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Noticias elaboradas con palabras de otra persona en otro periódico

Fuentes: Rebelión

«Si no existe la justicia, como observó San Agustín, los reinos no son más que un latrocinio.» Bandidos, Eric Hobsbawm. Editorial Crítica. El monarca de la dinastía franquista inauguró el Parlamento con un discurso aburrido dedicado a loar la figura de la justicia. Alabó sus «logros» y los de la política de sus gobiernos iniciados […]

«Si no existe la justicia, como observó San Agustín, los reinos no son más que un latrocinio.»

Bandidos, Eric Hobsbawm. Editorial Crítica.

El monarca de la dinastía franquista inauguró el Parlamento con un discurso aburrido dedicado a loar la figura de la justicia. Alabó sus «logros» y los de la política de sus gobiernos iniciados por un falangista y compuesto por firmantes de penas de muerte de republicanos, un Jefe Nacional del Movimiento fascista, miembros del OPUS, y restos de estirpes semejantes. No mencionó el golpe de Estado por el que él es ahora monarca, ni los cientos de miles de republicanos entre fusilados y presos, no dijo nada de los presos esclavos, ni del medio millón de exiliados, ni de los últimos soldados republicanos que formaron la guerrilla sosteniendo las armas contra el régimen, ni tampoco habló de los 40 años de dictadura franquista a la que debe su trono, ni de los cientos de miles de enterrados en fosas comunes, ni exigió que se dijese la Verdad, que se hiciese Justicia y se pusiese en marcha la Reparación, no dijo que se anulasen los juicios fascistas a los demócratas.

Refiriéndose a la crisis económica actual no habló de las distancias entre las clases sociales y las consecuencias como el hambre, el desahucio de las familias trabajadoras por parte de los banqueros, que sobrepasan con mucho el medio millón en los últimos 4 años, no pidió que se congelaran los beneficios de los capitalistas y que se inviertan en generar empleo, y tampoco exigió que éstos devuelvan el dinero que sus gobiernos les han venido dando. No habló de la iglesia fascista que sigue cobrando el impuesto contrarrevolucionario de 10.000 millones de euros anuales, más otras prebendas, ni de que el único de los presupuestos que no se recorta es el del ejército que le protege, ni nombró a su yerno, al que había mandado fuera del país al conocerse la corrupción en la que aparecía inmerso, se sospecha que ese acto es una operación «cortafuegos», ni habló de los 9 millones de euros que le da su gobierno oficialmente año tras año, ni de otras partidas, ni de los negocios mediante el Estado, como se dice y se escribe públicamente, como cobrar un céntimo por bidón de petróleo importado, ni de que no juró la Constitución, que su juramento fue para las Leyes Fundamentales del Movimiento fascista cuando Franco le nombró su sucesor, y no hizo honor a la verdad cuando dijo que «Todos somos iguales ante la justicia», porque los ricos no son igual que los pobres, las cárceles están llenas de pobres y, sin embargo, son los ricos los que roban, o cómo los corruptos son indultados sin pasar por la cárcel y el pobre que lleva más años en la cárcel en España, al que han indultado en los papeles, después que su familia recogiese miles de firmas en su favor, no le dejan en libertad, se llama Miguel Montes Neira. Tampoco dijo la verdad en el «Todos somos iguales ante la justicia» sobre su figura en la Constitución, pues en ella se le exculpa de cualquier responsabilidad, a pesar de lo cual el compromiso de sus diputados ppsoe es «seguir hasta la muerte» a su «querido líder». «Los máximos representantes del Estado, las Fuerzas Armadas y el partido popular socialista español le reconocieron como su «líder supremo».

En la tribuna de oradores, el hombre de la dinastía franquista en medio de la gerontocracia española era el monarca. Asistió mudo a la escenificación de su nueva coronación ante un parlamento lleno (solo faltaron los diputados de Bildu y ERC, los de IU y PNV no le aplaudieron) que le dio una ovación y vuelta al ruedo. Allí estaban las filas de la cla perfectamente ordenadas como solo los fascistas de Franco eran capaces de organizar, bajo hipnosis en medio del aplastante silencio… y de la misma manera seguían los discursos de los dirigentes. «Todos somos iguales ante la Ley» les debió decir, supongo, en referencia a la imposibilidad de enjuiciar a ninguno de los suyos en éste país donde hay 5 millones de personas sin empleo, con el gasto público en porcentaje más bajo de de la media europea, el 35% de fracaso escolar entre los pobres, el 46% de paro entre los jóvenes, el estado donde se ha doblado el índice de suicidios por la crisis,… En el mismo sentido, el veterano dirigente destacó el papel primordial de las Fuerzas Armadas y aseguró que su precursor (Franco) «nunca mostró debilidad» ante los republicanos.

Con 45 millones de habitantes el Estado tiene un ejército profesional que ha cubierto sus plazas con extranjeros pobres que son mandados a las guerras imperialistas como la de Afganistan, que cuesta un solo mes lo que cuesta un año dando 400 euros a unos cientos de miles de parados, y habiendo 2 millones casi de personas que no reciben ninguna ayuda.

Tras las últimas palabras de su líder, y los aplausos que le ofreció la cla, se notaron en la prensa escrita y hablada las órdenes que desde lo más alto habían impartido: sólo elogios, expresiones de simpatía y subrayado de palabras grandilocuentes, dando por hecho que no hay ninguna crítica entre el pueblo. De esta manera cierran filas ante lo conocido en los estudios sociológicos, que dan el dato de que más del 50% de la población rechaza el régimen monárquico.

8 días antes estaba preparado todo el aparato oficialista para encumbrar a su «querido líder», que iba poco a poco saliendo en fotos familiares de navidad y en recepciones en su palacio de los jefes del ppsoe, que como fieles cortesanos primero habían formado fila para que el «líder supremo» les diese la mano. Dos días antes de su discurso juraron ante un crucifijo, la biblia y la constitución que «le seguirían hasta la muerte», y otros de uniforme declararon en su momento «que lo defenderán con su vida».

Por contraste, en la calle no había habido en esos días, ni hubo después, ninguna manifestación de afecto o gratitud, no se dio o sus lacayos no tuvieron tampoco los reflejos suficientes, ninguna persona parada, desahuciada o que cobre los 640 euros de salario base, gritar ¡viva la monarquía! ¡viva nuestro querido líder!, y aun así éstas buenas gentes se quitan unos céntimos para dar a quienes piden en las calles para poder comer o dar de comer a su familia. Las televisiones, una sola con varios canales y nombres, transmitieron al mundo estos actos institucionales.

Advertencia: el texto que has leído es pura ficción, elaborado aprovechando algunos párrafos e intención del panfleto anti Corea del Norte publicado en uno de los periódicos oficiales del régimen actual, con la firma de Georgina Higueras, enviada especial en Seúl, Corea del Norte, curioso gesto porque admite que es un país desconocido por su secretismo.

Ramón Pedregal Casanova es autor de «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios», edita Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria ([email protected])

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.