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¿Por qué se suicidan los agricultores?

Fuentes: Znet

Traducido por Genoveva Santiago y revisado por Maite Padilla

Fue en el año 1997 cuando apareció el fenómeno de los suicidios de los agricultores indios. Desde entonces ha adquirido proporciones alarmantes y hasta ahora más de 25.000 agricultores se han quitado la vida. Sin ir más lejos, el otro día un miembro de la Asamblea Legislativa de Maharashtra amenazó con inmolarse allí mismo y pocos días más tarde llegó la noticia de que agricultores de un pueblo en concreto, cerca de Nagpur, estaban preparando sus propias piras funerarias.

Estos suicidios han ocurrido sobre todo en regiones prósperas de la India, como Andhra Pradesh, Punjab, Karnataka y Maharashtra. Los agricultores que se han suicidado no sólo pertenecen a estratos de terratenientes, también forman parte del redil de los sin tierra. Indudablemente estos suicidios son síntoma de una profunda crisis agraria. ¿Cuál es la naturaleza de esta crisis? ¿Por qué sólo se tiene constancia de esta avalancha de suicidios desde 1997 en adelante y sobre todo en los estados más prósperos? ¿Tiene este fenómeno algo que ver con el florecimiento de la economía india y el proceso de liberalización que se ha estado produciendo desde 1991 bajo la supervisión del Programa de Ajuste Estructural del Banco Mundial? Éstas son algunas de las cuestiones que el Tribunal Supremo de Bombai preguntó el Instituto Tata de Ciencias Sociales a petición de la Asociación de Agricultura Biodinámica y Orgánica de la India.

En 2004, sólo en Maharashtra, se quitaron la vida 644 agricultores. La mayoría de ellos eran de tres regiones: Vidharbha, Marathwada y Khandesh. Para estudiar el caso en profundidad, el Instituto seleccionó una muestra representativa de 36 suicidas, aunque se recogió información de todos los casos de suicidio.

Se desprenden de este informe algunos datos importantes. Primero, en los últimos años la importancia de la agricultura ha ido descendiendo relativamente. Actualmente representa sólo el 25 por ciento del PIB, a pesar de que el 75 por ciento de la población de las áreas rurales depende de ella para vivir. Lo segundo es que del 60 al 70 por ciento de la producción agraria viene de los agricultores de subsistencia. Tercero: la inversión pública en la agricultura viene descendiendo de forma continua desde hace ya muchos años. Según un cálculo aproximado la reducción ha sido del 60 por ciento desde 1985. El informe se remite a un estudio de investigación de R.X. Desai que dice: «Guiados por el FMI y el Banco Mundial, los sucesivos gobiernos de la India rebajaron drásticamente su gasto en desarrollo rural (entre lo que se incluye el gasto en agricultura, el programa de asistencia a las zonas especiales, el control del riego y de las inundaciones, la industria local, la energía y el
transporte; las estadísticas comprenden tanto al gobierno central como a los Estados) de un 14,5 por ciento del PIB en 1985 al 5,9 por ciento en 2000-01. El crecimiento del empleo rural es inexistente, el consumo de cereales per cápita ha caído drásticamente … la situación es calamitosa. Si el gasto que realizan el gobierno central y los Estados en desarrollo rural se hubiera mantenido en el mismo porcentaje del PIB que en 1985-90, no se habría tratado de 10.240.000 rupias en 2000-01, sino de 30.050.000 rupias, o más de dos veces y media la cantidad actual».

La decreciente inversión pública en agricultura ha supuesto, a su vez, que se descuide el mantenimiento de las infraestructuras de riego existentes, por no hablar de su ampliación. Como consecuencia, se sigue dependiendo del régimen de lluvias. Hay que apuntar la ausencia de instalaciones hidráulicas en las tres áreas que comprende Maharashtra. Las lluvias fuera de estación y el absoluto fracaso o insuficiencia de las mismas, sumen en profundas crisis a los agricultores.

Cuarto: en 1998, cuando la coalición encabezada por el Partido Bharatiya Janata (BJP por sus siglas en inglés) llegó al poder en el gobierno central, las políticas de ajuste estructural del Banco Mundial forzaron a la India a abrir sus puertas a multinacionales vendedoras de semillas como Cargill, Monsanto, Syh genta, etc. Consecuentemente, la economía agraria experimentó un gran cambio. Las semillas que se guardaban en los cortijos de un año para otro dieron paso a las semillas de las grandes multinacionales semilleras, que requerían muchos más fertilizantes, pesticidas y agua.

