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Post frontera (XX)

Fuentes: Rebelión

País de llegada: los mil oficios – Niñera (II) Ser niñera latinoamericana en Estados Unidos no es cosa fácil, con aquello de los estereotipos y el racismo -el clasismo no afecta mucho, ésta cultura es más relajada en cuanto a eso- se nos complica porque no tenemos la apariencia, el color de piel, de cabello […]

País de llegada: los mil oficios – Niñera (II)

Ser niñera latinoamericana en Estados Unidos no es cosa fácil, con aquello de los estereotipos y el racismo -el clasismo no afecta mucho, ésta cultura es más relajada en cuanto a eso- se nos complica porque no tenemos la apariencia, el color de piel, de cabello ni de ojos, el grado de escolaridad y no hablamos a la perfección el idioma inglés, aunque lo del idioma realmente la mayoría de inmigrantes lo hablan con acento, pero si viene de una canadiense, alemana, francesa, rusa, polaca, es lo de menos, en cambio en nosotras las latinoamericanas pesa mucho, con pocos puntos a nuestro favor en cuanto a la apariencia física, no hablar el idioma nos termina fulminando y colocándonos en una enorme desventaja en cuanto a las emigrantes de otros continentes.

El trabajo de niñera lo realizan en su mayoría las europeas y las latinoamericanas, las asiáticas y africanas hacen otro tipo de trabajo, aunque claro que hay niñeras asiáticas y africanas, pero trabajan con su gente, ellos tienen marcado su territorio, es raro que una familia asiática contrate a una niñera que no sea de su continente o de su país de origen, lo mismo sucede con las familias afro descendientes. Las europeas y anglosajonas no tanto aunque aquí la cosa es por apariencia.

En mi experiencia personal no ha sido fácil porque mi color de piel no es blanco, no soy alta, no tengo ojos claros y el inglés lo hablo atravesado, ningún tipo de garbo avista en mí, no tengo documentos y eso hace que la familia que me contrata se aproveche y pague lo que quiera. Al final una es la que tiene necesidad, para ellas es cosa de que pase la siguiente en la fila, que siempre, siempre es interminable.

Con las europeas es distinto, no podrá tener documentos pero si tiene el porte para representar bien a la familia, queda contratada con todas las prestaciones laborales. A nosotras nos niegan faltar un día y a ellas les dan tres semanas de vacaciones al año. Por mencionar algo.

Los fines de semana a ellas les pagan doble, a nosotras lo mismo de entre semana. Los días festivos se los pagan doble cuando van a trabajar, si no van siempre se los pagan, a nosotras no nos es permitido faltar y no nos pagan doble.

Esto entra en el rubro de las prestaciones laborales, ¿y con quién quejarse? Si uno trabaja de palabra, no hay ningún contrato firmado, ellos no nos dan ningún documento pero a nosotras nos exigen entregar el pasaporte y tarjeta consular, les sacan fotocopias y se las quedan. Cosa que es comprensible desde cierto punto porque uno está a cargo de lo que es supuestamente lo más valioso de sus vidas, aunque hay casos en lo que por evitarse pagarles los salarios a las empleadas los patronos las reportan con migración y entregan los documentos que ella facilitó para que den con la dirección en donde viven. Si hay de ingratitudes a ingratitudes.

Pues fuera del pago y formalismos lo complicado es trabajar con una familia que no respeta a sus hijos, ese factor es determinante en la formación integral de las crías. Respetar a los hijos es dedicarles tiempo, guiarlos, ayudarlos a ser independientes y fortalecer las áreas en las que ellos necesitan más ayuda. Respetarlos es no sobreprotegerlos. No tratarlos como osos de peluche o decoraciones caras. La casa no es un museo y ellos necesitan explorar. Están esas grandes mansiones en donde los niños no pueden ni siquiera ir a la sala central, o que deben estar exclusivamente en el cuarto de juego, porque eso sí, tienen infinidad de habitaciones, salas de teatro, cine, piscinas, jacuzzi, docenas de televisores de todos los tamaños, muebles de todas partes del mundo, pero los niños deben estar en un apartado dentro de su propia casa. Desgracia.

Lo de lidiar con ellos depende de la edad y qué tan alienados los tengan los papás. Cuando se trabaja con un niño mayor de siete años, me refiero a que cuando uno toma el trabajo este niño ya tiene esa edad, es muy difícil poder ser un ente de cambio, los tienen pero fumados, hacen cada berrinche que es compensado con un regalo, ya actúan en base a apariencias, exigen tales o cuales marcas de ropa, los lugares de moda y acordes a su clase social, tratan a las niñeras con la punta del zapato, en público se alejan de ellas porque los avergüenza que el compañerito tenga una niñera rubia y él una morena y latina. Porque la europea se gasta el sueldo en vestirse porque sabe que es la presentación de la familia y que para eso le pagan más que para cuidar el niño, ella entiende perfectamente la mecánica, la latina se gasta el sueldo en las remesas. Factor importante.

