Los manifestantes reclaman que el gobierno norteamericano frene las deportaciones y apruebe la reforma migratoria que estabilizaría la situación de miles de inmigrantes. La manifestación fue pacífica.
Unos 140 activistas pro reforma migratoria fueron arrestados ayer por desobediencia civil tras participar en una protesta frente a la Casa Blanca en la que pidieron al presidente Barack Obama que frene las deportaciones y dé alivio a millones de inmigrantes indocumentados. Entre los detenidos se encontraban activistas comunitarios, pastores protestantes y algunos inmigrantes indocumentados.
La manifestación, en la que participaron centenares de personas, salió de la sede en Washington del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés, la agencia responsable de la detención y deportación de inmigrantes), y terminó frente a la Casa Blanca.
Entre los inmigrantes que participaban en la protesta se encontraba Edith, una indocumentada de 25 años que cruzó la frontera hace cuatro meses con su hijo de dos años. Edith decidió participar en la protesta para poner su «granito de arena, luchando por una reforma migratoria para un mejor futuro para nuestros hijos y para nosotros, los inmigrantes».
«El miedo», explica Edith, fue lo que la empujó a abandonar Guatemala y emigrar ilegalmente a Estados Unidos. «Hay mucho peligro, mucho riesgo y muchas pandillas en mi país», añadió Edith, que lleva en el tobillo un grillete electrónico para delincuentes que le han colocado las autoridades migratorias para que no escape.
Edith, quien asegura «vivir presa», considera que es una injusticia que tenga que llevar puesto el grillete electrónico las 24 horas del día, porque «sólo los delincuentes lo cargan. Nosotros no somos delincuentes. No venimos a robarles nada. Nosotros andamos buscando un futuro mejor para nuestros hijos».
Esta joven guatemalteca explica que el hecho de llevar grillete electrónico hace que la gente la mire mal, no se fíe de ella y no le den empleo, porque «no quieren tener problemas con la policía».
Sin salirse del guión previsto en este tipo de actos de desobediencia civil, al llegar a la Casa Blanca los activistas se dividieron en dos grupos: aquellos que querían ser arrestados y aquellos que no querían ser arrestados y los apoyaban desde el otro lado de la barrera policial.
Los activistas hicieron una sentada delante de la valla que rodea la Casa Blanca y desplegaron una pancarta en la que se leía «Obama, para las deportaciones». «Ni uno más», «Obama, escucha, estamos en la lucha» y «No somos uno, no somos diez, somos millones, cuéntanos bien», eran algunas de las proclamas que gritaron los manifestantes, mirando hacia el Despacho Oval.
La policía les dio tres avisos para que se retiraran. Al tercer aviso comenzó a arrestarlos y a esposarlos, uno por uno. Después fueron trasladados a la comisaría, donde tuvieron que pagar una fianza de 50 dólares para salir. Entre los arrestados se encontraba la pastora protestante Rosario Hernández, de la Iglesia Luterana de la Sagrada Familia de Langley Park (Maryland). La pastora explicó que quería ser arrestada porque considera que es necesario «reparar este sistema migratorio que está roto».
«Yo sirvo a esta comunidad desde hace 16 años y tengo familias separadas (por las deportaciones de algunos de sus miembros). Tengo niños que están sufriendo mucho por la separación de sus padres. Tengo personas que están esperando cumplir con las citas en las oficinas de inmigración en Baltimore para que les den la noticia de cuándo tienen que salir del país», explica esta pastora protestante.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-254040-2014-08-29.html