En quinto lugar, de acuerdo con los datos disponibles la fertilidad del suelo se ha deteriorado rápidamente, lo que viene corrigiéndose con crecientes cantidades de agua y fertilizantes. La drástica disminución de los subsidios para fertilizantes, irrigación y electricidad también incrementó el coste de la producción y forzó a los agricultores a movilizar más recursos. La política de liberalización ha cedido cada vez más lugar al sector privado para la producción de fertilizantes y pesticidas. Obviamente, se han ido haciendo cada vez más caros. Según revela el informe la mayoría de los agricultores no tienen ningún acceso a información adicional que pueda proporcionar el Gobierno sobre cómo afrontar el empeoramiento de la fertilidad de la tierra y las amenazas de plagas. Los únicos consejos que puede recibir siguen siendo los de los agentes de las compañías de fertilizantes y pesticidas, que bastantes problemas tienen con lo suyo.

Sexto, en los años 90, especialmente tras 1995, se produjo un crecimiento muy pronunciado del coste de la producción porque casi todos los inputs se encarecieron. El incremento del coste de la producción se compensó con un aumento del rendimiento de las cosechas que requerían más fertilizantes, más pesticidas y más horas de riego, además de un aumento apreciable de los precios mínimos de soporte a varias cosechas que anunció el Gobierno. El informe subraya que ninguna ayuda de los últimos diez años fue reflejo de los altos costos de producción. La distancia media entre el precio mínimo de soporte y el coste del cultivo era del 38 por ciento para los arrozales, el 48 por ciento para el Bajra (mijo perla), el 32 por ciento para el cacahuete, el 50 por ciento para el girasol, el 38 por ciento para el algodón y el 47 por ciento para el trigo.

En séptimo lugar, con el comienzo de nuevas políticas económicas, las oportunidades de trabajo en sectores no agrícolas disminuyeron. Las fábricas textiles, en particular, cerraron sus puertas. Citando el informe, «El descenso de las oportunidades en empleos no agrícolas han agravado aún más la crisis. Parece que en allí donde ocurrieron los suicidios, las ofertas en los sectores no agrícolas son muy limitadas. También hay ejemplos de miembros de familias que han vuelto a su tierra tras perder su trabajo en las áreas urbanas o que se han encontrado con que faltan oportunidades fuera del sector no agrícola y fuera del pueblo… De esta forma, el descenso de las ocupaciones no agrícolas junto con los fracasos de las cosechas y el endeudamiento pueden ser los responsables de las condiciones angustiosas que están viviendo las familias de las zonas rurales».

Por último, las frecuentes pérdidas de las cosechas, el coste creciente de la producción y la imposibilidad de poder vender las cosechas con ganancias lanzan a los agricultores a las garras de los prestamistas. Mientras los agricultores con un título seguro sobre sus tierras están en posición de asegurarse algunos préstamos de las instituciones como los bancos y las sociedades cooperativas de crédito, éstos no están disponibles para quienes no poseen tierras y las arriendan. Una vez están atrapados en deudas, un buen número de ellos se dan cuenta de que suicidarse es la única alternativa a la indigencia y la humillación. En palabras del informe: «… se ha producido un gran incremento de la dependencia en los préstamos para el cultivo. La tendencia a aceptar préstamos aumentó en los noventa. Los agricultores tomaban su primer préstamo del banco (los bancos sólo conceden un préstamo, con la posibilidad de otro préstamo sólo después de haber pagado el primero). El resto de prés
tamos eran de partes privadas para pagar el préstamo del banco… Más del 75 por ciento de los agricultores tenían deudas con fuentes no formales».

El informe hacía hincapié en que «La apertura de la agricultura india a las empresas multinacionales y la retroceso del Gobierno de la India … ocurrieron simultáneamente. Además, los mercados internos se han vuelto más inestables por culpa de la bajada de las barreras arancelarias. Las condiciones injustas del comercio … han hecho que las cosas se pongan más feas para aquellos que se ocupaban o dependían de …. la agricultura». Es obvio que nos encontramos ante una situación muy grave.

http://www.zmag.org/spanish/0206mishra.htm
ZNet en español febrero 2006
Título original: Why Suicides by Farmers?
Autor: Girish Mishra
Origen: Znet South Asia; Domingo 01 de Enero, 2006