Cuidadito llamarle la atención porque le cuenta a los papás que por poco y la niñera los colgaba de un árbol, la niñera es despedida y el niño compensado por un regalo para que se le baje el susto. Trabajar con gente adinerada es un arma de dos filos, siempre la empleada está en desventaja y lleva las de perder, cuando ésta se atreve a dar su opinión si bien le va la regañan por lo general ahí mismo la despiden.

He tenido encontronazos con los padres de familia en los que he estado consciente que hablar equivale a ser despedida, pero no aguanté penca desde niña para venir ahora de vieja a quedarme callada, faltaba más. Y mucho menos cuando un niño es irrespetado por sus padres, es algo que no tolero de ninguna manera, me enfurece tanto que saco las garras como si yo misma lo hubiera parido.

Porque quedarse callado es ser cómplice del maltrato infantil así venga de los papás que lo ven como corrección, a un niño no se le corrige insultándolo, menospreciándolo, agrediéndolo física y emocionalmente, comprando su enojo, y tratando de llenar los vacíos con cosas materiales, un abrazo no se puede comprar con ningún dinero del mundo, una caricia, un instante, desgraciadamente la mayoría de padres no lo entiende hasta cuando ya es demasiado tarde y están en una casa de retiro porque fue el pago -justo- que recibieron de sus hijos.

Estados Unidos está lleno de casas de retiro a donde van a tirar a los papás cuando estos ya comienzan con los achaques de la edad, no juzgo a los hijos porque la vida devuelve lo que uno da, con creces. Si el padre no estuvo presente en la infancia del hijo que no pretenda que éste esté cuando la edad le rinda cuentas.

Lo primero que me dicen los papás cuando opino en defensa de las criaturas es que, no he parido y que cuando tenga los míos voy a entender y entonces sí que opine, pero es que no hay necesidad de parir para que uno se de cuenta de lo que es injusto y que oprime.

He visto a tanto padre que le teme tanto a que su hijo sea homosexual, por ejemplo. Y le prohíbe tener amigas, jugar con muñecas, vestirse de color rosado, porque en su ignorancia cree que estas actividades son detonantes para que un niño se haga homosexual. Ellos y sus estereotipos. Nada de esto vuelve a una persona homosexual. Lo único que hacen los papás homofóbicos con este tipo de impertinencias es robarle la infancia a sus hijos, quitarle la alegría de compartir y de descubrir mundos, un color no define la identidad sexual de nadie. ¿Qué clase de estupidez es esa?

Es tanto la aberración que desde niños en lugar de que miren caricaturas los ponen a ver pornografía para que sepan que a la mujer se le debe de fornicar y no imitarla. ¡Imbéciles!

Están los papás que se mandan unas sus fumadas con el tema de la religión, exigen que la niñera no los deje jugar con niños judíos, los judíos que no jueguen con cristianos, ¿cómo saber quién es judío y quién es cristiano? Somos tan solo humanos, las religiones no deben limitar. Esa forma de segregar es tan dañina. Están los papás que exigen que sus hijos no jueguen con personas negras, y resulta que en el parque hay niños negros y se acercan a saludar, ¿qué hace uno, echarlos? ¡Papás imbéciles! Si somos una hermosura de diversidad, ¿por qué no compartir y aprender unos de los otros?

Por ejemplo hay padres de familia que dicen que por nada del mundo sus hijos jueguen con niñas polacas porque las polacas son putas. Y sí, en este país después de las latinas son las polacas las que tienen la fama de ser putas. ¿Pero qué mujer no lo es? Por muy santa que aparente ser. ¿Qué hombre no es puto? Y me ha tocado verlo en los parques, que los papás agarran a sus hijos y se los llevan a jalones porque no quieren que compartan con niñas polacas, pero por dentro se están muriendo por fornicar con las mamás. Es que ése es el problema, que las llaman putas porque se mueren por estar con ellas en la cama y como ven que no pueden, lanzan desde su falo despreciado, todo el veneno que pueden para denigrarlas. Lo triste es que se lo están pasando a sus hijos en esos patrones de crianza detestables.

