Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
The Mail on Sunday revela hoy una nueva e impresionante evidencia del horrendo impacto de los ataques de drones en Pakistán.
Un dossier incriminatorio reunido como resultado de una investigación exhaustiva de los objetivos de los ataques expone detallademente de una forma desgarradora las muertes de maestros, estudiantes y policías paquistaníes. También describe cómo se obliga a los parientes desconsolados a juntar las partes corporales de sus seres queridos después de los ataques.
La evidencia fue reunida por el abogado de derechos humanos Shahzad Akbar, quien trabaja para la Fundación por los Derechos Fundamentales de Pakistán y la obra benéfica británica por los derechos humanos Reprieve.
Presentada en dos casos judiciales separados, la demanda debe dar lugar a una investigación oficial por asesinato por parte de la policía de los papeles desempeñados por dos funcionarios estadounidenses acusados de ordenar los ataques. Son Jonathan Banks, exjefe de la estación de Islamabad de la Agencia Central de Inteligencia, y John A. Rizzo, exabogado jefe de la CIA. El señor Akbar y su personal han reunido más testimonios que aún no se han presentado.
Cómo se desarrollaron los ataques…
«Tenemos declaraciones de las familias de otras 82 víctimas en relación con más de 30 ataques de drones [aviones sin tripulación]», dijo. «Es su única esperanza de justicia».
En el primer caso, que ya ha sido considerado por un tribunal en Islamabad, se espera un juicio inminente. Si el juez aprueba la petición de Akbar, se emitirá un mandato internacional de arresto a través de Interpol contra los dos estadounidenses.
El segundo caso se está viendo en la ciudad de Peshawar. En él, Akbar y las familias de víctimas civiles de drones buscan un dictamen de que los futuros ataques en el espacio aéreo paquistaní se consideren «actos de guerra».
Argumentan que eso significa que la Fuerza Aérea de Pakistán debe intentar derribar los drones y que el gobierno debe romper relaciones diplomáticas con EE.UU. e iniciar investigaciones por asesinato contra los responsables.
Según un informe del mes pasado de académicos de las universidades de Stanford y Nueva York, entre 2.562 y 3.325 personas han sido eliminadas desde que comenzaron los ataques en Pakistán en 2004.
El informe dice que de esas personas, hasta 881 eran civiles, incluyendo 176 niños. Solo 41 personas de las que han muerto fueron confirmadas como objetivos terroristas «de alto valor».
Es difícil llegar a conocer la verdad porque no se permite la entrada de los periodistas en las regiones tribales a lo largo de la frontera. Los funcionarios de seguridad estadounidenses siguen afirmando que la mayoría de los muertos son combatientes que utilizan bases en Pakistán para lanzar ataques contra las fuerzas occidentales al otro lado de la frontera en Afganistán.
En la única vez que se reconoce que EE.UU. ha lanzado ese tiempo de ataques, el presidente Barack Obama dijo en enero: «Se trata de un esfuerzo focalizado, selectivo, contra personas que están en una lista de terroristas activos, que intentan entrar y dañar a los».
Pero detrás de los fríos papeles legales vistos por The Mail on Sunday subyace la más detallada investigación de ataques individuales que se ha realizado hasta ahora. Sugiere que el presidente de EE.UU. se equivocaba.
El demandante en el caso de Islamabad es Karim Khan, de 45 años, periodista y traductor con dos licenciaturas, cuya familia proviene de la aldea Machi Khel en la región tribal de Waziristán del Norte.
Su hijo mayor, Zahinullah, de 18 años, y su hermano, Asif Iqbal, de 35, fueron asesinados por un misil Hellfire disparado desde un drone Predator que cayó en el comedor para invitados de la familia aproximadamente a las 9:30 p.m. de la Nochevieja de 2009.
Asif había cambiado su apellido porque le encantaba recitar poemas de Iqbal, el poeta nacional de Pakistán, y Khan dijo: «Somos una familia educada. Mi tío es doctor en un hospital en Islamabad y todos trabajamos en profesiones como la enseñanza».
«Nunca hemos tenido que ver con combatientes o terroristas, y por ese motivo siempre pensé que estábamos a salvo».
