Recomiendo:
0

Entrevista con Larry Bradshaw y Lorrie Beth Slonsky

Nueva Orleans: diez años después del Katrina, segregación social y racial

Fuentes: Viento Sur

Cuando el 29 de agosto de 2005, el huracán Katrina golpeó la costa del Golfo de México, Larry Bradshaw y Lorrie Beth Slonsky, colaboradores de la web SocialisWorker.org, estuvieron bloqueados en Nueva Orleans. Después de varios días, participaron en una conferencia de trabajadores de la Ayuda Médica Urgente (EMS, Emergency medical services) y no pudieron […]

Cuando el 29 de agosto de 2005, el huracán Katrina golpeó la costa del Golfo de México, Larry Bradshaw y Lorrie Beth Slonsky, colaboradores de la web SocialisWorker.org, estuvieron bloqueados en Nueva Orleans. Después de varios días, participaron en una conferencia de trabajadores de la Ayuda Médica Urgente (EMS, Emergency medical services) y no pudieron irse. Pasaron la mayor parte de la semana siguiente atrapados por las inundaciones así como por el cordón de seguridad, bajo ley marcial, desplegado alrededor de la ciudad.

Cuando al fin pudieron contar lo que les había sucedido en el sitio SocialistWorker.org, la información se propagó por todo el mundo contribuyendo a desvelar lo que verdaderamente había pasado en Nueva Orleans durante el Katrina. Estaban presentes, especialmente, cuando centenares de personas intentaron evacuar la ciudad pasando sobre un puente encima del río Misisipi antes de ser detenidos por policías armados que disparaban balas reales encima de sus cabezas. En esta entrevista con Elizabeth Schulte, Lorrie Beth y Larry, a la luz de sus experiencia de hace diez años, hablan sobre lo que ha cambiado -así como lo que, sin duda, no ha cambiado- en Nueva Orleáns.

Hace diez años, escribisteis vuestras experiencias en Nueva Orleans durante el huracán Katrina para SocialistWorker.org. Mirando al pasado, ¿qué es lo más destacable para vosotros hoy? ¿Qué significa eso en este décimo aniversario?

Lorrie Beth: Hoy, lo más sobresaliente es que las personas que fueron abandonadas, olvidadas e ignoradas cuando el Katrina llegó, siguen, en su conjunto, abandonadas, olvidadas e ignoradas en la recuperación y reconstrucción de Nueva Orleans.

Larry: Mirando las emisiones especiales sobre el aniversario del Katrina, nos asombró la jactancia y el triunfalismo de muchos comentaristas y representantes gubernamentales. Los políticos y las élites empresariales nos presentan su gran trabajo en la reconstrucción de Nueva Orleans. Mich Landrieu, el alcalde demócrata de Nueva Orleans, así como la Fundación Rockefeller lanzaron un proyecto llamado Katrina 10 que menciona a nueva Orleans como la » mejor historia de recuperación de la historia americana».

En la página de internet www.katrina10.org, el alcalde Landrieu presume de que «Nueva Orleans se ha convertido en el laboratorio más rápido de innovación y cambio de esta nación- y desde muchos puntos de vista, del mundo. Actualmente es la oportunidad de posicionar Nueva Orleans como líder mundial de la resiliencia, de la tenacidad»

Los «socios de Katrina 10» constituyen un elenco destacado de empáesas y organizaciones civiles, incluida la Cámara de Comercio. Su página de internet cuenta la historia oficial, rosa, de la «recuperación» a partir de la perspectiva de quienes han logrado la reconstrucción. El eslogan del alcalde es «resiliencia». Se repite » ad nauseam» en los medios de comunicación.

Lorrie Beth: Es verdad que hay muchas reconstrucciones en Nueva Orleans y que sus habitantes han dado muestra de una gran tenacidad. Pero hay otro relato de la reanudación del crecimiento, de la recuperación: una mirada desde abajo de Nueva Orleans diez años después del Katrina.

Se puede hacer esto en la página www.katrinatruth.org. Katrina Truth (truth:la verdad) cuenta la historia de quienes han sido dejados de lado en la recuperación. Su eslogan es: resistencia.

Larry : El Presidente Obama (en su discurso del 27 de agosto de 2015 en Nueva Orleans) reconocía que aunque el Katrina había sido una «catástrofe natural»la mayoría de los muertos, de la destrucción, de las inundaciones y la falta de evacuación de algunas personas son de origen humano. Las desigualdades estructurales, de clase y de raza, establecen una relación entre quienes vivieron, quienes murieron y quienes sufrieron.

Por el contrario, lo que el alcalde y el presidente no reconocían es que las desigualdades económicas y sociales anteriores al Katrina han vuelto de forma vengativa. Esto se observa en lo que concierne a la pobreza, los cuidados, la vivienda, el mantenimiento del orden, la educación y el medio ambiente.

