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¿Por qué hay que tomar en serio a Trump?

Fuentes: Progreso Semanal

Entre todas las malas lenguas de Washington, D.C., nunca ha habido otra tan aguda como la de Alice Roosevelt Longworth, la hija mayor de Teddy. Fue ella la que dijo que el presidente Harding «no era un mal hombre, sino solo es un cerdo». Y fue ella la que describió a Calvin Coolidge como que: […]

Entre todas las malas lenguas de Washington, D.C., nunca ha habido otra tan aguda como la de Alice Roosevelt Longworth, la hija mayor de Teddy. Fue ella la que dijo que el presidente Harding «no era un mal hombre, sino solo es un cerdo». Y fue ella la que describió a Calvin Coolidge como que: «Luce como si lo hubieran destetado con un pepino encurtido».

Pero mi dicho favorito de Alice Roosevelt Longworth fue lo que hizo que le bordaran en un cojín de la sala: «Si no puedes decir algo bueno de alguien, siéntate a mi lado». Y esa es la razón por la cual me gustaría sentarme hoy a su lado y hablar de Donald Trump. Honestamente, no se me ocurre nada bueno que decir de él.

El hecho de que alguien tome en serio a Trump como candidato presidencial es una vergüenza nacional monumental. ¿Qué les parece la disminución del nivel intelectual de la política norteamericana? Primero fue Sarah Palin. Luego, Michele Bachman. ¿Y ahora Donald Trump? Están raspando el fondo del barril.

Sin embargo, Trump es la nueva sensación de los medios. En los últimos fines de semana, ha sido entrevistado (más bien le han babeado encima) en «Good Morning, America», «Today,» Noticias NBC, CNN, «The View,» Bill O’Reilly, Geraldo Rivera, and «Fox and Friends» (semanal), entre muchos otros programas. Adonde quiera que uno mire, allí está Trump, y solo habla de una cosa: el certificado de nacimiento de Obama.

Ya es bastante que las cadenas dediquen cualquier espacio de trasmisión a este tema. Peor es que brinden a Trump el espacio parea vomitar tales tonterías acerca de la cuestión. Él acusa a Obama de no dar a conocer su certificado de nacimiento. Eso es mentira. La campaña de Obama lo colocó en Internet, para que todos los vieran, el 13 de junio de 2008. Trump dice que hasta funcionarios oficiales de Hawái cuestionan su autenticidad. Eso es mentira. Funcionarios del Departamento de Salud de Hawái examinaron el documento y lo declararon «un certificado válido de nacimiento en Hawái». Él dice que nadie recuerda haberse criado junto a Obama en Hawái. Eso es mentira. Obama fue fotografiado jugando golf con ex compañeros de escuela.

Ahora Trump dice que el gobernador de Hawái Neil Abercrombie asegura que él estaba en la habitación cuando nació Obama. Eso es mentira también. Abercrombie, quien estudió en la Universidad de Hawái con el padre de Obama, sencillamente dijo que estaba en Honolulu cuando Barack nació -pero que sin embargo, lo vio por primera vez con los padres de Obama tan solo un par de días después. ¿Y Trump cree realmente –¿en realidad lo cree alguien?– que el anuncio del nacimiento, publicado en dos periódicos de Honolulu era parte de una conspiración para permitir que un recién nacido keniano llegara algún día a ser candidato a la presidencia de Estados Unidos?

Trump también está perdido en otras cuestionesm como vería cualquiera que se moleste en buscar pruebas. Acerca de los precios de la gasolina, por ejemplo, él brindó dos soluciones. Una, decir simplemente a la OPEP que baje los precios del barril de petróleo. Cuando se le preguntó por qué los saudíes iban a hacerle caso cuando han ignorado esa misma petición hecha por otros presidentes, él insiste en que él tiene mayor «poder cerebral».

Su segunda propuesta es apoderarse de los campos petroleros de Irak y llevar a casa todo el crudo. Esto no sería robar, insiste él, sino simplemente tomar lo que nos pertenece por derecho después de haber liberado al país. Pero en ninguna parte Trump ha sugerido cuántos soldados harían falta ni cuánto dinero costaría re-invadir y ocupar Irak. Y de paso, Trump dijo que también se apoderaría de los campos petroleros de Libia.

En cuanto a los temas nacionales, Trump es un blanco en movimiento, en dependencia de las necesidades del momento. Él era demócrata, ahora es republicano. Estaba a favor del aborto, ahora está en contra. En febrero de 2000 dio una entre vista para The Advocate en la cual apoyó iguales beneficios para las parejas del mismo sexo y el servicio de los abiertamente gay en las fuerzas armadas. Ahora está en contra de los dos asuntos. Es más, es tan defensor del matrimonio tradicional que ha tenido tres bodas, incluyendo una turbia aventura pública con Marla Maples, la cual luego se convirtió por corto tiempo en la esposa número dos.

Pero a nadie le importa, porque Donald Trump es un brillante hombre de negocios que nunca se ha declarado en bancarrota. ¿Ah, sí? Es cierto que nunca personalmente se ha declarado en quiebra. Pero sus operaciones de casinos se han acogido al Capítulo11 en tres ocasiones, mientras que Trump continuaba cobrando su cheque de $2 millones de dólares anuales. Su única especialidad en los negocios es conseguir que pongan su nombre en letras doradas en lo alto de edificios que otros individuos han construido y pagado.

Afortunadamente, el nombre de Trump nunca se grabará en la Avenida Pensilvania No. 1600. Como diría Alice Roosevelt Longworth: Tan solo por su peinado, a Trump se le debe descalificar para la Casa Blanca.

Fuente: http://progreso-semanal.com/4/index.php?option=com_content&view=article&id=3373:ipor-que-hay-que-tomar-en-serio-a-trump&catid=3:en-los-estados-unidos&Itemid=4