Entre los días 8 y 10 de noviembre el tema de las relaciones Cuba-Estados Unidos fue nuevamente objeto de manipulación por varios medios de prensa. El motivo fue una visita del Presidente Barack Obama a la ciudad de Miami que tuvo lugar en la tarde del viernes 8 de noviembre con fines de recaudación de […]
Entre los días 8 y 10 de noviembre el tema de las relaciones Cuba-Estados Unidos fue nuevamente objeto de manipulación por varios medios de prensa. El motivo fue una visita del Presidente Barack Obama a la ciudad de Miami que tuvo lugar en la tarde del viernes 8 de noviembre con fines de recaudación de fondos para las próximas campañas electorales para Senadores en Estados Unidos. Según la bitácora de actividades del Primer Mandatario que se puede encontrar en el sitio web de la Casa Blanca, Obama llegó a Miami a las 3:45 pm para desarrollar las siguientes actividades: visita a un evento del Comité Nacional de Partido Demócrata a las 4:25 pm cerrado a la prensa; y breves intervenciones en dos funciones públicas de recaudación de fondos a las 6:20 y 7:45 en residencias privadas que sí estarían abiertas a la prensa. Como se ve una visita breve, focalizada en temas de política doméstica
En condiciones normales, estas visitas no tendrían mayor trascendencia. De hecho el Presidente Obama llegó a Miami procedente de Nueva Orleans, donde había estado con semejantes propósitos y en esa ciudad no se generaron muchas noticias. No sucedería así con el periplo miamense. El propio día 8 la agencia EFE rompió el hielo con el siguiente titular: «Obama se reúne en Miami con disidentes cubanos Fariñas y Soler». Sin embargo, poco tiempo después, el boletín electrónico especializado The Hill , una fuente imprescindible para seguir los principales acontecimientos políticos estadounidenses, se refirió a la misma actividad en un artículo de Justin Sink con el siguiente titular: «Obama: E.U. debería ser ‘creativo y reflexivo’ en su política hacia Cuba».
EFE ponía énfasis en el llamado «encuentro» e insinuaba que fue una larga entrevista, citando al anfitrión, Jorge Más Santos, Presidente de la Fundación Nacional Cubano-Americana, quien, según la agencia, «manifestó que la reunión de los disidentes cubanos con Obama es ‘una gran señal de apoyo de la Casa Blanca’ a la oposición».
The Hill , por su parte, reportaba que el Presidente había dicho que seguirá «actualizando» su política hacia Cuba y que se observaban cambios en la Isla. Como antecedentes de esa actualización se refirió a la flexibilización de los viajes a la Isla y al realizado por los cantantes Beyonce y Jay Z a la Habana con las nuevas licencias, tan criticado por sectores de la derecha cubano-americana de Miami. También informaba que las palabras de Obama tuvieron lugar en una función de recaudación de fondos (la tercera del día en Miami) en presencia de los Senadores demócratas Bill Nelson (Florida) y Michael Bennett (Colorado). No mencionaba ni a Berta Soler ni a Guillermo Fariñas, era como si no hubieran asistido.
Estos sólo fueron los cables iniciales. Al día siguiente hubo disímiles reacciones de los medios de prensa. Algunos destacaron en sus titulares fundamentalmente la noticia de la presencia de Fariñas y Soler en el evento, como lo hicieron El País (Obama se reúne en Miami con la disidencia interna de Cuba) y El Nuevo Herald (Primer Encuentro del Presidente con Opositores Cubanos: Obama se reúne en Miami con Guillermo Fariñas y Berta Soler). Ninguno de los dos reportajes, firmados por Mayé Primera y Juan O. Tamayo respectivamente, hizo referencia directa alguna al discurso público del Presidente, citando solo a Más Santos, Soler y Fariñas. Ambos periodistas dan la impresión de que lo único que hizo Obama en la casa de Santos fue reunirse con estos y darles su apoyo.
El periódico La Opinión de Los Ángeles no sólo se hizo eco de esta versión de la noticia (Obama se reúne con disidentes cubanos en Miami) sino que le añadió un amplio reportaje de reacciones de los principales personeros del llamado «exilio», reforzando con ello la idea de que había sido un encuentro histórico y que significaba que la Administración apoyaba a la «disidencia cubana», como si eso fuera «un palo periodístico». Solo al final del largo reportaje se refirió a que Obama estaba en Miami para recaudar fondos añadiendo: «A lo largo de su estadía en Miami, Obama ha manifestado la necesidad de que el Gobierno de Estados Unidos actualice sus políticas en relación a Cuba y señaló que no tiene sentido que las medidas puestas en marcha hace más de 50 años sigan siendo efectivas en la era de internet.»
