El ‘Proyecto de Investigación Minerva’ es parte de la guerra encubierta que el Pentágono y otras agencias norteamericanas han entablado contra los pueblos y gobiernos del mundo.
Impulsado desde el 2008 por el actual secretario de Defensa de los EE.UU., Robert Gates, el denominado ‘Proyecto de Investigación Minerva’ constituye una vuelta de tuerca en lo que hace a la guerra encubierta que el Pentágono y otras agencias norteamericanas han entablado contra los pueblos y gobiernos del mundo.
Contando con un presupuesto inicial de 50 millones de dólares, que hoy han trepado a 75 millones, habiéndose invertido en el año que corre 18 millones, el Proyecto contempla la financiación de investigaciones académicas de distinto tipo que sean de «interés para las fuerzas armadas estadounidenses», para «lograr una mayor comprensión de las dinámicas políticas, sociales y culturales que rigen en las regiones de interés estratégico para Washington en todo el mundo» a fin de consolidar la hegemonía imperial. Y como sostienen analistas y estudiosos del tema, «dotar al mando político-militar norteamericano, a la luz de los nuevos tiempos, de una herramienta eficiente y renovada de los, si inalterables, intereses hegemónicos de los EE.UU. a nivel mundial». ( www.cubadefensa.cu , ‘Proyecto Minerva, Farsa mitológica del Pentágono’, David Ignacio Martí, 24/4/2014).
El Proyecto, que contiene, entre otros, ítems como «Demografía e Insurgencia», «Efectos de la Asimetría, la Interdependencia y la Multipolaridad en la estrategia Internacional» y «La Vía estadounidense de Guerra Irregular», se enmarca en la doctrina de la Guerra No Convencional (Guerra Sucia), basada en la Inteligencia y las Operaciones de Acción Psicológica, que conforman el bagaje de la llamada Guerra Psicológica e integral, en la cual participan, además de las Fuerzas Especiales de Operaciones (SOF) de EE.UU., agencias de espionaje como la CIA, la NSA, la DIA, la DEA y homólogas. Cuenta el ‘ Proyecto Minerva’ con la participación de la Universidad Cornell, de Nueva York, que desde el 2014 al 2017 lleva a cabo un ‘ Estudio de Investigación Científica’ para la Fuerza Aérea norteamericana cuyo fin es «desarrollar un modelo empírico de la dinámica de movilización y contagio de los movimientos sociales» en relación con su «masa crítica o punto de inflexión».(ver http//elrobotpescador.com, 16 de junio 2014, citando a The Guardian, 14 de junio, » Pentagon preparing for mass civil breakdown», by Nafeez Ahmed). Y con otros centros académicos, como la Universidad de Washington y la Penn State, de Pennsilvania, que colaboran en el relevamiento de «los movimientos a gran escala que involucran a más de 1000 participantes en una actividad duradera» que pueda acontecer en 58 países elegidos para el ‘estudio’, aportando para ello sociólogos, psicólogos y especialistas en ciencias políticas, estudios regionales y lingüística. Estos científicos sociales asesoran al U.S. Comando de Operaciones Especiales, encargado de llevar a cabo la Guerra No Convencional, para que conozca, «todo lo relacionado con el ambiente físico, cultural y social» que se halle vinculado a las «conductas humanas» en el marco de «un conflicto centrado en la población», incluido el que se produzca como corolario del cambio climático. E influya sobre este «conflicto», que contiene a los ya citados movimientos sociales contestatarios del mundo y Nuestra América, y a gobiernos que no comulguen con EE.UU , a fin de explotar sus «vulnerabilidades psicológicas, militares y políticas», tal como lo indican los manuales de Guerra Psicológica y la ya conocida ‘Circular de Entrenamiento 18-01 sobre Guerra No Convencional’ de las U.S. Fuerzas Especiales de Operaciones (SOF), publicada en el 2010.