Lorrie Beth : Al movernos por las calles de Nueva Orleans los días siguientes al huracán Katrina, nos llamó la atención la cantidad de familias con hijos e hijas pequeñas. También vimos muchas personas mayores y con discapacidad en las calles así como el gran número de personas sentadas alrededor y en el Centro de convenciones de la ciudad, en medio de un calor sofocante. Cerca del 40% de las personas que murieron debido al huracán Katrina, eran ancianas. Las personas abandonadas pertenecían con más frecuencia a la capas vulnerables de la sociedad.

Larry : En lo que se refiere a niñas y niños, la reconstrucción puede ser considerada como un fracaso. A comienzos de año, una nueva encuesta revelaba que la tasa de pobreza infantil en Nueva Orleans alcanza actualmente el 39%. Es decir, que este porcentaje es el 17% más elevado que el porcentaje de pobreza infantil nacional y próxima al 41% anterior al Katrina. Más de la mitad de las niños y niñas negras viven en la pobreza.

Lorrie Beth : Los expertos en desarrollo infantil nos advierten de que la pobreza produce un «estrés tóxico crónico» en la infancia. Diría que un gran número de familias y sus hijas e hijos abandonados cuando el Katrina golpeó sufrieron un «estrés tóxico agudo». Para muchas familias, la recuperación solo ha significado sustituir un estrés tóxico grave por un estrés tóxico crónico.

Pero no son solo las niñas y niños, las personas mayores y las que padecen minusvalías también fueron abandonadas. El factor de raza y clase determinaron quien fue abandonado. Ningún «millonario» acampaba en las calles con nosotros. Casi todas las personas con las que nos cruzábamos pertenecían a la clase trabajadora o eran pobres, la mayoría afroamericanas.

Larry : La vida y la muerte en Nueva Orleans así como la calidad de vida siempre han estado atravesadas por la raza, la clase y la lubicación en la ciudad. Hace diez años, ser negro, pobre o pertenecer a la clase trabajadora aumentaban mucho tus «posibilidades» de morir durante el Katrina. Actualmente, diez años más tarde, la esperanza de vida en Nueva Orleans varía hasta en 25 años según tu código postal y la raza a la que pertenezcas. Los códigos postales con la esperanza de vida más baja son los de aquellos lugares donde se encuentra el porcentaje más elevado de habitantes pobres y gente de color.

Las personas afroamericanas de cada grupo de edad tienen actualmente y en igual situación, una probabilidad mucho más elevada de fallecer que las blancas. Las personas afroamericanas en Nueva Orleans, por ejemplo, tienen tres veces más probabilidades de morir de sida o de enfermedades renales que las blancas. Se estima que un 30% de la muerte de personas afroamericanas de 15 años o más, entre 2008 y 2010, eran evitables. Esta catástrofe no natural ocurre ahora mismo, no hablamos de 2005.

Lorrie Beth : Muchos habitantes de Nueva Orleans no tienen acceso a prestaciones de cuidados ofrecidos por la Affordable Care Act [Ley de Cuidados de Salud. NdT] (más conocida con el nombre de «Obamacare», nuevas disposiciones, bastante limitadas, y que se supone que aseguran una cobertura médica a 32 millones de americanos que carecen de ella) porque el gobernador republicano de Luisiana, Bobby Jindal, rechaza extender el Medicaid (seguro de enfermedad para personas con pocos ingresos) para cubrir un mayor número de personas adultas con bajos ingresos.

Al igual que la mayoría de las ciudades estadounidenses, el mayor establecimiento psiquiátrico de Nueva Orleans es trágicamente la cárcel de la parroquia [división administrativa. NdT] de Orleans (Orleans Parish Prison). Se estima que el 45% de los presos de esta cárcel sufren enfermedades mentales. En vez de darles acceso a servicios psiquiátricos, los políticos de Nueva Orleans discuten sobre el tamaño de una nueva cárcel.

Larry : En lo que respecta a la pobreza infantil y el acceso a los cuidados sin duda, hay mucho más que hacer.

Lo que habéis escrito en 2005 contradecía la versión «oficial» que provenía de Nueva Orleáns según la cual, los «desórdenes» estaban extendidos. ¿Podéis hablar de esto, describir algunas cosas que os ocurrieron allá: cómo la gente actuaba unos con otros?

Larry : La cobertura mediática de entonces afirmaba que Nueva Orleans estaba sumida en la anarquía. Un miembro del ayuntamiento declaró que el barrio francés (el centro histórico y turístico de la ciudad) se encontraba sometido a un «estado de sitio» y los medias estaban llenos de reportajes sensacionalistas de saqueos masivos, de menores violados en el Superdome (el gran estadio que acoge los grandes acontecimientos y bautizado Mercedes-Benz Superdome, pues la multinacional compró en 2011 para 10 años el derecho a ponerle su nombre), así como disparos contra los helicópteros de socorro.

