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Las elecciones europeas liquidan el modelo de la transición franquista

«Podemos» irrumpe con fuerza en el panorama político español

Fuentes: Rebelión

Las puertas se han abierto por fin y una tormenta de aire nuevo entra en la institucionalidad que los poderes fácticos, bastiones de la Dictadura del franquismo, lograron forjar en la transición política de finales de los 70 para dar a luz a una democracia vigilada y controlada, basada en el bipartidismo compartido, donde el […]

Las puertas se han abierto por fin y una tormenta de aire nuevo entra en la institucionalidad que los poderes fácticos, bastiones de la Dictadura del franquismo, lograron forjar en la transición política de finales de los 70 para dar a luz a una democracia vigilada y controlada, basada en el bipartidismo compartido, donde el PSOE se había convertido en su rehén privilegiado.

Que aquella transición política, propagada a los cuatro vientos como el modelo ejemplar a seguir urbi et orbe y convertida en el sursum corda de todo proceso de democratización de regímenes dictatoriales, estaba agotada, era un comentario restringido a algunos círculos de pensamiento social, pero que no era posible exteriorizar ni publicar, por dos razones simples: ningún diario serio de gran tirada lo publicaría y porque su valor de cambio en el mercado de la política iba a ser ridiculizado como reflexión idiota.

Los resultados de las Elecciones Europeas, han quebrado los viejos esquemas:

El bipartidismo como solución de democracia restringida ha saltado por los aires y no lo ha hecho como se esperaba con la manida teoría del sorpasso, donde la fuerza política, que había sido la más grande u organizada durante la Dictadura, se convirtió en comparsa por la izquierda de una socialdemocracia llena de ilusiones posmodernizantes, que no podía prosperar en un mundo donde el poder de Occidente ha entrado en declive global. Lección amarga para una Izquierda Unida acomodada en el electoralismo e impotente para los grandes cambios que se precisan para sacar a la sociedad mayoritaria del abismo de la Gran Recesión.

La sorpresa ha venido de mano de un nuevo movimiento de masas, básicamente juvenil, e innovador, que irrumpió en la calle como el 15-M, en 2012, el gran acontecimiento social que inauguraba un nuevo modo de hacer política que tanto amargaba a escépticos y esquemáticos. No cabe duda que los hechos golpearán con contundencia las conciencias de millones de votantes aferrados a la nostalgia de tantas e incontables izquierdas, que ven ahora posible un amplio Frente Social y Popular, que abre la puerta a la confianza en un mundo nuevo y mejor, ideales que están presentes en tantos compañeros de Izquierda Unida, de la socialdemocracia e incluso de cientos de miles de electores, que pertenecen a las clase trabajadora y que votan opciones conservadoras con gran desánimo.

No será fácil proseguir en el avance de la construcción de este Frente Social. Somos un pueblo complicado, desvalorizado por la cultura neoliberal que buscará la forma de minar por mil y una formas la construcción de esa fuerza política necesaria. Somos un pueblo castigado por el complejo de Sísifo, que perdió la II República y volvió a perder la Transición. Será necesario revolucionar aquellos valores perdidos, huir como la peste del particularismo y el individualismo y forjar una conciencia colectiva valiente y convencida, dispuesta a burlarse de los ataques del adversario del clase, una conciencia basada en el respeto al otro, confianza en la juventud y fomento de los valores internacionalistas de la fraternidad y solidaridad entre los pueblos de España, de la nueva Europa que bulle y de nuestra querida América Latina que ha marcado el rumbo al Socialismo de este siglo XXI.

José M. Torres. Internacionalista y analista político.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.