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La crisis del oxígeno

¿Podría la declinación de oxígeno en la atmósfera socavar nuestra salud y amenazar la supervivencia humana?

Fuentes: The Guardian

El aumento de las emisiones de dióxido de carbono es una noticia importante. Está impulsando la acción para revertir el calentamiento global. Pero poca o ninguna atención se está poniendo a la caída desde hace tiempo de las concentraciones de oxígeno y sus efectos en cadena. Si comparamos con tiempos prehistóricos, el nivel de oxígeno […]

El aumento de las emisiones de dióxido de carbono es una noticia importante. Está impulsando la acción para revertir el calentamiento global. Pero poca o ninguna atención se está poniendo a la caída desde hace tiempo de las concentraciones de oxígeno y sus efectos en cadena.

Si comparamos con tiempos prehistóricos, el nivel de oxígeno en la atmósfera de la tierra ha descendido sobre un tercio y en las ciudades contaminadas la disminución podría ser de más del 50%. Este cambio en la composición del aire que respiramos tiene potencialmente serias implicaciones para nuestra salud. Realmente, podría al final amenazar la supervivencia de la vida humana en la Tierra, según Roddy Newman, que está redactando un nuevo libro, La Crisis del Oxígeno.

No soy un científico, pero parece una preocupación razonable. Es una posibilidad que deberíamos examinar y evaluar. Entonces, ¿Cuáles son las evidencias?

Hace 10000 años, la cubierta vegetal del planeta (1) era al menos dos veces la que es hoy, lo que significa que los bosques emiten ahora solo la mitad de la cantidad de oxígeno.

La desertificación y la deforestación están acelerando rápidamente esta perdida a largo plazo de las fuentes de oxígeno.

La historia en el mar es la misma. La NASA informa que en el norte del océano Pacífico las concentraciones de fitoplancton productoras (2) de oxígeno son un 30% más bajas hoy que en los años 80. Esto es un enorme descenso en solo tres décadas.

Además, el programa ambiental de la ONU confirmó en 2004 que había cerca de 150 «zonas muertas» (3) en los océanos del mundo donde se vertían aguas residuales y desechos industriales, fertilizantes agrícolas procedentes de escorrentías y otros contaminantes que habían reducido el nivel de oxígeno en una extensión tal que la mayoría o todas las criaturas marinas ya no puede vivir ahí. La hambruna de oxígeno está reduciendo las reservas regionales de pescado y disminuyendo los suministros de alimentos a poblaciones que son dependientes de la pesca. También causa mutaciones genéticas y cambios hormonales que pueden afectar a la capacidad reproductiva de la vida marina, lo que podría reducir aún más los suministros globales de pescado.

El profesor Robert Berner (4) de la universidad de Yale ha investigado los niveles de oxígeno en tiempos prehistóricos analizando químicamente las burbujas de aire atrapadas en el ámbar de árboles fosilizados. Sugiere que los humanos respiraron un oxígeno muchos más rico hace 10.000 años.

Yendo más atrás, los niveles de oxígeno fueron incluso más grandes. Robert Sloan (5) ha listado el porcentaje de oxígeno en muestras de ámbar de la era de los dinosaurios en: 28% (hace 130 millones de años), 29% (hace 115 millones de años), 35% (95 millones de años), 33% (88 millones de años), 35% (75 millones de años), 35% (70 millones de años), 35 % (68 millones de años), 31 % (65.2 millones de años) y 29% (65 millones de años).

El profesor Iam Plimer (6) de la universidad de Adelaida y el profesor Jon Harrison (7) de la universidad de Arizona concuerdan. Como la mayoría de científicos, aceptan que los niveles de oxígeno en la atmósfera en tiempos históricos fueron en promedio de alrededor de un 30 a un 35%, comparado con sólo el 21% de hoy – y que los niveles son incluso menores en el centro de ciudades contaminadas y densamente pobladas o en complejos industriales, quizás sólo un 15% o más bajo.