Lorrie Beth : Estoy convencida de que algunas cosas malas les sucedieron a algunas personas en los días siguientes al Katrina, pero las historias mediáticas sensacionalistas, que nunca se verificaron, se revelaron falsas. El relato de los «desórdenes» era indispensable para justificar los esfuerzos tristemente inadecuados del Gobierno Federal, del Estado y de la región. Refleja igualmente el racismo en los medios y en la sociedad.

Larry : No sé si la gente recuerda la distinción entre los «saqueadores» negros y los blancos que «encuentran».

Una foto de entonces de la Associated Press mostraba un joven negro chapoteando con el agua hasta el pecho, llevando un paquete con gaseosa y un bolso flotando detrás de él. La leyenda decía «que había robado en una tienda de comestibles». Comparad esto con otra foto de agencia que muestra una pareja blanca, con el agua también hasta el pecho, llevando agua y una bolsa de comestibles. La leyenda decía que «habían encontrado pan y gaseosas en una tienda de comestibles del lugar». Alguien publicó en Internet las dos fotos, una al lado de la otra, lo que provocó un intenso debate sobre el sesgo racial de los periodistas.

Lorrie Beth : Antes de que decidiéramos evacuar nuestro hotel, estábamos en el balcón y habíamos visto a algunas personas aprovisionarse en la tienda Walgreens del otro lado de la calle. Una mujer blanca, más o menos de mi edad, declaró: «Es terrible, estas gentes roban Walgreens». Mirando su maleta entreabierta, llena de sábanas y toallas del hotel, le pregunté: «¿Por qué el hecho de que usted coja toallas y sábanas del hotel no es un robo al hotel Monteleone?» Ella se mostró muy indignada y me respondió: «¡Yo no robo! ¡Solo cojo lo que necesito para mi supervivencia!«.

Larry : En los días que siguieron al Katrina, la máquina de propaganda de Karl Rove (célebre relaciones públicas, entonces responsable de «comunicación» de Georges W. Bush) se puso en marcha.

La respuesta especialmente insensible e inepta de la Casa Blanca, del Departamento de Seguridad Interior, de Estados Unidos y del ejército fue manipulada y reformulada para afirmar: «Katrina ha sido una catástrofe natural imprevisible y la Casa Blanca no es responsable por la falta de una respuesta adecuada a la catástrofe, lo son las autoridades locales y del Estado». Efectivamente, el relato de la nueva administración Bush era que quienes no habían salido eran responsables de su suerte y además, muchos eran, en cualquier caso, criminales.

Esto es ignorar el hecho de que entre 80.000 personas que no pudieron salir de la ciudad, la mayoría era pobre, no tenía coche, estaba enferma o era discapacitada. O eran personas que se quedaban para cuidar a un miembro de la familia que estaba enfermo o discapacitado. O se trataba de turistas como nosotros cuyos vuelos habían sido anulados cuando el aeropuerto cerró. O eran trabajadores de hostelería cuyos patronos les habían pedido que se quedasen. O incluso, se trataba de funcionarios indispensables, como este «gestor del 911» (que recibía las llamadas de urgencia y organizaba en envío de servicios de socorro) que recibió la orden de permanecer hasta que el agua llegara demasiado arriba, entonces su jefe la llevó al Centro de Convenciones.

Lorrie Beth : El problema en relación al saqueo es que empezó demasiado tarde y que no estaba organizado. Una buena parte de los alimentos en los almacenes y los restaurantes ya estaba en mal estado cuando los famosos ladrones, sedientos, agotados y coléricos empezaron a romper los escaparates. De todas formas, buena parte de los productos no perecederos que fueron tomados habría sido destruida por el calor, la humedad, la inundación y el moho.

El alcalde y la gobernadora priorizaron sin embargo, la propiedad sobre la supervivencia de la gente. Desplegaron centenares de agentes de policía para perseguir a los ladronzuelos en vez de desplegar la policía para distribuir alimentos y artículos de primera necesidad o, incluso mejor, para socorrer a decenas de personas que aún estaban atrapadas en sus graneros o en sus tejados. Vergüenza debería darles al alcalde y a la gobernadora.

Larry : Creemos que el verdadero saqueo de Nueva Orleans empezó con la reconstrucción. No recuerdo quién describió el Katrina como la catástrofe más aprovechable de la historia de Estados Unidos.

Naomi Klein llama a esto la «doctrina del skock»: cuando las empresas privadas trabajan con el estado, sacan ventajas de una crisis para esquilmar lo público y enriquecerse. La empresa de seguridad Blackwater (que también fue contratada, entre otras, en Irak), recibió un contrato, sin concurso público, de 70 millones, al mismo tiempo que Bechtel (la mayor empresa de obras públicas de Estados Unidos, cuyos lazos con la familia Bush eran estrechos) y otras empresas bien conectadas políticamente recibieron contratos similares para la reconstrucción, sin concurso público. Acertadamente, Klein y Caroline Heldman llaman esto «capitalismo del desastre».

