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Bush y los latinos

Papelazo gigante

Fuentes: La Jiribilla

Con un anuncio en que aparecen banderas de seis países latinoamericanos, entre ellas las de Cuba y Venezuela, el presidente Bush intenta atraerse el voto hispano en las próximas elecciones de noviembre. Considerada como una importante minoría en los EE.UU. -más de 35 millones de habitantes- se espera que los latinos jueguen un papel decisivo […]

Con un anuncio en que aparecen banderas de seis países latinoamericanos, entre ellas las de Cuba y Venezuela, el presidente Bush intenta atraerse el voto hispano en las próximas elecciones de noviembre.

Considerada como una importante minoría en los EE.UU. -más de 35 millones de habitantes- se espera que los latinos jueguen un papel decisivo en la venidera contienda electoral. Se calcula que alrededor de siete millones de hispanos acudirán a las urnas, y su voto será crucial en estados como Arizona, Nuevo México, California, Texas y Florida.

Por ello, el actual Presidente promueve entre los hispanos la añorada consecución del «sueño americano». En el mensaje titulado «Nuestro país, nuestro presidente», Bush, el cínico, aparece sonriente en la primera escena diciendo en español: «Soy George W. Bush y aprobé este mensaje».

Bush, el mentiroso, asegura, en el spot que él entiende la lucha de los latinos por alcanzar su realización personal: «No importa de dónde venimos o por qué vinimos (…) en esta tierra encontramos oportunidad (…) una mejor educación para nuestros hijos (…) el cuidado médico que nuestras familias merecen. Vivimos en un país que nos ha abierto su corazón y nos ha dado una verdadera oportunidad. Los EE.UU., nuestro país. George W. Bush, nuestro presidente». Acto seguido aparecen las imágenes de las banderas de Cuba, Puerto Rico y México, seguidas por las de Colombia, Venezuela y Nicaragua.

Por lo visto, el mandatario, una vez más, ha sido mal guiado por sus asesores. Durante su administración han aumentado seriamente los índices de desempleo y más de 43 millones de personas no tienen cobertura médica. Entre las minorías más afectadas por ambos flagelos se encuentran, por supuesto, la comunidad latina.

Como si fuera poco, al final del anuncio, con su habitual estilo de clown, Bush, el desertor, regresa a escena y sin decir palabra se despide al estilo militar. Pero las payasadas electoreras del emperador no terminan ahí. Tanto el candidato demócrata como el Presidente han confirmado su asistencia, el venidero octubre, al programa televisivo de gran audiencia entre los hispanos Sábado Gigante.

Lo más probable es que, en el programa, luego de uno de sus lapsus de sinceridad al estilo de «también nosotros estamos en contra de nuestro país», a Bush, el ridículo, le suenen la corneta. En ese caso, para salir reelecto no le quedará más remedio que apelar al más exitoso de sus recursos: el del fraude.