Gran parte del cambio acelerado creciente es debido a la actividad humana, notablemente la revolución industrial y la quema de combustibles fósiles. El profesor de Ciencias Geológicas en la Universidad Notre Dame de Alabama, J. Keith Rugby (8), fue citado en 1993-1994 cuando dijo:

En el siglo XX, la humanidad ha bombeado cantidades crecientes de dióxido de carbono a la atmósfera al quemar el carbono almacenado en el carbón, el petróleo y el gas natural. En el proceso, hemos también consumido oxígeno y destruido vida vegetal – cortando los bosques a una tasa alarmante y por tanto cortocircuitando el ciclo natural de regeneración. Estamos artificialmente frenando un proceso y acelerando otro, forzando un cambio en la atmósfera.

Muy interesante. Pero, ¿importa este descenso de oxígeno? ¿Hay alguna consecuencia práctica sobre las que deberíamos preocuparnos? ¿Cuál es el efecto de nivel menor de oxígeno en el cuerpo humano? ¿Afecta o trastoca nuestro sistema inmunológico y por tanto nos hace más propensos al cáncer y a enfermedades degenerativas?

Sorprendentemente, no se ha hecho ninguna investigación relevante, quizás sobre la siguiente presunción: El descenso en los niveles de oxígeno ha tenido lugar durante millones de años de la existencia de nuestro planeta. Los cambios durante el periodo más corto de vida humana han sido también lentos y progresivos – hasta los dos últimos siglos de rápida urbanización e industrialización. Seguramente, ¿este gradual descenso ha permitido al cuerpo humano evolucionar y adaptarse a concentraciones más bajas de oxígeno?. Quizás si, quizás no.

El ritmo de perdida del oxígeno es probable que se haya acelerado enormemente en las últimas tres décadas, con la industrialización de China, India, Corea del sur y otros países, y como una consecuencia del masivo incremento mundial en la quema de combustibles fósiles.

En opinión del profesor Ervin Laszlo (9), la caída en el oxígeno atmosférico tiene potencialmente serias consecuencias. Un consejero de la ONU que ha sido profesor de filosofía y de ciencias de sistemas, Laszlo escribe (10):

La evidencia desde tiempos prehistóricos indica que el oxígeno contenido en la naturaleza primitiva estaba por encima del 21% del volumen actual. Ha descendido en tiempos recientes debido principalmente a la quema de carbón en la mitad del último siglo. Actualmente el oxígeno contenido en la atmósfera de la Tierra baja en picado a un 19% sobre áreas comprimidas y baja entre un 12 y un 17% sobre grandes ciudades. A estos niveles es difícil para la población coger el oxígeno suficiente para mantener la salud del cuerpo: Necesitas una toma adecuada de oxígeno para mantener las células del cuerpo y los órganos y todo el sistema inmunitario, funcionando a pleno rendimiento. A los niveles que hemos alcanzado hoy los cánceres y otras enfermedades degenerativas es probable que se desarrollen.

¿Alarmista?. Creo que no. ¿Una razón para el juicio final? Aún no. Lo que se necesita es una investigación que se base en evidencias fidedignas para establecer los actuales niveles de oxígeno y que consecuencias, si existen, habría para el bienestar de nuestra especie y efectivamente para todas las especies.

Traducido por Mario Cuéllar para Globalízate

Peter Tatchell es un activista por los derechos humanos y miembro del grupo por los derechos de los homosexuales Outrage! y del ala izquierda del partido verde.

Artículo original:

http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2008/aug/13/carbonemissions.climatechange

Referencias:

(1) http://www.unep.org/geo/GDOutlook/
(2) http://www.gsfc.nasa.gov/topstory/20020801plankton.html
(3) http://www.msnbc.msn.com/id/4624359/
(4) http://earth.geology.yale.edu/~berner/
(5) http://www.geo.umn.edu/people/profs/SLOAN.html
(6) http://www.expertguide.com.au/!ProfessorIanPlimer!_7859.aspx
(7) http://sols.asu.edu/faculty/jharrison.php
(8) http://www.nd.edu/~cegeos/people/faculty/rigby.htm
(9) http://www.goipeace.or.jp/english/activities/award/award.html
(10) http://www.ebooks.com/ebooks/book_display.asp?IID=113897