El esquema ideado por el mandatario demócrata y su equipo plantea ahorrar hasta el final de la década cuatro billones de dólares. Obama quiere aplicar impuestos a las ganancias a personas que ganen 250 mil dólares al año o más.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tomó la iniciativa del debate sobre el futuro fiscal del país y anunció el plan del gobierno para reducir la deuda pública, que no cesa en su incremento. El esquema ideado por el mandatario y su equipo plantea ahorrar hasta el final de la década 4 billones de dólares. Los ejes principales de la propuesta son dos: el aumento en los impuestos al sector más pudiente de la población y, a la vez, la realización de recortes en determinadas partidas de asignación financiera.
Obama intentó tomar la iniciativa del debate sobre cómo achicar el déficit del país que gobierna, luego de la lucha por la aprobación del presupuesto de la administración pública, que dejó a cerca 800 mil estadounidenses al borde del desempleo. De hecho, el mandatario comenzó a esbozar el plan no bien demócratas y republicanos alcanzaron el acuerdo de último minuto sobre el presupuesto administrativo de 38.000 millones de dólares. Pero, además, el primer paso se convirtió en un buen argumento para dominar la campaña presidencial con vista a 2012.
En un apresurado discurso ofrecido en la Universidad George Washington, Obama expuso como meta a cumplir en un lapso de entre 10 y 12 años la reducción del déficit federal en 4 billones de dólares. La suma representa el 28 por ciento del techo que actualmente limita el crecimiento de la deuda, que está fijado en 14,3 billones.
La propuesta que presentó el jefe de Estado del país norteamericano es, esencialmente, la contraoferta de los demócratas al anteproyecto que los republicanos presentaron la semana pasada, a través de la mano del director de la Comisión de Presupuesto del Congreso, Paul Ryan, que además es uno de los economistas más influyentes del partido.
El plan de Ryan, llamado «Un sendero a la prosperidad», sostiene la necesidad de aplicar una reducción de 6 billones de dólares de los gastos federales, a llevar a cabo en diez años. El proyecto incluye una restructuración radical en el sector de la Seguridad Social y los de asistencia sanitaria a ancianos y a personas de bajos recursos (Medicare y Medicaid, sus nombres originales respectivamente), tres ejes que engloban casi la mitad del gasto público. Los demócratas lo rechazaron de plano.
En un esfuerzo por dar la impresión, aunque más no sea, de tener voluntad de consenso, Obama convocó a los líderes de ambos partidos a la Casa Blanca antes de difundir sus propuestas. Sin embargo, el actual abismo que separa las demandas de recortes de los republicanos y la obstinación de los demócratas en defender los programas sociales, aun si eso requiere un aumento en los impuestos, parece insondable.
Obama quiere aplicar impuestos a las ganancias a personas que ganen 250 mil dólares al año o más. Ese piso es inexistente para los conservadores.
Otro punto que indefectiblemente complicará la llegada a un acuerdo entre ambas posiciones es el inminente enfrentamiento en el que participarán alrededor del incremento del techo de la deuda federal. Según los cálculos de expertos locales, el pasivo tocará ese límite en los próximos dos meses, tiempo en el que el gobierno debe afrontar varios compromisos financieros.
Pese a todo, existen algunos puntos comunes de base entre los espacios políticos. Ambos coinciden en que las lagunas tributarias que posibilitan la evasión fiscal deben ser eliminadas. Además, ya existe sobre la mesa algo parecido a un compromiso, que llega desde la comisión bipartidaria de reducción de deuda, conformada en noviembre por el presidente. Sus conclusiones no vinculantes incluyen una combinación de aumento en algunos impuestos, el cierre de algunos otros agujeros negros, recortes de gastos y la modificación de algunos programas de ayuda social, como estimular a las personas a que realicen donaciones para el sector de Seguridad Social y el atraso de la edad jubilatoria. Por otro lado, y de manera independiente a dicha comisión, un grupo de senadores de ambos bandos estuvo trabajando en propuestas que estarán listas para ser conversadas en breve.
Sea como fuere, ningún acuerdo queda completamente descartado tomando como horizonte la elección presidencial de noviembre de 2012, en la que Obama buscará un segundo mandato. La campaña se debatirá entre la mejor manera de poner en orden las cuentas financieras.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-166209-2011-04-14.html