«Ahora habrá una oportunidad de intentar algo diferente», señaló el jefe de Estado en una entrevista emitida en el programa State of the Union, en la CNN. Además, dijo que insistirá con su plan de cerrar Guantánamo. Las encuestas evidencian que los cubanos en Estados Unidos están divididos
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, defendió su decisión de reanudar las relaciones diplomáticas con Cuba frente a las críticas que señalaron que se comportó como un dictador, en una entrevista emitida ayer en el programa State of the Union de la CNN. Obama enfatizó además que las medidas adoptadas por su país contra Cuba no funcionaron durante más de medio siglo. «Ahora habrá una oportunidad de intentar algo diferente», señaló el jefe de Estado, a la vez que no ocultó su intención de influir para que se produzcan cambios en la isla, «en momentos en que va a haber un cambio generacional». El líder demócrata aseguró, además, que durante los dos años que le quedan en el cargo continuará presionando para terminar con el centro de detenciones que actualmente se encuentra en la base militar de Guantánamo. «Voy a hacer todo lo que pueda para cerrarlo», dijo Obama en la entrevista que fue grabada el viernes, antes de que el mandatario iniciara sus vacaciones.
Por otra parte, Obama pidió a su secretario de Estado, John Kerry, que revise la inclusión de Cuba en la lista de países a los que Estados Unidos considera patrocinadores del terrorismo. Sobre esa posibilidad, el presidente norteamericano dijo que el proceso ya está en marcha. La isla integra esa nómina desde 1982. «Cuba nos ofrece un ejemplo de una oportunidad de intentar algo nuevo», señaló el líder demócrata en el reportaje emitido por la cadena de noticias. Y afirmó que durante más de 50 años el gobierno estadounidense intentó derrocar a la Revolución Cubana a través del aislamiento sin éxito.
«Si nos involucramos, tendremos la oportunidad de influir el curso de los acontecimientos en un momento en que va a haber cambios generacionales en ese país», dijo Obama sobre Cuba. El pasado miércoles, Washington y La Habana anunciaron la normalización de las relaciones diplomáticas, después de más de 50 años de embargo, y una serie de medidas de acercamiento a la isla que incluyen, entre otras cosas, la flexibilización de las restricciones a los viajes y el comercio, así como a las remesas que reciben los cubanos desde Estados Unidos.
Asimismo, el mandatario reconoció que el hecho de que la cárcel de Guantánamo siga abierta y albergue a más de un centenar de presos es algo que continúa inspirando a los jihadistas y extremistas de todo el mundo. El cierre del centro penitenciario, una cárcel para acusados de terrorismo situada en la base que Estados Unidos tiene en territorio cubano, es una de sus promesas pendientes de la campaña presidencial de 2008, iniciativa para la que Obama encontró trabas en el Congreso, que impidió la transferencia de los presos a cárceles del país.
El gobierno estadounidense creó una comisión para evaluar los casos de los detenidos y realizó traslados a terceros países que se mostraron dispuestos a recibir a los prisioneros. Los traslados más recientes fueron cuatro afganos que regresaron a su país y un grupo de seis reos que Uruguay acogió en calidad de refugiados. «Vamos a continuar reubicando a aquellos (presos) que han sido aprobados para ser liberados o trasladados a países que están dispuestos a aceptarlos», dijo Obama.
En ese sentido, el presidente admitió que existen casos realmente difíciles en los que saben que los detenidos «son todavía peligrosos». No obstante, Obama insistió en la necesidad del cierre de Guantánamo porque «no tiene ningún sentido estar gastando millones de dólares por individuo cuando tenemos formas de resolver este problema de forma más acorde con nuestros valores». Todavía quedan 132 presos privados de su libertad en el centro de detención que fue abierto durante el gobierno de George W. Bush para interrogar y encarcelar a sospechosos de colaborar con la organización terrorista de Al Qaida luego de los atentados perpetrados el 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas.
En Cuba, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas se recibió con tranquilidad y alegría, pero sobre todo con la esperanza de que sea un primer paso para el levantamiento del embargo sobre la isla. En la calle, los cubanos tienen la expectativa de que queden atrás problemas cotidianos como la escasez de productos básicos, la comunicación telefónica o la conexión a Internet, además de facilitar la reunificación de familias separadas por el exilio. «El fin del bloqueo será una noticia muy buena, ante todo para el pueblo cubano, que es el que realmente ha sufrido y sigue sufriéndolo», dijo el cubano Yosbany Barrio.
Su compatriota, Ariel Rodríguez, consideró que el histórico acuerdo entre los dos países abre la posibilidad para el fin del embargo, que acaben «todas esas carencias sufridas durante tanto tiempo y que no son un secreto para nadie». Según varios expertos, el giro diplomático presenta para Cuba posibilidades económicas infinitas, ya que puede acelerar las reformas para actualizar el modelo socialista de la isla y dar un impulso al incipiente sector privado. «Creo que el cambio va a ser mucho más rápido de lo que pensamos, porque las posibilidades son ilimitadas, porque se va a desbloquear uno de los principales problemas de Cuba, que es la entrada de divisas», señaló el economista Omar Everleny, del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC).
Por otro lado, las encuestas evidencian que los cubanos en Estados Unidos están divididos. El primer sondeo realizado tras el anuncio de Obama, publicado el sábado por The Miami Herald y Tampa Bay Times, refleja que el 48 por ciento de los cubanos en Estados Unidos rechaza establecer relaciones diplomáticas con Cuba, frente al 44 por ciento que apoya la iniciativa.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-262452-2014-12-22.html