Sin embargo, un buen número de medios consideraron que lo más importante eran los pronunciamientos del Presidente sobre Cuba en la reunión de marras en el que se refirió a la necesidad de actualizar la política hacia la Isla de manera «creativa y reflexiva.» Entre estos estuvieron ABC de España (Obama cree que EE.UU. debe revisar su política hacia Cuba); El Diario del Sur también de España (Obama empieza a ver ‘cambios’ en Cuba); Univisión de Estados Unidos (Obama afirma que EEUU debe revisar su política hacia Cuba); Progreso Semanal de Estados Unidos (Obama: Estados Unidos debe actualizar sus políticas hacia Cuba); y Associated Press de Estados Unidos (Obama: EU debe continuar actualizando sus políticas hacia Cuba). Aunque algunos de estos medios se refirieron a la presencia de Soler y Fariñas, obviamente esa no era la noticia.
¿Cómo interpretar todo esto? Lo que sucedió en realidad es que Jorge Más Santos organizó en su casa una cena de recaudación de fondos que duró entre 40 minutos y una hora, en la cual habló el Presidente. El discurso de Obama, que fue dado a conocer por el Federal News Service al día siguiente, deja claro varias cosas.
Lo primero, evidentemente, es que el Presidente no fue a Miami a reunirse con Soler y Fariñas, como El Nuevo Herald, El País y La Opinión , quieren hacer ver. Fue a recaudar fondos para el Comité Demócrata de Recaudación de fondos para campañas senatoriales, que encabeza el Senador Michael Bennett (Colorado). A esas actividades asistió naturalmente el demócrata Bill Nelson de la Florida pues el otro senador de ese estado es el republicano Marco Rubio. Ambos, Bennett y Nelson fueron mencionados en el discurso por nombre y alabada su trayectoria. A los llamados «disidentes» los mencionó genéricamente.
Lo segundo, ¿por qué fueron invitados estos cubanos que se mueven entre la Habana y Miami con tanta facilidad pero que evidentemente no son fuertes donantes? Por una sencilla razón, fueron el anzuelo o señuelo que la Casa Blanca y Más Santos quisieron utilizar para atraer a algunos donantes más difíciles de convencer para que abrieran sus billeteras. Esta es la vieja táctica comercial de «bait and switch», atraer al cliente con un producto llamativo y de bajo costo para después venderle otra cosa. Fueron pues dos invitados de piedra o «tontos útiles» según uno prefiera llamarles. Demostraron una vez más que son instrumentos de los círculos políticos norteamericanos que los usan para lo que les conviene.
Téngase en cuenta que en estas funciones, a las que el Presidente no puede dedicarle mucho más de 40 minutos o una hora de su apretada agenda, los comensales que pagan miles de dólares por asistir, tienen que compartir el tiempo entre ellos. Generalmente, los ayudantes del presidente se aseguran que los que más donan sean los que agarren quizás uno o dos minutos más con el presidente. El encuentro real dura segundos, lo que permite decir «Buenas tardes», «Es un placer conocerlo», «Sí, como no, me acuerdo de usted», y «Gracias por llamarme la atención de ese problema¨.
Tercero, el discurso de Obama estuvo dedicado fundamentalmente a cuestiones domésticas: energía y necesidad de trabajar con el congreso para aprobar programas. Quizás le haya dedicado a Cuba un 25% del tiempo.
Téngase en cuenta que el contexto de Miami no es propicio para separarse del concebido guión de más mano dura y nada de concesiones o negociaciones. Incluso, hubo una época en que cuando los candidatos presidenciales iban a esa ciudad y hablaban de Cuba, cierta claque enardecida, partidaria precisamente del padre de Jorge Más Santos, el tristemente célebre Jorge Más Canosa, gritaba: «¡Guerra! ¡Guerra!». Pero esos tiempos ya han pasado.
Pero veamos que dijo Obama, que la mayoría de los medios consideraron más noticia que el «no encuentro»:
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«Hemos comenzado a ver cambios en la Isla». Es cierto que lo dijo de una manera en que se insinuaba que era resultados de sus políticas pero vale recordar que no hace un año le dijo a una televisora hispana que no veía cambios. Así que se puede anotar como un hecho positivo.
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«Y tenemos que ser creativos. Y tenemos que ser juiciosos. Y tenemos que continuar actualizando nuestras políticas.» Lo justificó argumentando que cuando Fidel Castro llegó al poder él acababa de nacer y que no se podía esperar que las mismas políticas funcionaran en la época de Internet y Google. No obstante, afirmó que el objetivo es el mismo, o sea, el cambio de régimen. Esto, por supuesto, no hace más que generar desconfianza entre la mayoría de los cubanos que no queremos injerencias foráneas en nuestros asuntos internos, como es natural. Aún teniendo en cuenta esto último es un cambio hablar de creatividad, medidas juiciosas y de seguir actualizando la política.
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Muchos despachos noticiosos asociaron varias frases del presidente en torno a la polarización existente en Washington como un obstáculo a la actualización de la política hacia Cuba, pero del texto del discurso eso no está claro. Parece referirse más a otras medidas. Aunque es cierto que las leyes Torricelli y Helms Burton aprobadas por el Congreso en 1992 y 1996 limitan la «creatividad» de su Administración. Así que si el Presidente lo que tenía en mente era conminar al Congreso a que lo apoye en la actualización de la política hacia Cuba, bienvenida esa iniciativa.
