios ocupado en la región.

– Suspensión del Acuerdo de Asociación entre Israel y la Unión Europea que establece en su artículo 2, su suspensión si alguna parte vulnera los derechos humanos circunstancia que ha quedado plenamente demostrada, por si quedaba alguna duda en su actuación en el Líbano con la utilización de bombas de racimo entre otras atrocidades.

Por desgracia nos aventuramos a creer que estas exigencias básicas hoy por hoy son inalcanzables, dado el grado de crispación del sistema mundial, la impunidad con la que actúa Israel con la complicidad directa de los Estados Unidos, la indirecta de la UE y el silencio mundial. En consecuencia creemos que nuestras tropas, aun bajo el mandato de la ONU, acaban consolidando un sistema injusto y, aunque pareciera contradictorio, apoyando la fuerza de los más fuertes.

No es aventurado pensar que el telón de fondo de esta crisis sea el fracaso norteamericano en Irak. El objetivo estadounidense de controlar la zona y sus riquezas energéticas empezando por Irak, de momento ha fracasado, ha fracasado igualmente su intento de remodelar el mapa de la zona partiendo Irak en tres pedazos, ha fracasado también la posibilidad de crear en Irak un estado títere. En esta lógica cabria encuadrar una estrategia de provocar un conflicto regional total que paulatinamente vaya obligando a participar a la comunidad internacional al servicio de los intereses de EUA e Israel. De hecho estamos asistiendo a una agudización de las tensiones en la zona que responden al intento de controlarla política y militarmente.

Así pues aunque las circunstancias son diferentes y a corto plazo pueda parecer que las tropas en el Líbano sirven los intereses de la paz, de ninguna manera nuestra visión debe perder el medio y largo plazo. La actitud del gobierno español calificando a esta fuerza como fuerza de paz y el continuado mensaje de los medios de comunicación a favor de este envío pueden crear una cortina de humo que esconda sus verdaderos objetivos. En consecuencia mantenemos hoy la misma actitud crítica y negativa en relación a las intervenciones militares españolas en el extranjero.

Por ultimo mostramos nuestra determinación para continuar nuestra acción de movilización y de solidaridad, apoyando las iniciativas de las organizaciones locales, movimientos, sindicatos, organizaciones de la juventud, que se desarrollan contra la guerra imperialista en Líbano, Palestina e Israel, colaborando así mismo con todas las actividades y a las iniciativas que se impulsen a nivel internacional, en la necesidad de realizar una movilización unitaria a nivel mundial.

En atención al desarrollo de estos objetivos desde el PSUC nos comprometemos a desarrollar este manifiesto, intercambiar opiniones con todas las fuerzas políticas progresistas de la región, y para avanzar en la coordinación de nuestros partidos en el Parlamento Europeo y en la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa.