Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
¿Aumenta el pánico en el lobby israelí en EE.UU.? El gobierno de Obama comenzó rápido a actuar cuando tomó el poder en enero, nombró rápidamente a George Mitchell como enviado especial para la paz árabe-israelí, y dejó en claro que el propio presidente Obama dedicaría tiempo y energía al objetivo de un plan de paz integral.
No sorprende que un desacuerdo estadounidense-israelí sobre los asentamientos de Israel en tierras árabes ocupadas se haya materializado rápidamente, y podría expandirse hasta llevar a una confrontación hecha y derecha. EE.UU. dice que hace las mismas demandas a árabes e israelíes. Pero Israel y sus fanáticos aliados y testaferros en EE.UU. arguyen que Washington está presionando indebidamente sólo a Israel.
El comodín desconocido en todo esto es «El Lobby» – el lobby pro-Israel en EE.UU. – una combinación de organizaciones formales estadounidenses y políticos individuales que argumentan tan fuertemente a favor de Israel que a menudo se les ve colocando los intereses israelíes por sobre sus propios intereses estadounidenses. Aún no se sabe cómo entrará en acción el lobby pro-Israel para proteger a ese país ante las demandas casi vez más elocuentes en EE.UU. de que los asentamientos judíos y la empresa de colonización sionista en tierras árabes ocupadas deben detenerse a fin de permitir que comiencen las negociaciones de paz.
Cuando utilizó su inmenso poder de fuego para impedir el nombramiento de Chas Freeman para un alto puesto en los servicios de inteligencia de EE.UU., hace algunos meses, el lobby pro-Israel mostró que puede lograr sus objetivos mediante una combinación de difamación pública y un sutil chantaje entre bastidores de ciertos congresistas, hombres y mujeres – aquellos que podrían perder su puesto en la próxima elección si no se ajustan a la línea pro-Israel. Fue probablemente una señal de alarma de que los grupos pro-Israel siguen siendo fuertes, y que volverán a utilizar su fuerza y continuarán afirmando su tradicional control de la política estadounidense en Oriente Próximo cada vez que piensen que es adecuado.
Luego, durante su reciente visita a Nueva York, al parecer el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se inquietó por el fuerte consenso en el Congreso de apoyo a la demanda de Obama de que Israel paralice sus asentamientos y colonias. El Congreso es el instrumento clave y la víctima del lobby israelí, manejado sobre todo por el Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israel (AIPAC). Otros grupos favorables a Israel en Washington como el Washington Institute for Near East Policy, también juegan un papel en la promoción de una posición pro-israelí del gobierno de EE.UU. y en el debate público.
Estos y otros grupos que incluyen el lobby pro-israelí tienen éxito porque la mayor parte de los funcionarios públicos estadounidenses tienen demasiado miedo para oponerse – porque saben por experiencia propia que probablemente perderían sus puestos si lo hicieran. Pero cuando el presidente de EE.UU. afirma que una cierta política es de interés estratégico nacional de EE.UU., los lobistas pro-Israel tienden a perder su poder de fuego, y tienen dificultades para oponerse a la política oficial de EE.UU.
Esto podría estar sucediendo en Washington, ya que el equipo de Obama sigue adelante con su insistencia en la paralización total de la colonización por parte de Israel, y se oye a voces tradicionalmente pro-israelíes en el Congreso apoyando al presidente. A las fuerzas pro-israelíes les es difícil oponerse a un presidente muy popular que define su política para Oriente Próximo en términos de promover una paz justa entre árabes e israelíes porque es bueno para ambas partes y también es de interés nacional para EE.UU.
Un interesante caso nuevo sugiere que algunos maníacos pro-israelíes en Washington podrían estar perdiendo su sangre fría – viene en la forma de su oposición a que Barack Obama confiera la Medalla Presidencial de Honor a Mary Robinson, la ampliamente respetada ex presidenta de Irlanda y defensora internacional de los derechos humanos. Algunos grupos judíos y miembros del Congreso piensan que Robinson ha mostrado un persistente prejuicio contra Israel en su trabajo como defensora de los derechos humanos. Los representantes estadounidenses Eliot Engel y Shelley Berkley, entre otros, piensan que durante sus días como comisionaría de EE.UU. de derechos humanos ella fue unilateral en su crítica de Israel y permitió que el debate global sobre los derechos humanos incluyera sentimientos anti-israelíes (como ser en una conferencia contra el racismo en Durban, Sudáfrica, en 2001, que incluyó una crítica generalizada de Israel por delegaciones nacionales, lo que llevó a que las delegaciones de EE.UU. e Israel abandonaran la conferencia).
La Liga contra la Difamación y AIPAC también han criticado la condecoración a Robinson. Ella declaró esta semana a un periódico israelí que se siente «sorprendida y desanimada» por las protestas, que calificó de «asuntos anticuados, reciclados, falsos.»
La señora Robinson es universalmente admirada por su compromiso con los derechos humanos universales, y sus críticas a israelíes y árabes por igual reflejan su sentido de una obligación de pronunciarse cada vez que las normas fundamentales del derecho y la decencia son violadas por Estados o grupos no-estatales. El que elementos clave en el lobby pro-Israel en EE.UU. ataquen a una persona tan internacionalmente respetada como Mary Robinson, es una señal bastante fuerte de pánico.
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Rami G. Khouri es editor general de The Daily Star, y director del Issam Fares Institute for Public Policy and International Affairs en la Universidad Americana de Beirut, en Beirut, Líbano.
http://www.zmag.org/znet/viewArticle/22363