País de llegada: Remesas (IV) Mi hermano creció con otra mentalidad muy distinta a la de mi padre, respecto a la mujeres, nosotras con mi hermana nos encargamos que así fuera. Años luz hay de diferencia entre padre e hijo. La responsabilidad de la precaria economía familiar no es solo de mi padre, mi mamá […]
País de llegada: Remesas (IV)
Mi hermano creció con otra mentalidad muy distinta a la de mi padre, respecto a la mujeres, nosotras con mi hermana nos encargamos que así fuera. Años luz hay de diferencia entre padre e hijo. La responsabilidad de la precaria economía familiar no es solo de mi padre, mi mamá también aportó, en los años que vendimos leña en la casa con el dinero de las ganancias le resultaba mejor comprar una botella de licor para ellos dos y con eso lograban eliminar por unas horas la tristeza de la realidad.
Cuando no era un litro de aguardiente era una caja de litros de cerveza que pedíamos fiada, cuando ya estaban entonados comenzaban a maldecir nuestra pobreza, la infancia tan desgraciada que tuvieron y la mala pata de no poder salir adelante. Cuando llegaban al grado de ebriedad comenzaban las agresiones, mi mamá le sacaba cuentas de todas las amantes que mi papá tuvo cuando recién se juntaron, empezaban a revirar los platos, ollas, cubiertos y cuando se les interpusiera en el camino, a las dos hijas mayores apenas nos daba tiempo de lanzarnos sobre los cumes y cubrirlos con nuestros cuerpos, a nosotras nos caían los pedazos de vasos, platos, lo que fuera. Pasada la marea se calmaban, los bañábamos y se iban a dormir, el siguiente día era de quitarse la resaca y comenzaban nuevamente. Estos bailes sucedían los sábados generalmente para terminar domingo por la tarde. ¡Lo desveladas que nos íbamos a vender helados!
Nunca tuvimos una navidad en familia, la fecha era aprovechada para vender la mayor cantidad de helados que se pudiera, mis padres comenzaban la celebración por la tarde y a eso de las ocho de la noche ya estaban completamente ebrios, yo agarraba camino para las discotecas callejeras y regresaba solo a dar el abrazo a media noche y me volvía a ir para regresar ebria a la madruga y llegar solo a bañarme con el agua fría del tonel para iniciar las actividades del día a las 3 de la mañana como lo hacíamos habitualmente. En eso le fallé a mi hermana mayor, porque la dejé sola cuidando a los niños, lidiando con los borrachos mientras yo me emborrachaba también pero en otro lugar.
En aquel momento no lo vi como si le hubiera volteado la espalda, yo tenía un enojo que no podía sacarme del pecho y era el trato tan diferente que mi mamá nos daba a las dos, entonces dejarla ahí con los niños lidiando con sus Tatas para mí era como decir: bueno, pues que cuide a su Nana para eso es su favorita. Y me largaba a bailar y a beber.
Para mí era insoportable una realidad así, una familia tan desconcertante y me era imposible controlar mi cólera y mi carácter y por eso prefería irme lejos por los menos durante unas horas. Mi hermana que siempre ha sido paciente y ve la vida desde el punto de: «es que nos dieron la vida y solo con eso estamos en deuda con ellos para siempre, hay que entenderlos, su vida ha sido tan difícil» por pensar así perdió su infancia, su adolescencia y sigue perdiendo su vida de adulta, y no puedo hacer nada por evitarlo porque es su decisión y la respeto aunque me parta el alma. Porque uno tiene un límite, se supone que se debe tocar fondo y abrir los ojos, pero cuando uno crece en un ambiente que siempre ha estado manipulado es muy difícil darse cuenta. En el mismo ambiente crecieron mis padres, mis abuelos, bisabuelos, y así mismo nos criaron a nosotros, para ellos es normal porque es lo que han visto toda su vida. Insisto: los patrones de crianza tienen que cambiar. Uno mismo tiene que cambiar y duele pero hay que hacerlo para lograr una estabilidad y sobre todo un día a día saludable libre de agobios, malos hábitos y sobre todo de codependencias. Desde la libertad se vive mejor y se crea un ambiente familiar sano. Hay que intentarlo por el bien de todos.
Para cuando yo comencé a exigir que mis padres se hicieran cargo de sus dos hijos pequeños resulta que a mi padre lo asaltaron, sucedió en febrero del año 2002 y por robarle la mercancía que llevaba en el tráiler le dieron un balazo en la cabeza. Se salvó de milagro dijeron los doctores, yo creo con firmeza que nadie se va de esta vida antes de tiempo y sin rendir cuentas, quiero a mi padre, soy toda él, pero con solo haber dejado 8 hijos regados sin ofrecerles manutención y negar su paternidad, tiene larga la lista de cuentas por pagar. Dice que no son suyos porque las mujeres eran unas putas y se acostaban con unos y con otros, yo me acuesto con unos y con otras, ¿qué clase de monstruo seré para mi papá? Y para que vea que las mujeres tenemos el mismo derecho a vivir nuestra sexualidad como mejor nos plazca le cuento mis aventuras sexuales de la misma forma en que él lo hizo durante tantos años con sus amigos adinerados que llegaban a robarnos la comida. Los escuchaba hablar de las mujeres con las que se acostaban en una forma tan denigrante y festejaban sus pintas de toros de lidia. Nunca lo he olvidado.
Me dice que estoy loca, y le digo que por si no se acuerda la locura me la heredó él, y que mejor pregunte de orgasmos que con gusto le digo cómo son los que vivimos las mujeres que en nada se parecen a la llamarada de tuza de los enclenques. ¡No me falte al respeto! No te lo estoy faltando, solo hablo con vos como padre e hija, o como puto y puta que es lo mismo. Ni el varón se atreve a hablarle así, pero es su culpa porque me hizo a su imagen y semejanza. Está teniendo lo que pidió.
(Continúa…)
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