Si bien el Minerva es un proyecto relativamente novedoso, encaja en la «doctrina permanente» de las fuerzas operacionales militares de EE.UU., sostenida en el tiempo para llevar a cabo la «guerra sucia», que se remonta a inicios de los 60 en Nuestra América, y que se ha coberturizado, en los países donde se conoció su aplicación, a través de instituciones académicas o de otro tipo.
Eramos tan jóvenes
Casi adolescentes, mis pares etarios y yo escuchamos hablar en los años 60 sobre el ‘Proyecto Camelot’. «Consistió, (…) en establecer modelos sobre los procesos que conducen a revoluciones nacionales en los países del Tercer Mundo para facilitar las operaciones de contra-insurrección» (…) » Camelot ilustra a la perfección la intensificación de las relaciones entre los estudiosos del comportamiento y los servicios secretos estadounidenses».» Emprendido en 1963, este proyecto, destinado a facilitar las intervenciones en Yemen, Cuba y el Congo belga, debe- teóricamente-permitir preveer y prevenir el riesgo de una revolución». (http//scielo.sld.cu/- «La guerra psicológica contemporánea, conceptos esenciales y características», Ludmila Casas Rodríguez, Liuba Peña Galbán y Magalys Mena Fernández, revista Humanidades Médicas, Camaguey, Cuba, mayo-agosto del 2009). Desarrollado por el ejército de EE.UU., este » proyecto de investigación en ciencias sociales» sostenía que: «el éxito en tareas como el equipamiento y entrenamientos de las fuerzas indígenas para una misión de seguridad interna, la acción cívica, la guerra psicológica, o la acción de contrainsurgencia depende de una comprensión profunda de la estructura social indígena…». El estudio, culminado en 1965 debido a denuncias periodísticas y de políticos, se inició en Chile. Tuvo un costo de un millón y medio de dólares e involucró a 140 sociólogos, muchos de los cuales, sino gran parte, de tendencia izquierdista, desconocía a sus auspiciantes y objetivos propuestos.
Similares proyectos intentaron (o se llevaron a cabo) en Colombia, Perú y Argentina, con los nombres de Simpático (Colombia), Colonia, Numismático y Reasentamiento (Perú) y Job 430 (Argentina). El Simpático y el Colonia fueron financiados por la Universidad de Washington (la misma que hoy auspicia al Proyecto Minerva), a través de la Special Operation Research Office (SORO), que a su vez era patrocinada por la Oficina del Jefe de Investigación y Desarrollo del Ejército de los EE.UU.Los cuestionarios que debían configurar profesionales en ciencias sociales nativos en el caso del Simpático y otros programas similares llevados a cabo en Colombia a mediados de los años 60, según denunciaron ellos mismos cuando conocieron el verdadero sentido de la «investigación» y renunciaron a ella, permitían «conocer los procedimientos gubernamentales, condiciones internas del ejército colombiano, tipo predominante de liderazgo, características económicas, políticas y sociales de las comunidades, con fines de control y manejo de estas instituciones por parte de quienes financian el proyecto». Que insumió de 85 mil a 90 mil dólares, se inició en la región de La Guajira, y «se orientaba hacia la acción comunal, la acción cívico-militar y el Cuerpo de Paz». («Colombia en la Mira…», del autor, 1999, Ediciones Compañero, página 11, citando a Gregorio Selser, «El Pentágono y las Técnicas Sociológicas en América Latina», Biblioteca del Congreso, Buenos Aires).
Simpáticos parecían ser los financistas, Colonia era lo que querían que fuésemos, Minerva es el nombre de un nuevo engendro de la colonización y la guerra encubierta que nos hacen y que nos quieren hacer tragar sin más. Algo más que un mito o un jugo de limón, Minerva es una renovada perversidad pentagonal imperialista, conocerla y denunciarla, actuar mancomunadamente en consecuencia, allanará el camino hacia su neutralización y futura liquidación.
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