Están los papás que no quieren que sus hijos jueguen con niños latinos, y los papás latinos que se mueren por que sus hijos jueguen con niños anglos, para codearse con una raza distinta y de sangre azul, menospreciando con esto la propia. Yo de entrada les digo a los papás que les hablaré en español y en inglés a sus hijos porque es importante que despierten el interés por otros idiomas y que entre más idiomas hablen hay más oportunidades de desarrollo, a la mayoría les parece bien pero que no lo haga en público, o sea. Y si vamos a hablar de dinero, aprender otro idioma en este país es carísimo, y yo estoy ofreciendo de gratis enseñarles español, porque al final uno piensa en que ese niño es una esponjita que imprime todo y merece tener oportunidades y abrir su mente y explorar…

Me ha sucedido tanto que niñeras europeas me regañan por darles amor a los niños que cuido y por no limitarme solamente a cambiarles el pañal. Me dicen que es mucho lo que doy y que de todas formas los papás no compensan y que el niño no agradece y que este mismo niño cuando sea grande me discriminará y enseñará a sus hijos a discriminar, tal y como lo hicieron sus papás, y que no vale la pena gastar energías en niños ajenos.

Mi pensamiento es totalmente distinto, uno siempre debe tener la esperanza de que este mundo cambiará para bien, pero para eso no solo hay que soñarlo hay que actuar desde uno está y con las herramientas que están al alcance. Ningún trabajo merece ser remunerado si se hace solamente por dinero. Ningún trabajo dignifica si se hace sin amor. Yo detesto limpiar casas, lo detesto con todo mi ser, pero doy lo mejor de mí cuando lo hago. De lo contrario no sentiría que merezco el dinero que pagan así sea una miseria. Lo mismo me sucede con los niños, ellos no tienen la culpa de haber nacido en un mundo tan disparejo y uno como adulto debe tener la responsabilidad de ser un ente de cambio. Echarse es igual a estar de acuerdo con toda injusticia social.

Si los niños cuando sean grandes no recuerdan lo aprendido pues no será cosa de que no quedó en nosotros, porque hicimos todo lo posible y esa es la final de la jornada, la satisfacción, no lo es dinero sino haber hecho lo que para nuestro sentir y pensar era justo.

Yo llevo a los niños a parques donde hay niños de todos colores, razas y credos, para que compartan y aprendan de los demás. Cuando los papás me reclaman les digo que ellos me están pagando por brindarles a sus hijos una formación integral y no solamente para limpiarles los pañales. Dependiendo la confianza que les tenga también les doy mi opinión: me están pagando desgraciadamente para que yo los supla y no es justo para sus hijos, yo no los parí, lo hicieron ustedes, háganse responsables. La mayoría piensa que parió un oso de peluche y siguen con su vida de solteros.

Yo trato de que se enamoren de la naturaleza y no pasen tanto tiempo frente al televisor, trato de que hagan más actividades al aire libre y que aprenden a respetar el sudor, las caídas, las empapadas bajo los chaparrones de agua, y sobre todo a que agradezcan la oportunidad de tener tantas áreas verdes. También a que no sean mañosos para comer, que si piden algo tienen que comerlo o guardarlo, pero no tirarlo. Los papás me dicen que me paso de estricta, pero les digo que hay millones de niños en el mundo que no tienen ni medio vaso de agua.

Están las niñeras que trabajan desde sus casas o los apartamentos donde alquilan, éstas son por lo general latinas y europeas cuidan a los hijos de los padres proletarios, hay en cada grupo de diez a quince niños, lo hacen sin autorización del gobierno, la mayoría. Cobran poco porque el salario de los papás no da para más, pero se recuperan cuando llenan la casa de niños, los padres saben que no hay espacio para actividades recreacionales y mucho menos que estén bien atendidos, pero es lo que hay. Un padre proletario no puede pagar una niñera para sus hijos y opta por la comunitaria, por decirlo de alguna manera.

Ahí los niños comparten entre tanto idioma, color y credo. De esto se pierden los hijos de padres adinerados que tienen todo a su disposición, menos el tiempo y amor de sus padres.

Las carencias las sufren pobres y ricos por igual. El hijo del obrero porque sus padres trabajan hasta a deshoras para lograr sacar para la comida y el hijo del rico porque sus padres aun no saben que han parido y siguen dándose vida de solteros, porque se preocupan en llenar las cuentas bancarias y pagar con regalos lo que no tiene precio alguno.

En medio de todo esto estamos las niñeras que, unas se toman la vida con calma y se limitan a ser muñecas de exhibición y representar a la familia y estamos las otras, a las que nos llueve sobre mojado, pero aun en el lodazal seguimos creyendo que otro mundo es posible y neciamente nos empeñamos en ser parte del cambio.

Continúa.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.