Khan dijo: «Zahinullah, que estudió en Islamabad, había vuelto a la aldea a trabajar para pagar la universidad y tomó un trabajo a tiempo parcial como conserje de la escuela.
«Era un muchacho tranquilo y estudioso, siempre entre los mejores de su clase». A Zahinullah también le gustaba el fútbol, el cricket y la caza de perdices.
Asif, agregó, era profesor de inglés y había pasado varios años tomando más cursos para mejorar su cualificación mientras trabajaba.
Khan dijo: «Era mi hermano menor. Solíamos reír, contar chistes». Cuando asesinaron a Asif su primer hijo tenía menos de un año.
El dossier legal incluye documentos que corroboran los antecedentes educativos y laborales de Asif y Zahinullah, así como sus certificados de defunción. Junto a ellos fue asesinado Khaliq Dad, un albañil que se quedaba con la familia mientras trabajaba en una mezquita local.
Khan, quien trabajó en una estación de televisión en Islamabad, dijo que le dieron la noticia de las muerte de sus hijos a través de una llamada telefónica de un primo a las 2:00 h. a.m.
Los drones han causado daños incalculables y el dossier revela lo devastadores que han sido para las familias.
«Llamé a un amigo que tenía un coche y salimos conduciendo durante la noche para volver a la aldea,» dijo. «Fue un viaje terrible. Yo estaba conmocionado, triste, furioso, como cualquiera que ha perdido a sus seres queridos».
Llegó a casa poco después del amanecer y describe que su retorno fue «como entrar en una aldea de los muertos, estaba muy silenciosa. Había una multitud reunida frente a la casa pero no había donde sentarse porque las habitaciones para invitados estaban destruidas».
Zahinullah, descubrió Khan, había muerto instantáneamente, pero a pesar de sus horribles heridas, Asif había sobrevivido lo suficiente para que lo llevaran a un hospital cercano. No obstante, falleció por la noche.
«En nuestra cultura siempre enterramos a la gente rápidamente. El funeral fue a las tres de esa tarde y asistieron más de 1.000 personas», dijo Khan. «Zahinullah tenía una herida en un lado de la cara y su cuerpo estaba aplastado y carbonizado. Me dijeron que los que aprietan los botones para disparar los misiles llaman esos ataques «aplasta-chinches».
«Va más allá de mi imaginación que puedan carecer de toda misericordia y compasión y que sigan haciendo esto durante años. No son seres humanos».
Khan encontró a Akbar por medio de un amigo que asistía a las clases que daba en una universidad en Islamabad. En 2010 interpuso una demanda criminal -conocida como primer documento informativo- ante la policía citando el nombre de Banks. Sin embargo no se hizo nada, provocando con ello el juicio, una revisión judicial del hecho de que no se haya actuado.
Si el juez decide a favor de Khan, no se puede apelar contra su decisión, lo que hace que sean inevitables una investigación criminal y los mandatos de Interpol.
Según la demanda legal, alguien de la red de la CIA en Pakistán dirigida por Banks -quien abandonó Pakistán en 2010- identificó como objetivo a la familia Khan y guió el misil Hellfire lanzando un artefacto GPS a su casa.
El nombre de Rizzo aparece debido a una entrevista que otorgó a un periodista estadounidense después de retirarse de su puesto de Abogado General de la CIA el año pasado. En ella alardeaba de que había autorizado personalmente todos los ataques de drones en los que «cazaron e hicieron volar en pedazos» a los enemigos de EE.UU.
Agregó: «Básicamente es una lista de blancos a eliminar… El Predator es el arma preferida, pero también podría ser que alguien te meta una bala en la cabeza».
Anoche, un alto funcionario de seguridad paquistaní, con la condición de anonimato, dijo que la propia agencia de inteligencia de Pakistán, el ISI, siempre había sido excluida por la CIA en la selección de objetivos para los drones.
«Insisten en utilizar sus propias redes, en pagar a sus propios informantes. Los dólares pueden ser muy persuasivos», dijo el funcionario.
Afirmó que la información detrás de los ataques de drones a menudo es muy defectuosa. Como resultado, «están causando la pérdida de vidas inocentes».