Lorrie Beth : Nuestra experiencia en las calles estaba muy lejos de las terribles historias de los medios de comunicación. Generalmente, encontramos personas simpáticas, que se prestaban atención unas a otras y muchas intentaban ayudar a los demás.

No quiero exagerar esto y dar la impresión de que estar en la calle en Nueva Orleans después del huracán Katrina no tenía problemas. Las calles estaban en tensión, la gente estaba agotada, hambrienta, y sedienta y el calor era sofocante. La mayoría de las personas solo tenían la ropa que vestían. Personas que sufrían enfermedades crónicas se encontraban sin sus medicamentos y cada día estaban más enfermas.

La gente estaba frustrada, algunas personas desanimadas, otras llenas de resentimiento. Vivíamos en una cloaca, con la suciedad y los excrementos humanos. Los «socorristas» -de la policía a la Guardia Nacional, pasando por numerosos agentes federales- se mostraron fríos e indiferentes y, en ciertos casos, abiertamente hostiles.

Larry : Es un aspecto de las cosas. Como lo escribimos en nuestro artículo de entonces, pudimos establecer un campamento sobre un puente de la autovía, a la vista de los helicópteros de los medios. Una vez que pudimos conseguir alimentos y agua -alguien nos llevó un camión de reparto de agua- y habíamos recuperados dos palés de víveres de supervivencia aparentemente perdidos en un viraje cerrado a kilómetro y medio- la cooperación y la comunidad afloraron.

En medio de la tragedia y la miseria, pudimos ver lo que el espíritu humano tiene de grande y de bueno. El problema es que tan pronto como nos reuníamos en mayor número de cuatro o cinco personas para trabajar juntas o reunir nuestros escasos recursos, los agentes veían una «multitud» y nos percibían como una amenaza.

Lorrie Beth : La única violencia de la que fuimos personalmente testigos procedía de la servicios de policía de Gretna (localidad situada cerce de Nueva Orleans, al otro lado del río). Los agentes de policía de Gretna dispararon para impedirnos salir de Nueva Orleans, desde el Greater New Orleans Bridge (Crescent City Connection).

Larry : Hablando de saqueos, el peor saqueo del que fuimos testigos fue cometido por un agente de policía de Gretna que nos amenazó con su arma mientras robaba alimentos y agua de nuestro campamento. Al principio, descendió un helicóptero «de socorro» y sobrevoló sobre nuestro frágil campamento de cajas de cartón que reunía aproximadamente 100 personas y lo rompió en mil pedazos dispersando a mujeres, hombres, niñas, niños y personas minusválidas.

No podíamos creérnoslo e intentamos «razonar» con el agente de policía que cargaba el vehículo de la policía con los «hallazgos» de nuestro campamento. Algunos de los nuevos compañeros del campamento nos empujaron físicamente hacia atrás diciéndonos: » Al policía le importa un bledo quién eres o de dónde vienes, ve que estás con nosotros».

Lorrie Beth : Según nuestra experiencia, podemos decir que quienes tenían menos compartían con nosotros lo poco que tenían mientra que los que tenían recursos agitaban un arma delante de nuestra cara.

Un elemento de la historia que habéis contado hace diez años abordaba lo que la policía hacía a la gente pobre y a la gente de la clase trabajadora de Nueva Orleans, especialmente el enfrentamiento en el puente que cruza el Misisipi en dirección a Gretna, en la otra orilla. Los agentes de policía de Gretna dispararon balas reales a la cabeza de las personas que intentaban salir de la ciudad.

Larry : Los hechos sobre lo que ocurrió sobre el Greater New Orleans Bridge, que describimos en nuestro artículo del Socialist Worker, no son discutidos. El alcalde y el jefe de la policía de la pequeña localidad suburbana de Gretna pidieron que les enviaran agentes armados al puente para cerrar el paso a los peatones. El puente, conocido a veces como Crescent City Connection, era la única vía terrestre que permitía salir de Nueva Orleans.

Lo que los medias oficiales no os decían es que los supervivientes válidos no tenían ninguna razón para estar atrapados en Nueva Orleans. Muchos habrían podido salir de la ciudad si el puente no hubiera estado bloqueado por policías armados.

Una vez que Socialist Worker sacó la historia, diversas agencias de prensa nacionales e internacionales preguntaron al alcalde y al jefe de la policía. Los dos declararon públicamente que habían ordenado el cierre del puente, que mantenían esa decisión y lo que es más preocupante, que lo repetirían.

Un mes después del Katrina, Arthur Lawson, jefe de la policía de Gretna, fue citado por el New Orleans Times-Picayune diciendo: » Si estás en tu casa y hay disturbios a tu alrededor para entrar, los vas a dejar entrar? Hemos salvado nuestra ciudad y hemos protegido a su gente».