Dándole el beneficio de la duda, hay un giro de discurso novedoso con Cuba que permite avizorar que el Presidente está considerando otras medidas más positivas. Sus declaraciones contradicen dos importantes aspectos que son sustentados por lo más recalcitrante del lobby cubano-americano, en el cual se incluyen los Representantes Ileana Ross Lehtinen y Lincoln Díaz Balart, pero también los Senadores Marco Rubio y Bob Menéndez (este último de su propio partido), que en Cuba no hay cambios y que no hay que aflojar la política de mano dura. La política de Obama de flexibilizar los viajes de norteamericanos a Cuba es objeto de particular desdén y crítica. Este grupo tampoco está interesado en una política «creativa» y «juiciosa». Para ellos, la política hay que mantenerla tal y cómo está y, si es posible, darle marcha atrás a algunas de las iniciativas de Obama.
Ya que el Presidente habla de cambios y creatividad, y confiando en que fue sincero, me permito hacerle desde la Habana las siguientes sugerencias:
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Elimine a Cuba de la lista de estados promotores del terrorismo; después de todo es en la Habana donde el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia han negociado y alcanzado acuerdos de paz muy significativos. El poco creíble argumento de que Cuba está en la lista por sus relaciones con la FARC se caerá cual mustia hoja de parra.
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Acceda a la demanda unánime de América Latina y el Caribe de que se invite a la próxima Cumbre de las América de Panamá en el 2015 al mandatario cubano Raúl Castro, hoy Presidente pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericano y Caribeños (CELAC). No se puede pensar en nada más juicioso que reconocer una realidad: Cuba forma parte de América Latina y el Caribe y es uno de los actores más reconocidos en la diplomacia continental por parte de los demás países de la región.
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Como resultado de estas dos medidas que fomentarán la confianza mutua entre ambas partes, acepte la propuesta cubana de iniciar conversaciones para la firma de un acuerdo bilateral de lucha contra el terrorismo. En ese marco, explore la posibilidad de que ambas partes encuentren una solución mutuamente aceptable de carácter humanitario para que los ciudadanos de ambos países que actualmente cumplen condenas en el otro por realizar actividades al servicio de los dos gobiernos sean liberados y puedan regresar a sus respectivos países para reunirse con sus familias. Me refiero por supuesto a los 4 agentes anti terroristas cubanos que todavía se encuentran en establecimientos penitenciarios estadounidenses y al contratista de su país que se encuentra bajo custodia cubana.
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Si tanto resultado han dado sus políticas de flexibilización de viajes, continúe ampliándolas. Otorgue licencias más abarcadoras como le han sugerido varios grupos de lobby contrarios al bloqueo, incluso el cubano-americano Cuba Study Group .
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Finalmente, trate de que sus principales asesores o Usted se reúnan con la mayor variedad de cubanos posibles, no sólo con sus preferidos. Estos preferidos le dicen a los funcionarios norteamericanos lo que quieren oír pues no les interesa lo que se piense de ellos en Cuba. Fíjese si eso es así, que uno de ellos, Fariñas, se retrató con Luis Posada Carriles, el Bin Laden latinoamericano, el mayor terrorista asesino de cubanos inocentes; y la otra, Soler, afirma que la Cuba de Batista, durante la cual se torturó y asesinó a mansalva, «era una joyita».
Puede haber muchos, pero sugiero cuatro candidatos que no son funcionarios gubernamentales propiamente dichos, son reconocidos por sus contrapartes en Estados Unidos, y tienen fundado prestigio dentro y fuera de Cuba. El Presidente de Estados Unidos que en el 2008 argumentó que había que hablar con todo el mundo, se beneficiaría de hablar con estas personas, pues todas son promotoras del cambio: Mariela Castro, que tanto ha contribuido a cambiar la perspectiva de los cubanos sobre las comunidades LGBT; Miguel Barnet, escritor y antropólogo cuya Biografía de un Cimarrón , traducida al inglés y a otros idiomas, narra la historia de un esclavo fugado de sus amos en el siglo XIX; Eusebio Leal, el Historiador de la Ciudad de la Habana, reconocido mundialmente como uno de los mayores expertos en la restauración de monumentos arquitectónicos; y Rafael Hernández, editor de la revista Temas , una de las publicaciones más abiertas y diversas de Cuba. Por cierto, asegúrese que sus funcionarios le den la visa a este último pues se la han negado 3 veces a pesar de que entre el 2010 y el 2011 impartió cursos sobre Cuba las Universidad de Texas, Harvard y Columbia y es coautor de varios libros de colaboración entre académicos cubanos y norteamericanos.
Con estas cinco iniciativas, el Presidente demostrará si es verdad que va a enfocar la política hacia Cuba con «creatividad» y «juicio» y, lo que es más importante, comenzará a despejar los velos de desconfianza que separan a ambos países.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.