Pero incluso esto, agregó, no era tan censurable como los denominados «ataques por asociación» [muertes que llevan firma y sello de un responsable/burócrata, N. del T.) cuando el operador del drone, sentado ante la pantalla de un ordenador a miles de kilómetros de distancia en Nevada, selecciona un objetivo porque piensa que la cámara del drone ha detectado algo sospechoso.
Dijo: «Podría ser un vehículo con hombres armados que se dirigen hacia la frontera y el operador piensa: ‘Atrapémoslos antes de que lleguen’, sin ninguna idea de quiénes son.
«También podría tratarse simplemente de un grupo de gente sentada. En la región de la frontera, todos los hombres andan armados pero eso no significa que sean combatientes».
Un ‘ataque por asociación’ semejante mató a más de 40 personas en Datta Khel en Waziristán del Norte el 17 de marzo del año pasado. Las víctimas, aclara el expediente de Akbar, se habían reunido para una jirga -una reunión tribal- a fin de debatir sobre una disputa entre dos clanes por la división de los royalties de una mina de cromato.
Algunos de los testimonios más horripilantes provienen de Khalil Khan, hijo de Malik Haji Babat, dirigente tribal y oficial de policía. «Mi padre no era terrorista. No era un enemigo de EE.UU», dice la declaración legal de Khalil. «Era un ciudadano trabajador y honrado, el tipo de persona respetada y al que todos se querían parecer».
Khalil, de 32 años, vio por última vez a su padre tres horas antes de su muerte, cuando partió a una reunión de negocios en un pueblo cercano. Informado de la muerte de su padre, Khalil se apresuró a llegar al lugar de los hechos.
«Lo que vi en Datta Khel cuando salí del autobús fue horrible», dijo. «Vi inmediatamente llamas y mujeres y niños dijeron que había habido un ataque por un drone. El fuego se propagó después del ataque.
«Fui al sitio en el que había tenido lugar la jirga. La situación era realmente muy mala. Todavía había personas heridas yaciendo por doquier.
«No se podía identificar a los ancianos tribales que habían muerto porque había trozos de cuerpos esparcidos por el lugar. El olor era terrible. Solo recogí los trozos que pensé que pertenecían a mi padre y los coloqué en un pequeño ataúd».
Khalil dijo que como oficial de policía, su padre había ganado un buen salario, con el cual mantenía a su familia. Khalil ha considerado la posibilidad de volver al Golfo, donde trabajó durante 14 años, pero «debido a la frecuencia de los drones me preocupa abandonar a mi familia».
Agregó que las escuelas de la zona están vacías porque «los padres temen que sus hijos sean atacados por un misil».
En otra declaración -una de 13 registradas por Akbar respecto al ataque de Datta Khel- el conductor Ahmed Jan, de 52 años, describe el momento del ataque del misil: «Estábamos en medio de nuestra discusión y me lanzó a unos 8 metros de donde estaba sentado. Me quedé inconsciente. Cuando desperté, vi a muchos individuos heridos o muertos.
«He perdido el uso de uno de mis pies y me insertaron una varilla debido a mis heridas. Me duele mucho al caminar. Tengo cicatrices en la cara porque me operaron la nariz que no dejaba de sangrar».
Jan dice que gastó 3.600 libras en tratamiento médico pero «nunca me han ofrecido ninguna compensación… No sé por qué atacaron esa jirga. Soy un malik [anciano] de mi tribu y por ello soy un funcionario público. No estábamos haciendo nada malo o ilegal».
Otro sobreviviente fue Mohammed Noor, un albañil de 27 años que asistió a la jirga con su tío y su primo. Los dos murieron. «Primero hubo que recoger los trozos de sus cuerpos. Esos trozos fue todo lo que nos quedó», dijo.
Akbar dijo que la acción judicial es el único camino «para resolver el gran problema» del actual conflicto terrorista.
«Es el único camino para romper el ciclo de violencia», dijo. «Si queremos cambiar a la gente de Waziristán, tenemos que mostrarle que respetamos la ley».
Un alto oficial de la CIA dijo: «No discutimos operaciones activas o afirmaciones contra individuos específicos». Anoche una fuente de la Casa Blanca se negó a hacer comentarios.
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Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article32820.htm
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