Lorrie Beth : Ahora, imagínate que todos los primeros participantes, incluida la policía, los bomberos,y la ayuda médica de urgencias (AMU) reciben un entrenamiento preparatorio para las catástrofes idéntico. Así que lo escribimos en una Carta abierta a los habitantes de Gretna, una de las primeras cosas que se enseña a las personas que responden al 911 (número de emergencias) ante cualquier incidente que implique una masa de gente (que desborde el servicio de emergencias) antes de tratar con cualquiera, es dirigir hacia hacia la salida a la gente y trasladarla hacia una zona segura.

Así que podéis imaginaros, la finalidad de esto es poder hacer varias cosas: trasladar a las personas que no están heridas o que tienen heridas leves a un lugar seguro; permitir a los socorristas concentrarse en las personas que tienen heridas más graves. ¡Es algo básico, tan básico como respirar! No se tendría que reflexionar más allá de este simple plan de clasificación.

Lo que me irrita es que la policía haya declarado que estaban desbordados por la urgencia y es por eso que ha infringido la ley. Dado que el mantenimiento del orden no parece funcionar en caso de urgencia, ¿deberíamos invertir tanto en las comisarias o más bien trasladar una parte del presupuesto para entrenar personas deseosas y capaces de seguir simples planes de catástrofes?

Larry : Nos preguntamos qué habría pasado si Socialist Worker no hubiera contado esta historia: el cierre del puente hubiera llamado la atención de los medas nacionales e internacionales?

¿Qué significa lo que dijisteis a propósito del papel de la policía ahora que cada vez más personas conocen el rol racista y violento de la policía después del ascenso del movimiento Black Lives Matter?

Antes del Katrina, el racismo, la pobreza y la opresión en Nueva Orleans pocas veces eran objeto de atención mediática. No tenía valor mediático. No era considerado como lo bastante importante para ser objeto de reportajes. Incluso, en el pasado, los medios no informaban de las muertes extrajudiciales de jóvenes negros. No tenían valor mediático, así que no se cubrían.

En ambos casos, se trataba de desinterés por negligencia. Y entonces ocurre algo como el Katrina o Ferguson, que lleva la cuestión al espacio público. Únicamente la negligencia y la negación ya no funcionan.

La segunda línea de defensa consiste en demonizar y criminalizar a las víctimas. Mike Brown, por ejemplo, adolescente negro que fue asesinado por la bala de un agente de policía blanco en Ferguson, en el Estado de Misuri, se convirtió en agresor, en «maleante» y cada policía blanco que mata un hombre o una mujer negra sin armas nos cuenta que temía por su vida.

«Tenemos el derecho que nos concede la ley marcial de disparar sobre los saqueadores»

Lo mismo ocurrió con la población negra de Nueva Orleans después del Katrina. Recordad el relato de Karl Rove: los habitantes habrían debido evacuar y, además, muchos eran criminales que vivían en los grandes complejos de viviendas de protección oficial, por tanto merecían su suerte. Kathleen Blanco, la gobernadora (demócrata) de Luisiana, calificó a los saqueadores de «maleantes» y emitió un decreto de «tirar a matar» (autorización de usar fuerza letal).

En fin, cuando las faltas de la policía son innegables, los medios nos dicen que es la acción de un «mal policía» o una parte de las «manzanas podridas».

Lorrie Beth : Fuimos citados a declarar sobre lo que había pasado en el Greater New Orleans Bridge al despacho del procurador general de Luisiana, así como más tarde durante las investigaciones de iniciativa pública.

En los dos casos, los interrogatorios se centraron exclusivamente en la acción de policías individuales y en si podíamos identificar a los agentes que habían disparado. Intentamos repetidamente darle la vuelta a los interrogatorios para pasar de las acciones de policías individuales a centrarse sobre las declaraciones públicas explícitas tanto del alcalde como del jefe de la policía de Gretna que habían ordenado el cierre del puente. Es conocido públicamente que la oficina del sherif de la parroquia de Jefferson también envió policías para bloquear el puente.

Larry : Una de las contribuciones del movimiento Black Lives Matter (N. del T.: Las vidas negras importan.) es abordar que los policías individuales, simplemente son el último eslabón de una estructura represiva político-legal y racista. Black Lives Matter nos ha ayudado a mirar el conjunto de la estructura del poder, de la que cada agente solo es la parte más visible.

Lorrie Beth : En el caso de los policías de Gretna que cerraron el puente, pudimos aproximarnos suficientemente, una vez que dejaron de disparar, para hablar personalmente con ellos. Oímos justificaciones de carácter fascista: «Esto no es Nueva Orleáns» y «no queremos Superdome por aquí.» Claramente, se trataba de palabras codificadas para decir «ningún negro se aproxima o entra en nuestra ciudad».

No obstante, es importante recordar que fueron el jefe de policía y el alcalde de Gretna quienes ordenaron el cierre del puente a los peatones precisamente para impedir que la población mayoritariamente negra marchara hacia los lugares seguros porque la carretera pasaba demasiado cerca de su ciudad.

Larry : ¿Qué les pasó a los responsables de Gretna? Absolutamente nada. El procurador general no tomó ninguna medida. Blanco, la gobernadora de entonces, no hizo nada, ni siquiera condenar públicamente o prohibir estos actos. La Cámara de representantes (el legislativo federal) elaboró un informe de 600 páginas sobre los problemas de la respuesta gubernamental al Katrina. El Senado elaboró un informe de 800 páginas, pero el Departamento de Justicia (el Ministerio de Justicia) no investigó ni siquiera a los responsables de Gretna por haber interrumpido, por el cierre del puente, el tráfico entre dos Estados.

Lorrie Beth : La actuación de los responsables de Gretna plantea la cuestión de por qué miles de personas nos encontrábamos en el puente intentando evacuarnos por nuestros propios medios cinco días después de la llegada del Katrina. ¿Por qué la FEMA (Agencia Federal de Emergencias) no fue capaz de juntar miles de autobuses para evacuar a las 80.000 personas que se encontraban aún en Nueva Orleans?

Mientras que más de 1800 personas murieron en esta catástrofe de origen humano, los máximos responsables del gobierno siguieron con sus asuntos indiferentes e insensibles ante las víctimas, la mayoría negras.

Condoleezza Rice, la Secretaria de Estado, estuvo en el US Open para hacer algunos hoyos (de golf), fue vista mientras compraba zapatos de varios miles de dólares y asistió a una comedia musical de Broadway. El presidente Bush también se fue de vacaciones, llevando un pastel de cumpleaños al senador de Arizona, Jonh McCain. El Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, asistió a un partido de beisbol de los San Diego Padres y Michael Brown, el jefe de la FEMA, discutía con su equipo sobre sus reservas en un restaurante.

Todo esto mientras personas negras morían o estaban atrapadas en sus casas, se pudrían en el Superdome o en el centro de Convenciones, incluso en la calle. La vida de los negros no contaba en Washington, en Baton Rouge (la capital de Luisiana) o Nueva Orleans.

Larry : Creo que otra relación entre lo que se produjo durante el Katrina y el movimiento Black Lives Matter es que los dos son un desplazamiento del estado del Estado social hacia la represión.

Por un lado, tanto demócratas como republicanos nos dijeron que no había dinero para los servicios públicos, para la red de protección social o para asuntos como la sanidad y educación. No hay dinero para reconstruir nuestras infraestructuras. El último informe para saber por qué los diques cedieron durante el Katrina concluyó que la seguridad se cambió para reducir costes. En otras palabras, los servicios responsables recortaron los refuerzos para economizar dinero. No hay dinero para hacer frente al cambio climático que es el origen de los grandes huracanes como el Katrina.

Los neoliberales que están en el gobierno y entre la élite de las empresas dicen que debemos reducir las dimensiones del estado e incitan a la adopción de agendas de austeridad a nivel federal, de estado y local. Paralelamente al retroceso del sector público y a la disminución de los recursos públicos, sin embargo, vemos a un aumento enorme de los gastos ligados al «mantenimiento del orden» y a las cárceles. Richard Seymour ha destacado la existencia de un autoritarismo moral en el corazón del programa de austeridad. El ataque ideológico contra la «cultura de la dependencia», las «welfare queens» (término muy peyorativo utilizado entre otros por Reagan, para designar a las mujeres negras supuestamente beneficiadas por las ayudas sociales) y en consecuencia, la criminalización de los jóvenes negros.

A la par del ataque a los estándares de vida de las personas trabajadoras, vemos el aumento de la «ley y orden policíaco», de la «tolerancia cero», de la «retención y el cacheo según el color de piel (stop and frisk: para y cachea)», así como la «vigilancia de las ventanas rotas» (tolerancia cero, famosa expresión de una teoría de la criminología según la cual, si no se hace nada frente a los delitos menores, como la rotura de un cristal, vendrán los mayores desórdenes; se aplicó, especialmente, en Nueva York a partir de los años 90 del siglo pasado por el alcalde republicano R. Giuliani). Todo esto tiene poco que ver con la lucha contra el crimen y sí todo que ver con el desvío de los recursos del estado social hacia la represión. Esto explica la creciente militarización de las fuerzas policiales que tan bien se ha visto en Ferguson y en otras ciudades.

Lorrie Beth : Y desgraciadamente, esto explica la militarización creciente de la respuesta a las urgencias médicas o a las catástrofes. Aún hoy estoy horrorizada de que un agente paramédico haya sacado como parte del «socorro», un arma en lugar de un kit de primeros auxilios.

Larry : En Nueva Orleans, la tasa de encarcelamiento es cuatro veces mayor que la media nacional: 236 presos por 100.000 habitantes frente a 912 por 100.000 en Nueva Orleans. 84% de las personas presas son afroamericanas.

Me habéis dicho que estabais hace poco en Nueva Orleans para otra convención. ¿Que habéis visto allí? ¿Qué significa la «reconstrucción» para Nueva Orleans?

Lorrie Beth : Hace diez años, estuvimos en Nueva Orleans para una conferencia paramédica. Hemos vuelto este año para que yo pueda participar en una conferencia de intérpretes del lenguaje de signos.

Una de las primeras cosas que nos ha chocado es el contraste entre la gentrificación de algunas zonas del centro de la ciudad y la ausencia de reconstrucción en los barrios históricos pobres, negros y de clase obrera. Ahí vemos, una vez más, una intersección entre cuestiones de raza, clase y espacio.

El Times-Picayune informa de que el precio de las viviendas ha aumentado un 46% después del Katrina. Es una media, algunos barrios no han conocido ningún aumento. Cuatro de los barrios más pobres de la ciudad, incluido el Lower Ninth Ward, siguen aún en gran parte abandonados. Durante este tiempo, otros barrios populares gentrificados, próximos al centro se han convertido en inalcanzables por su precio, como lo son algunas zonas de Nueva York o de Chicago.

Larry : Quién ha podido beneficiarse de la reconstrucción y por qué han tenido ese resultado las decisiones tomadas por el gobierno y por qué las empresas han priorizado la gentrificación, los desvíos de los recursos hacia estos que son económicamente acomodados…

Lorrie Beth : Las viviendas sociales fueron diezmadas. Cinco de los más importantes complejos de viviendas sociales han sido cerrados y/o demolidos. Solamente un tercio de las 5.000 antiguos habitantes han encontrado en sustitución, una vivienda.

Más de 13.000 familias, el 98% de ellas afroamericanas, están en las listas de espera de la sección 8 del Housing Act (adoptado en 1937, permite beneficiarse de subvenciones para el pago del alquiler. En 2008, más de 4,8 millones de familias recibían esta prestación). Esta lista se cerró en el 2009. Los alojamientos públicos fueron reemplazados por un sistema de bonos. Una reciente encuesta refleja que los habitantes que poseen bonos son relegadas a los barrios más pobres y más segregados.

Larry : Además, ha habido una destrucción de escuelas públicas de Nueva Orleans. Hemos pasado por el Louisiane Children’s Museum en Nueva Orleans y nos ha llamado la atención el número de niñas y niños que asisten actualmente a las charter schools (escuelas privadas que reciben fondos públicos). El Museo analiza el tipo de escuela seguido por el alumnado: las cifras para las escuelas públicas eran tan bajas que ni siquiera formaban una categoría propia.

Después del Katrina, el Estado trasladó el 80% de las escuelas públicas de Nueva Orleans a Louisiana Recovery School District con el mandato de transformarlas en charter school. Actualmente, el 90% del alumnado de las escuelas públicas de la ciudad va a las charter school. Ame Duncan, la Secretaria de Educación de Obama, ha tenido la desfachatez de decir: » El huracán Katrina fue la mejor cosa que le ha podido pasar al sistema educativo de Nueva Orleans.»

Lorrie Beth : Los políticos han dicho lo mismo a propósito de la destrucción de viviendas sociales de la ciudad. Richard Baker, diputado federal republicano, declaró: «Finalmente, hemos limpiado las viviendas sociales en Nueva Orleans. Nosotros no podíamos hacerlo. Pero Dios lo ha hecho.»

Esta declaración es del mismo tipo que la que hizo la anterior primera dama, Barbara Bush, a propósito de los supervivientes del Katrina realojados en Texas, que, según ella, eran » tan desfavorecidos, que esto les ha venido muy bien».

Larry : Los partidarios de las charter school citan el argumento de los resultados de los test y del número de diplomas como prueba de la «impresionante mejora realizada por las charter schools» en Nueva Orleans. Lo que no dicen es que la mejora de los resultados en los test así como del número de diplomas es también el resultado de la selección de matriculación de las charter schools mediante  la creación de un proceso de selección complejo y restrictivo, filtrando al alumnado con necesidades educativas especiales, evitando alumnado «complicado», rechazando alumnado con resultados flojos y expulsando y dejando de lado al alumnado con más necesidad.

Lorrie Beth : Los partidarios de las charter schools dejan también de lado que la FEMA les acordó una subvención global de 1800 millones de dólares a dichas escuelas. ¿Os podéis imaginar lo que las escuelas públicas habrían podido hacer con esta inversión de cerca de 2000 millones de dólares?

Larry : Y también está la cuestión de qué pasará cuando llegue el Katrina 2. La mejor protección contra otro huracán es restaurar los humedales y las marismas. Entre 1932 y 2010, Nueva Orleans perdió más de 2.450 Km² de humedales y marismas. Además la costa de Luisiana está 40 km más cerca de Nueva Orleans. Decenios de explotación petrolífera y gasística han degradado la integridad de lo que quedaba de marisma y de zonas húmedas costeras (véase, por ejemplo, el desastre de 2010 del Deepwater Horizon de BP) [N. del T.: Explosión de la plataforma petrolera en el Golfo de México.]. Las canales industriales se han convertido en «autopistas» para los huracanes. Han dirigido la corriente asesina directamente hacia los barrios populares negros del Lower Ninth Ward.

Lorrie Beth : El Times-Picayune revela que el estado dispone de un plan de 50 000 millones de dólares en 50 años para la restauración costera y la protección ante las inundaciones. El artículo afirma que los responsables citaban esta «cantidad» porque era el máximo que pensaban recoger en 50 años. El coste real se estima en el doble como mínimo.

Mil o dos mil millones por año puede parecer una cantidad enorme de dinero a menos que se tenga en cuenta que Estados Unidos ha gastado miles de millones de dólares para salvar a los bancos de Wall Street y otros miles en la guerra en Irak.

Larry : Otra cosa que nos ha chocado a propósito de Nueva Orleans, es la pobreza. El turismo está vivo y se comporta bien. Es el sector que emplea más personas. Sin embargo, este sector paga salarios miserables. El salario mínimo de la mayoría de la gente trabajadora en Nueva Orleans es de 7,25 dólares por hora.

Un estudio reciente indica que una persona que trabaja debe ganar 22 dólares por hora para poder llevar una «vida modesta pero digna». Un tercio de las familias gana menos de 20 000 dólares al año. Decenas de miles de mujeres ganan menos de 17 000 dólares al año. Cuatro de cada diez habitantes de Nueva Orleans dedican al menos la mitad de sus sueldos al alquiler.

Lorrie Beth : Cuando andábamos por algunas zonas de Nueva Orleans, me llamó la atención que las aceras estaban pavimentadas de forma desigual, con losetas de piedra fuera de lugar y dejando grandes agujeros. Era fácil tropezar y caer en una de las grandes grietas.

Pasamos delante de una madre y su hijo de cinco años que vendían a los turistas abalorios de plástico del Martes de Carnaval (semillas utilizadas para hacer colgantes, collares, etc. y lanzarlos después a la multitud en las paradas del desfile de carnaval). En la calle, varios ancianos estaban alineados a lo largo de la acera para pasar la noche.

Me ha chocado hasta qué punto las grandes grietas (agujeros) de las aceras eran una metáfora de las grandes diferencias sociales para los habitantes de la ciudad que habían sido rechazados por la recuperación económica.

Se necesita una gran resiliencia para dormir en la acera o para trabajar una jornada completa y ganar menos de 16.000 dólares al año, así como para criar a tus hijos o hijas en la pobreza. En lugar de los tópicos comunes para ensalzar nuestra resiliencia [alusión a los eslóganes mencionados al inicio de la entrevista], ¿por qué el alcalde, el gobernador y el presidente no promulgan políticas para ayudar a los habitantes pobres y a miembros de la clase trabajadora de Nueva Orleans?

Larry : Hemos hablado antes de la pobreza infantil. El estudio que hemos mencionado cita los bajos salarios como el causante principal de esta última. Los políticos, al insistir en los programas de austeridad, quieren decirnos que la pobreza infantil es el resultado de la disfuncionalidad familiar entre la clase trabajadora o las familias negras, pero las investigaciones demuestran que la pobreza infantil puede ser barrida en una noche subiendo los salarios de los sectores económicos de bajos sueldos.

Lorrie Beth : Leyes a favor del salario mínimo, apoyo a las viviendas sociales, mejora en el acceso a los cuidados: ahí están todas las políticas que los patrocinadores del Katrina 10 Projet pueden defender y poner en práctica.

Larry : Sin embargo, esperar que los políticos actúen es lo que ha llevado a la destrucción de Nueva Orleans. La gente ha esperado años a que le Bayou (las marismas) sea restaurado y los diques aumenten su altura. Los habitantes esperan aún que actúen cuando la crecida del río se produzca.

Lorrie Beth : Personas que estaban físicamente o económicamente paralizadas esperaban a ser evacuadas antes del Katrina. Durante este tiempo, el alcalde Ray Nagrin mandó un tren vacío fuera de la ciudad, rechazó movilizar los autobuses urbanos y escolares y dudó hasta el último minuto en ordenar la evacuación obligatoria porque temía ser demandado por las empresas de la ciudad. La gente esperaba que los políticos actuasen hasta que la crecida les obligó a huir o murieron. Muchos actuaron y ayudaron a sus vecinos o se salvaron ellos mismos.

Larry : 80 000 personas esperamos días después de la tempestad y la inundación para ser evacuados porque las autoridades locales y federales no podían elaborar un plan conjunto para reunir un millar de autobuses en Nueva Orleans. Quienes intentaron evacuarnos fueron rechazados a la entrada del puente.

Lorrie Beth : La paciencia y la resiliencia son grandes cualidades. Pero deben completarse con la resistencia y la autocrítica.

Traducción: VIENTO SUR

Fuente del artículo en español: http://vientosur.info/spip.php?article10454

Fuente del original en inglés: